Asegura que cuando compuso sus primeros tangos con visión feminista "no había visibilidad de esta lucha por la igualdad de derechos". Ahora considera que "es mi responsabilidad" llevar ese mensaje al mundo.
La multifacética artista Sofía Viola se presentará hoy a las 21.30 en la Sala Payró del Complejo del Teatro Auditorium.
Compositora, intérprete, actriz, cocinera, creció en el underground de Buenos Aires y en las redes sociales sin premeditarlo. Tampoco premeditó el mensaje feminista de sus primeros tangos, pero está ahí. “Mi aporte feminista fue inconsciente” le reconoció a LA CAPITAL la artista que se nutre “del antagonismo” para comparar y componer.
Observadora, viajera, ecléctica, Sofía Viola ha llevado sus canciones a gran parte de Latinoamérica. Con su guitarra y su charangón ha recorrido diversos paisajes sonoros con un estilo arrabalero, rockero y tropical.
Tiene más de un centenar de canciones en su haber, que sorprenden por sus letras y variados temas que pueden ir de la ecología, la naturaleza y al amor, a las noches de borracheras o la comida chatarra.
Ha tenido la oportunidad de hacer colaboraciones con músicos de muchos países. A horas de presentarse con su banda en Mar del Plata, la artista le contó a LA CAPITAL que el show “va a ser una fiesta, vamos con mucho entusiasmo a presentar nuestro nuevo disco (“A mí, no”). Además tenemos preparadas unas cuántas canciones por fuera del repertorio del disco. Hace mucho que quería ir con mis compañeros a compartirles nuestro trabajo. Bolero, blues, cumbia, folclore, un montón de canciones, sonido eléctrico y acústico”.
– ¿Cómo analizás tu historia artística, desde lo under de tu barrio natal, hasta las giras, los espacios diferentes a los que te ha llevado tu arte?
– Es un continuo andar y andar. No me detengo mucho, aprovecho toda ocasión para cantar. Desde el primer día que me puse la guitarra al hombro asumí el oficio de cantora y compositora. Amo la vida en movimiento, aprender en la carretera, volver a Buenos Aires, extrañar otras culturas, adquirir conocimiento, conocer gente muy hermosa y talentosa. Incorporo nuevos sonidos a cada paso. La constancia es mi aliada para seguir expandiendo mi canción que es del mundo. Amo el oficio de trovadora. También me gusta bordar, cocinar y otras cosas más, pero nada ha logrado alejarme de esta bendita aventura que me propuso el canto.
– Si tuvieras que escribir en estos días una canción teniendo en cuenta las noticias, ¿Qué tema elegirías y por qué?
– Uffff… es muy jodido, no estoy tan al tanto de las noticias a propósito ya que me alcanza con lo que veo en la calle. Injusticia, indiferencia de clase, abuso del estado al pueblo trabajador, decadencia humana.
– Tus composiciones son eclécticas pero hay bastante de tango. Y en el tango el rescate de temas femeninos como “A mí no!” o “Menstruatango”. ¿Te considerás feminista? ¿Creés que como artista tenés posibilidad/responsabilidad de traccionar en favor de tus convicciones, en este caso los derechos de las mujeres?
– Mi mamá sin haber mencionado jamás la palabra feminismo me enseñó mucho de autonomía y libertad. El tango me acompañó desde los 9 años gracias a mi abuela que me mostró a Tita Merello, de ahí en más asumí mis ganas de cantar. Luego me sumergí en la milonga y aprendí de todo, el tango es machista pero mi aporte feminista fue inconsciente, son canciones viejas, de mis primeras composiciones, no había visibilidad de esta lucha por la igualdad de derechos, esta lucha por ser escuchadas ante tanta indiferencia por parte del macho y las mujeres inocentemente machistas. Es mi responsabilidad llevar este mensaje a todo el mundo. Somos muchas las muchachas en las luchas en nuestro país y eso rebota en todo el planeta.
– ¿Cambió tu manera de trabajar, de crear, de analizar el entorno y la realidad el tasladarte de la jungla de cemento de Buenos Aires a las sierras de Córdoba?
– Vivo en el mundo, me siento muy latinoamericana. Vivo de viaje y me adapto a todo clima, ciudad o campo. Necesito del antagonismo para comparar y componer. La vida en la naturaleza se me hace más bella pero en la ciudad aprendí a no horrorizarme, al comienzo el contraste me angustiaba pero ahora me entretiene.