Por Carlos Schilling
Si un dios me dijera: viví sin amor,
¿podría aceptarlo? ¿Podría jurarle
que nada me importan mi esposa y mis hijas
dormidas ahora en camas distantes?
¿Podría dejar mi casa y mis cosas
en manos ajenas? ¿Podría volverme
extraño a mí mismo, la mente borrada
el nombre tachado? Preguntas idiotas
que dicta la noche y el sueño contesta:
señor del insomnio enviado de un cielo
sin astros, quisiera hablarle con otras
palabras, quisiera decirle un discurso
perfecto… No sé, no puedo, me falta
el aire de solo pensar en un mundo
vaciado de sombras queridas. Perdón,
entonces, expongo mis dudas: ¿a cambio
de qué debería cumplir la promesa?
¿Aplausos? ¿Millones de dólares? ¿Putas
divinas? Si acepto, supongo que nadie
vendrá a reclamarme el voto incumplido,
y dado que venga, ¿a quién hallaría
aquí donde acabo de darme una mente
y un nombre imposibles? Silencio nocturno,
ya sos el testigo: confieso mi estafa
al dios que me pida vivir sin amor.
(De Ensayos de voz, inédito, poesía publicada en Poesía del pensamiento. Una antología de poesía argentina).