Por Gerardo Gómez Muñoz
Uno prefiere acudir a la honda sensibilidad humana que enaltece la poesía de León Gieco, para no amarillear esta página con sensiblerías remanidas a propósito de la muerte de la mujer que dormía bajo un árbol, entre cartones, jeringas y frazadas en las inmediaciones del Museo del Mar. De todos modos hay médicos que deberán dar explicaciones muy pesadas ante la decisión de que la pobre mujer de 48 años, aterida y alcoholizada podía seguir allí en la gélida madrugada del domingo. Casi una condena de muerte inminente, a las tres de la mañana, a 200 metros del mar y con un viento con ráfagas casi de temporal. Y así fue, porque, apenas dos horas después, Mario, su pareja que había tenido la lucidez de llamar a una ambulancia, tuvo la certeza de que Ana Paula ya había muerto. El hombre dejó un legado que puede golpear a cualquier ser humano pero es de rogar que se clave para siempre en los profesionales y en los funcionarios. Porque han vivido un verdadero ejemplo de la frialdad del alma humana tan dura como la meteorológica, en una madrugada extrema que obligaba a la responsabilidad de su labor profesional. Mario, vaya a saber su estado en ese momento, tuvo en claro en que debía llamar a que atiendan a su compañera y luego para tirar una frase que lacera “no valemos nada, no hacen nada. Saben que estamos así acá, y nunca hicieron nada”. Ahora vienen y ya sobreabundan las explicaciones del fácil “post factum” que dirían los latinos.
Los políticos del bla, bla,…
El subsecretario de Desarrollo Social, hombre del Frente Progresista, desarrollaba ayer en LA CAPITAL un ágil detalle de todas las medidas que se ejecutan para atender a las víctimas no sólo sociales sino también del descarnado lenguaje burocrático “personas en situación de calle”. Incluye también la labor asistencial a la tarea de invalorables ong y a la misma Iglesia que, curiosidad al pasar, ¿se habrán puesto al día con la colaboración acordada por la prestación social del “Hogar de Nazaret”?
El diligente funcionario de Arroyo puntualiza que actualmente hay 250 personas que reciben la atención en los diversos paradores “ad hoc” de la Municipalidad. No obstante más del 10 por ciento, entre 25 y 30, no concurren todas las noches ni a comer. Es usual que los consultados ante ese fenómeno suelen encapsular la respuesta en una fórmula “son casos siquiátricos”. Bueno, un algo así como que “se arreglen”, porque pareciera que hasta allí no llega el imprescindible y obligatorio deber del Estado. Ni siquiera las changas, ni propinas de la inefable chaqueña que se ocupa de la alta política.
Quien estaba atareado ayer era el fiscal Fernando Castro que por la tarde tenía el informe de la autopsia de Ana Paula y caratuló la consiguiente causa como “averiguación causales de muerte”. Y comenzó la investigación de la actuación de los profesionales que “atendieron” a “la mujer en situación de calle”, los que estarían orillando según se comentaba en corrillos judiciales “el abandono de persona” o “el incumplimiento del deber de funcionario público”.
También hay que señalar que el subsecretario da una explicación que es una velada postura a lo Poncio Pilato, señalando que el día anterior a su muerte Ana Paula, como lo repetía con frecuencia, no concurrió al parador. Pero de acuerdo al testimonio de una ong -lo subraya la titular- concurría con frecuencia a esa entidad donde la asistían y daban contención. Claro, esa ong no entiende de burocracia, sí de “Dignidad” de la persona.
Siguiendo con el tema social
El campo de lo político, en cierta medida, parece haber sido limitado a los escarceos internistas y a los fotos, en búsqueda, poco disimulada, de posiciones en pos de los rentados sillones del 2019. Las entidades que representan a desocupados, cesanteados y otras que nuclean a la “economía independiente”, tienen claro el problema de la subsistencia. Tanto es así que la misma CGT que lidera Miguel Angel Guglielmotti, pese a que viene de uno de los gremios mejor remunerados, reclama medidas enérgicas como la declaración del Estado de Emergencia Alimentaria.
Estuvo el fin de semana en la ciudad una celebridad en el mundo como el padre Pedro Opeka, argentino, que desde hace 30 años en la africana Madagascar viene desarrollando una obra que muchos dicen que en algún momento le valdrá el Nobel de la Paz. Rescató pobladores y terrenos y construyó viviendas que hoy forman parte de seis nuevos poblados con 17 mil habitantes.
No se supo que nuestra dirigencia haya sostenido algún encuentro con él por si podía aprender alguna experiencia. Pero sí se vio que dos radicales que forman parte de gobierno estuvieron con él. El jefe del bloque de diputados provinciales de “Cambiemos” Maxi Abad y el concejal radical Ariel Martínez Bordaisco, quienes le entregaron en la Catedral, previo a la misa dominical, sendas placas de reconocimiento de la Cámara de Diputados y del Concejo Deliberante local por la increíble obra realizada.
El sacerdote también estuvo con una delegación de familias que trabajan en el Predio de Recolectores de Residuos. Mención que da pie para recordar y rogar que sea acompañada la tarea del obispo diocesano Gabriel Mestre cuya inquietud ha permitido visibilizar que en el basural marplatense viven y comen -aunque cueste creer- 500 marplatenses y que se ha creado una comisión que trata de dignificar el trabajo y la vida de esos hermanos. Hace unos días hubo una denuncia que reclamó porque la nueva entidad que regentea el predio, presuntamente, le había prohibido el ingreso “al trabajo”. El organismo oficial negó que la cuestión sea así, pero es bueno estar atento.
Arroyo lo conoció
En una de las sanatas habituales con que el intendente Arroyo trata de eludir la verdad manifestaba que no conocía ni sabía quién era Guillermo Montenegro. Bueno, ayer lo conoció y pese a que los amigos lograron captarlo solo con el ministro Guillermo Dietrich, hay testimonios en contrario. El ministro, el intendente de un lado y el diputado nacional a su lado y para colmo, el legislador hablando. Y eso no es nada sino que aprovechó la ocasión para solicitarle al titular de Transporte una obra de trascendencia para Mar del Plata, tal la avenida de circunvalación. Es decir que si en futuro inmediato sale el anuncio, la gente hablará de la obra que solicitó su adversario en la eventualidad de que se enfrenten en las próximas elecciones. Otra cosa, casi un detallito, que Arroyo hace como que no sabe, está cortado y muy lejos en la cola de todos los que se preanuncian o amagan con ser precandidatos.
Seguirá en taxi
Presuntamente por no encontrar forma de hacerse conocer el diputado de Lilita saltó al ruedo con la peregrina idea de habilitar el servicio o negocio del UBER, para arruinar en momentos tan críticos para el trabajo de los taxistas, la tarea de éstos. Guillermo Castello recibió fuego graneado que comenzó con Arroyo que no mezquinó cartuchos y de entrada le aseguró que no autorizaría tal cosa. No se quedó atrás el presidente del bloque de “Cambiemos” en Diputados, revelando la indisciplina irreflexiva del integrante del bloque de “Cambiemos, porque ni éste ni la Cámara habían analizado la posibilidad siquiera de discutir del tema. Para entenderlo al “lilito” se debería recordar que hace unas semanas adelantó que presentará su nominación a la sucesión municipal. Oí tango…, “cualquier cacatúa sueña con la pinta de Carlos Gardel”… Maxi y Vilma ni se dan por enterados como si no midieran o no quisieran.
Lamacchia sabe de qué habla
El “lord mayor”, el que sale de noche, con uniformados, a reforzar la seguridad en algún móvil que recorre las calles, a cada rato habla de cómo mejoró el tema. Los medios con su reseña diaria, dicen lo contrario y también abona esta última consideración el titular de la UCIP. Raúl Lamacchia acaba de efectuar declaraciones periodísticas que revelan la magnitud y cantidad de ataques que sufren los comerciantes. Tal vez Ritondo que acaba de estar en la ciudad a la que dotó de 100 nuevos chalecos de seguridad para sus efectivos, haya advertido que eso viene bien, pero hacen falta muchas cosas más. Tal vez combustible y, seguro, mejores sueldos para ellos y más trabajo para la gente.