En el marco de su Gira Dorada, la artista brindará un único show en la ciudad con "canciones especialmente seleccionadas para esta ocasión y toda la entrega".
La cantante, compositora y actriz Sofía Viola vuelve a Mar del Plata en el marco de su Gira Dorada, con la que se encuentra celebrando 15 años sobre los escenarios.
Junto a su banda El Combo del Ají, se presentará esta noche en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium, ofreciendo un repertorio de “canciones especialmente seleccionadas para esta ocasión y toda la entrega”.
“Todo lo que viví está plasmado en mis canciones”, aseguró la artista en una charla previa a su llegada a la ciudad junto al Pollo Viola en vientos, Juan Emilio Telechea en bajo, Nico Echeverría en batería y Leoni Zumbo en piano y acordeón.
Es que la música está con ella desde siempre, “era parte de mi crianza” compartió. “Estudiaba trompeta con mi papá y me encantaba cantar, fui al conservatorio y no me gustó así que me metía de lleno al canto. Intercalé con el teatro, luego vinieron las composiciones y a mis 16 años salí a un escenario con el personaje de ‘Curda’ cantando unos tangos acompañada de un guitarrista y un armoniquista. Dos años mas tarde di la cara como Sofía Viola y de ahí en adelante surgió un compromiso total como cantautora”, rememoró.
Con sus canciones “atravesé las grandes aguas, visité muchísimos destinos de nuestro continente, recorrí varias provincias de nuestro país, me relacioné con músicos de todas partes, me llegó música nueva, amistades, amores, experiencias”. Todo ello “está plasmado en mis canciones”.
“Ha sido una bendición elegir este oficio de cantora donde no existe un género, ni una manera de cantar, caben todas las posibilidades, la música es un caudal inagotable, está en movimiento, muta”, definió la artista que no se ha ‘casado’ con ningún género musical. “Siempre escuché música variada y aprendo de todo lo que suena”.
– ¿Cómo elegís tu repertorio?
– Elegir el repertorio es una de las cosas que más me cuesta hacer… me gusta volcarme a la espontaneidad del momento. Suelo elegir las canciones que más me divierta cantar, intercalando con lo que la gente suele pedir, yo sé que hay canciones que los suben, otras que calman, otras que emocionan, unas dan risa… trato de armar un picadito pero lo que más me divierte es cantar las canciones nuevas, las que no están en internet. Pero cuando estoy con la banda tengo que armar un repertorio acorde a los matices y las instrumentaciones, me gusta que haya un bloque de canciones lloronas y otro de pachanga, otra de canciones más clásicas, etc.
– ¿Qué es lo que más te gusta de la música latinoamericana?
– De la música del continente me gusta la familiaridad entre sí, me gustan los tintes de todos los folklores del mapa, no soy purista de los géneros, a veces se me mezclan. Tengo mucha cercanía con la música de Centro América, pero me conmueve tanto la cueca chilena, o los valses peruanos…es muy rica la música de estas tierras. El tango, los Andes, el Caribe, todo me encanta.
– Has hecho referencia a que en el canto y en la danza se expresa la conexión con lo divino, con la ancestralidad. ¿Cómo influye eso en tu música? ¿cómo lo articulás?
– Esto es una memoria, los bebés escuchan música y se mueven solos, no andan diciendo esto es bueno, esto es malo… está en nuestro ADN. Influye inevitablemente, la música es un lenguaje cósmico que practicamos todxs. Bailo en mi casa, canto en mi intimidad para el todo y en los conciertos es lo mismo, pero me toca estar un poco más conectada con los humanos para no perderme de ese momento presente. A veces cierro los ojos y siento que me voy a otra parte pero los abro y están todos ahí mirándome (risas). Canto con intenciones lindas, quiero que ‘Dios’ y todxs gocen con la música.
– ¿Qué buscas trasmitir con las canciones y que pretendes que se lleve el espectador cuando sale de un show tuyo?
– Quiero transmitir amor, risa y emoción. Que los seres que llegan se vayan felices, habiendo pasado una experiencia de risa, llanto, baile y libertad.