Al menos seis personas de origen extranjero participaron en singulares robos en la ciudad. Seguían a sus víctimas desde casas financieras y bancos para robarles grandes cantidades de dinero. No usaban armas. Solo una fingida solidaridad ante un problema que ellos mismos causaban.
Por Fernando del Rio
Son colombianos, mexicanos, chilenos o venezolanos. Sus identidades, falsas. Con nombres o apellidos que modifican con el paso de las semanas y una permanente movilidad, se asemejan más a fantasmas que a personas. Seguirles el rastro es casi imposible mientras no se detienen en despojar a las víctimas con su modo de robarles el dinero. Los bautizaron “Los Pincha-ruedas”.
Meses atrás comenzaron a llegar las primeras denuncias que mencionaban a delincuentes “probablemente extranjeros” dedicados a salideras bancarias o de oficinas financieras. Lo particular de sus acciones era la falta de violencia, un recurso que unificaba eficacia con prevención: de ser detenidos apenas podían imputarlos de un delito menor como el robo. Nada de armas para llevarse mucho dinero.
En el mes de abril, un hombre de apellido tradicional en el puerto de Mar del Plata extrajo una suma de dinero de un banco de la periferia. Era un monto cercano a los 400.000 pesos que tenía pensado cambiar a pesos en una casa monetaria de la del centro de la ciudad.
El hombre de 47 años pudo efectuar la operación y regresó con el dinero al automóvil que había dejado estacionado a un par de cuadras, en Luro y San Luis. No advirtió en ese trayecto a pie que estaba siendo observado. No pudo jamás saberlo. Tampoco cuando subió a su vehículo notó que un hombre y una mujer lo habían seguido desde la casa de cambio. Sin preocupaciones el hombre se marchó, pero al llegar a 25 de mayo y Catamarca, frente a la Biblioteca Municipal, una mujer se le aproximó en el semáforo y le comentó amablemente y con una tonada centroamericana que tenía una rueda pinchada.
Víctima sin retorno, el hombre frenó, descendió del rodado y corroboró la pinchadura. Fueron unos pocos segundos, tal vez un minuto, pero significó para los delincuentes la brecha buscada y necesaria para entrar al auto y alzarse con el maletín que guardaba 20.000 pesos y 20.000 dólares estadounidenses. Las cámaras de seguridad, a diferencia de la víctima, vieron todo: el seguimiento desde el banco a la casa de cambio, el corte en la rueda trasera del lado del acompañante y la interceptación. También el auto utilizado por la pareja de ladrones: un Volkswagen Gol alquilado en Buenos Aires por alguien de nacionalidad mexicana identificado como Pedro Jiménez Ocampo (26). Pese a que se sospecha que el nombre inscripto en el contrato de renta del vehículo fue falso, la policía insertó una orden de captura.
Ese caso fue el primero de varios hechos que se sucedieron en Mar del Plata, algunos con características diferentes, como el de mediados de mayo cuando un religioso brasileño fue víctima primero de su imprudencia e insensatez y luego de los delincuentes. El hombre de 42 años, que había llegado desde Dolores para realizar una operación cambiaria en la casa financiera de Rivadavia y San Luis, denunció un extraño pero real robo. Tras la transacción se dirigió a una cochera de Rivadavia al 2800 y guardó en el vehículo 99 mil pesos y 21 mil reales. Junto a un amigo continuó haciendo trámites y al regresar constató que tenía un vidrio roto y que faltaba el dinero.
Algunos testigos aportaron datos (características y patente) sobre un Toyota Etios y ese detalle fue agregado a la denuncia por la víctima. Un par de horas más tarde el automóvil fue interceptado en la Ruta 2, a la altura del peaje de Samborombón. Un hombre y una mujer, de nacionalidad colombiana ambos, iban a bordo. Stiven Garzón Gil (24) y Carolina Londoño (24) –esta última con credenciales de periodista- fueron aprehendidos ya que en el interior el rodado se hallaron pesos y reales. La coincidencia con el caso anterior es que el Toyota había sido alquilado en Buenos Aires.
La confirmación
Hizo falta un nuevo caso para que los investigadores de la DDI y de distintas fiscalías (la N° 4 a cargo de Andrea Gómez, la N°14 de Fernando Berlingeri y la unidad Fiscal de Determinación de Autores) entendieran que el encadenamiento de hechos era obra de una misma banda.
Ese episodio ocurrió el 1° de junio cuando un hombre de 44 años realizó una operación cambiaria en la zona de Luro e Independencia. Con 197.225 pesos dentro de un maletín el hombre se dirigió a la cochera de Independencia entre Luro y 25 de Mayo, donde tomó su automóvil y se retiró. Sin embargo, en calle Corrientes y Diagonal Alberdi Norte un hombre le advirtió que una de sus ruedas estaba en llanta. La víctima continuó algunas cuadras más hasta que una vez más el mismo individuo le reiteró la incidencia. La víctima, arrastrado también por el comportamiento del vehículo, descendió y se ocupó de cambiar el neumático pinchado, para comprobar poco después que lo habían despojado de todo su dinero.
Mientras la investigación cobraba fuerza, otros dos hechos estuvieron a punto de consumarse el 14 de junio. Un hombre de 44 años denunció que tras hacer una operación bancaria fue seguido por un Peugeot 408 color gris pero que, al cabo de algunas cuadras, pudo dejarlo atrás. Ese mismo día, otro ciudadano de 65 años de edad tuvo una gran respuesta ante lo inesperado: después de salir con mucho dinero de una casa financiera se subió a su auto y sintió que un neumático estaba pinchado. Condujo seguido por el mismo Peugeot pero tuvo la lucidez suficiente para no frenar y meterse dentro de una cochera.
Aunque los dos hechos quedaron en intentos solamente para la policía de investigación fue de gran relevancia conocer qué vehículo habían utilizado los presuntos ladrones. Con ese dato, al día siguiente lograron interceptarlo e identificar a los tres ocupantes: una mujer y un hombre colombiano, y otro venezolano. Los videos de las cámaras, testimonios y otras evidencias los confirmaron como participantes de algunos de los hechos anteriores y fueron imputados del delito de “robo”. Ante la imposibilidad de mantenerlos detenidos se los identificó como Luz Adriana González Gómez (47), Diego Díaz Torres (47) y Cristian Israel Sanabria (44).
Quienes sepan algo de los prófugos pueden colaborar comunicándolo al sistema de emergencias 911 o bien al 223 494 9848 de la D.D.I. Mar del Plata
Los investigadores creen que muchas de las identidades son falsas y que, naturalmente, ya no están localizables. En el mejor de los casos, están en Buenos Aires. En el peor, ya se retiraron del país. Sin embargo tres de ellos –se calculan no menos de 6 miembros de la banda- concuerdan sus fisonomías y sus posibles identidades. Por eso es que la Justicia libró orden de captura contra la pareja del Etios y el mexicano que alquiló el Volkswagen Gol.
“Si no se los puede detener, al menos que dejen de robar” dice el consuelo en forma de axioma que recorre de arriba hacia abajo a la fuerza policial desde siempre. Y en este caso parece cumplirse, ya que desde que se los pudo hallar e identificar al menos fisonómicamente, los hechos cesaron en la ciudad. “Los Pincha Ruedas” se fueron con su estrategia a otra parte.