"Es el desafío más grande de mi vida", remarcó Edgardo Bauza. No solo dirigir a la Argentina, sino darle "equilibrio" a una Selección que siempre tiene que "arriesgar". Una charla que pasó por todos los temas, de su historia personal y del equipo nacional.
por Vito Amalfitano
Un desayuno con el técnico de la Selección Argentina. El comienzo del año del camino al Mundial. Y Edgardo Bauza no eludió ningún tema en el diálogo distendido con LA CAPITAL en el NH Gran Hotel Provincial. Con suma amabilidad incluso en el disenso. Con sonrisas para recordar sus tiempos de jugador, cuando ya se ponía a ver los viejas videocasseteras como si fuera entrenador. Con emoción para repasar su carrera. Y con rigurosidad para encarar los temas más importantes del equipo nacional, el partido con Chile, como hay que aprovechar mejor a Messi, quien es el 9 preferido…
-En Mar del Plata como técnico de la Selección, ¿lo imaginó alguna vez?
-Hubo un momento, cuando vivía Grondona, que habíamos hablado. Y antes de que Martino (Gerardo) asumiera habíamos tenido una conversación muy ligera. Que me habían abierto la posibilidad. Pero ahora en este momento no lo esperaba. Estaba en San Pablo trabajando y realmente estábamos muy metidos con el equipo, tratando de acomodarlo, y no lo esperaba. De repente empezaron a llamarme periodistas, en una semana se dio una movida increíble…Apareció nomás, se terminó dando, y me llega en un momento muy bueno en mi vida. Estoy tranquilo a nivel personal, tranquilo para tomar decisiones. Estoy contento porque me llega en un buen momento…
-Pero cuando empezó a jugar al fútbol en los potreros de Rosario, ¿pensaba en alcanzar un lugar así en el fútbol? Está el tango el sueño del pibe…Y a usted el sueño del pibe se le da como entrenador, más allá de la gran carrera que hizo como jugador…
-Inclusive como jugador logré más cosas que las que soñé. Yo empece a jugar al fútbol como todos. Cuando yo era pibe mi papá trabajaba en una fábrica de pelotas de fútbol. Así que toda la vida estuve corriendo detrás de una pelota. Me fui solo a probar a Central, sin decirle nada a nadie. Y quedé. Hice todas las inferiores. Pero fue todo una consecuencia. Nunca lo fui imaginando. Lo que vino fue todo producto de mucho trabajo, sacrificio. Nunca fui un jugador con demasiadas virtudes, pero sí con una gran convicción y muchas ganas. Jugué en selecciones juveniles, jugué y salí campeón en el club del que soy hincha, que es Central, llegué a estar en la Selección mayor, así que superé todas las expectativas. Y lo del DT fue una consecuencia. Siempre tuve una condición innata de líder en los equipos. Y siempre me decían: vos te tenés que dedicar a ser técnico. Pero nunca pensé lo difícil que iba a ser. Un día vino el presidente de Central en ese momento, Vesco, y me dijo “quiero que seas el coordinador general de divisiones inferiores”. Año 94…
-¿Y el estratega cuando aparece? El líder estaba, lo llevaba adentro, pero el estratega seguramente surgió después…
-Siendo jugador ya sí apareció. Me interesó la táctica siempre. Me acuerdo que veía los famosos videos con esos cassettes grandes, en las viejas videocaseteras…
-¿¡Ya como jugador veía videos por su cuenta!?
-Sí, sí, en Barranquilla…Allá estuve del 83 al 85. Y tal es así que el dueño del equipo en un momento me dijo que quería que yo fuera el técnico. Que jugara y fuera el técnico. Una locura. Ya como jugador yo estaba muy involucrado. En todas las cuestiones tácticas, en lo que el técnico decía. Y dentro de la cancha era el que ordenaba. Así me fui formando una idea. También sobre la importancia del diálogo y la organización de los equipos. Después tuve la suerte de tener técnicos que me han dejado mucho. A mi me hizo debutar Griguol en primera división, y fue un maestro. Después lo tuve a Zoff. Trabajé con Menotti, con Bilardo, con Saporiti, con Matosas. Técnicos todos que me dejaron cosas y uno las va volcando en su formación.
-Recién se minimizó un poco como jugador…Pero si no hubiera estado Passarella sería el defensor con más goles en la historia del fútbol argentino…Usted hizo 108, Passarella 134…
-Sí, bueno, era una época en la que los defensores hacíamos muchos goles. Daniel era un monstruo. Pero después estaba también Trossero y otros…Pero formaba parte también de la personalidad, de una forma de jugar. Todos los equipos tenían incorporado eso. En todos los clubes dónde estuve siempre hice goles. Era una característica de los marcadores centrales de ese tiempo, que participaban mucho…
-Passarella jugaba casi en el medio por momentos, casi era el “doble cinco” que llaman hoy…
-Claro, y yo también. Inclusive con Zoff jugué muchos partidos de mediocampista. Es verdad que la velocidad con la que se jugaba era otra y por ahí nos. permitía robar una pelota y pasar al ataque. Hoy robás una pelota y no te da el tiempo para llegar al arco contrario porque te devoran. Era otro fútbol. Pero era diferente pero tan difícil como el de ahora.
-Con respecto a esa época, ¿hoy faltan líderes? ¿faltan estrategas? ¿Incluso en la Selección…?
-No, no, los hay y son necesarios. Si no hay estrategas, si no hay líderes, no hay equipo que funcione. Nosotros los técnicos lo que hacemos es transmitir una idea,trabajar para eso. Si después adentro de la cancha no hay jugadores que continúen ese discurso, que organicen lo que uno trabaja es difícil de lograr las cosas. Todos los equipos tienen. La Selección los tiene. Mascherano es uno de ellos. Messi es otra ya. Sin hablar mucho, pero cada vez que habla el jugador lo escucha. Ha evolucionado en eso. Recibí a un Messi en condiciones de ser líder. Eso nos ayuda mucho en nuestro trabajo…
-¿Y ve reemplazo? Messi aparte, que es imposible. ¿Para Mascherano, por ejemplo?
-A ver, los líderes se van formando. Yo lo que veo es que la Argentina va a extrañar mucho a esta generación de jugadores. Van a aparecer igual. Siempre aparecen. Pero en lo inmediato no veo la jerarquía de estos jugadores. Tuvieron la suerte de perder tres finales, los han castigado, los han criticado. Pero realmente son jugadores de altísimo nivel y están jugando en grandes equipos y no es fácil reemplazarlos. La gente piensa que es fácil jugar en la Selección. Pero es muy difícil, la responsabilidad es muy grande, pesa mucho. Hay que ir formando esos líderes. Tiene que ver también con la estructura que tengan los clubes. Pero van a ser siempre necesarios, fundamentales.
-Hace un rato hablábamos de los defensores como Passarella y Bauza que lideraban desde el fondo. ¿Es difícil también hoy encontrar esos zagueros?
-A ver, por lo general los marcadores centrales tienen voz de mando. Por la posición que ocupan en la cancha. Por como ven el equipo desde atrás. Necesitan ellos que el equipo funcione bien para que ellos mismos se destaquen. Están siempre tratando de ordenar cada equipo. Van a seguir surgiendo en esa posición. Es difícil encontrar líderes delanteros. Es muy difícil. Porque la posición en la cancha tiene mucho que ver. El defensor de por sí es más responsable en su formación, en todo lo que tiene que transmitir. Eso de a poco lo va transformando en un líder. Y van a aparecer. Aparecen.
-Y ya metiéndonos más en lo futbolístico, es de imaginar que un técnico de Selección Argentina debe buscar zagueros rápidos y dúctiles y es difícil encontrarlos… Porque es el técnico de un equipo que tiene que ir arriba, que tiene que ir a buscar el partido, generalmente…
-Hoy una caracterítica primordial que deben tener los defensores, además de la altura, es la velocidad. Un defensor lento en un equipo que tiene que salir a ganar los partidos se le va a complicar demasiado. Ir a la mitad de la cancha y que te queden 50 metros atrás no es sencillo. El fútbol de hoy requiere jugadores más rápidos, la metodología de trabajo incluso lo va haciendo. Hoy al jugador lento se le complica. El fútbol cambió en los 90 cuando cambió el reglamento, cambió la forma de trabajar, de prepararse. La velocidad es una característica muy importante.
-Después de haber sido un defensor que iba al ataque permanentemente, que hacía muchos goles…¿por qué el técnico no mantuvo esas características, o siente que lo de entrenador “defensivo” es un encasillamiento?
-Siempre me han dicho lo mismo. Con San Lorenzo me decían que era mezquino y defensivo. Pero son características que te marcan algunos periodistas, que ven el fútbol diferente de una manera diferente a como lo ve uno. Si ven el fútbol diferente, es respetable. Ahora, ese San Lorenzo, por ejemplo, jamás fue mezquino, jamás fue defensivo. En la mitad de la cancha jugábamos con “Tito” Villalba por derecha y Piatti por izquierda, que eran dos delanteros. Y salió campeón de América, subcampeón en el torneo local. Pero sí, te encasillan. El primer crítico mío soy yo, y de mis equipos. Yo se cuando las cosas salen mal, que es lo que tengo que corregir. A veces tengo las armas para arreglar esas cuestiones, y a veces no. Yo se cuando el equipo tiene problemas. A veces se confunde “defensivo” con orden. Para mí los equipos tienen que ser equilibrados. Un equipo, si no defiende bien, no puede ganar nada. Para ganar, se tienen que involucrar los once…
-Si no ataca bien, tampoco…
-Sí claro. Así como para atacar exigimos que los marcadores centrales vayan hasta la mitad de la cancha, cuando defendemos los delanteros también tienen que saber retroceder para continuar siendo un equipo corto…Esta forma que yo trato de darle a los equipos hace que a uno lo tilden de esa manera. Ahora hay toda una movida con eso de la presión alta, de que hay que atacar siempre, como si eso fuera la única solución. Para mí el fútbol tiene dos facetas. Se ataca y se defiende. Y en la historia, todos los grandes equipos han defendido bien. De diferente manera, pero todos han defendido. Son formas de ver el fútbol y de juzgarlo. Yo no objeto eso porque soy partidario de pensar que en esto nadie tiene la verdad. No hay una verdad absoluta. Se ha salido campeón defendiendo, atacando. Hubo variantes tácticas en la historia. Cada uno tiene su manera de ver…
-En todo caso, el gran desafío que se le presenta en su carrera es encontrar ese orden defensivo en una Selección Argentina, que sí siempre tiene la obligación de ir al ataque y ser protagonista de los partidos…
-Sí, encontrar el equilibrio sin que se resienta el poderío ofensivo. Sí claro, porque Argentina, en la circunstancia que sea, y dónde sea, tiene que ir a ganar el partido. Entonces uno tiene la obligación de ir a buscarlo. El hecho de ir a buscarlo quiere decir que hay que arriesgar. Y así como Argentina tiene los mejores jugadores, uno juega contra equipos que tienen también a los mejores jugadores. Entonces el desafío es mucho más grande, y más difícil. Es el desafío más grande de mi vida. Con lo que significa la Selección para un país como el nuestro, tan futbolero, con 40 millones de técnicos. Dónde todos piensan que tienen la verdad. Es un desafío muy grande pero, como te decía al principio, me agarra en un momento en el que estoy muy tranquilo en mi vida, muy seguro de lo que tengo que hacer. Estamos en un proceso, con los jugadores, de pleno conocimiento. Del primer partido al último estamos dando pasos para adelante. Y ahora estamos con dos objetivos muy claros: el primero es clasificar al Mundial, el segundo será ganarlo. Ahora estamos en ese primer desafío. El equipo de a poco está alcanzando ese equilibrio. En el último partido con Colombia se pudo lograr, en otros partidos no. Estamos en ese camino.
-Justamente el pico más alto lo vimos en San Juan en ese partido. Y el pico más bajo nos pareció que lo vimos en Belo Horizonte ante Brasil. Teniendo en cuenta el tembladeral que es el fútbol argentino, ¿sintió el cimbronazo después de esa derrota? ¿O el ahora vienen por mí?
-No, nunca, nunca. No, si uno se pone a pensar en eso no puede trabajar. Pero para mí el peor partido no fue ese. Para mí el peor partido fue con Paraguay. Con Brasil sabíamos que teníamos un partido difícil. Empezamos bien, los primeros 20 minutos fueron parejos. Pasa que terminamos 2 a 0 abajo en el primer tiempo y yo hice cambios para tratar de remontar el partido y obviamente le di muchas facilidades a Brasil para que jugase con mucho espacio con ese tipo de jugadores. Pero con Paraguay decididamente jugamos un mal partido. Además de que no acertamos cosas puntuales, como el penal de Agûero, el mano a mano que tuvo el propio Agûero. Pero ese partido de local fue cuando el equipo tuvo menos posibilidades de sacarlo adelante. Pero también sirvió para analizarlo, hablarlo con ellos y a partir de ahí mejorar. Cuando uno tiene golpes como esos, al equipo lo ayudan.
-¿Con Chile es una final?
-Es un partido clave. Primero porque es un rival directo. Pero más que nada por haber perdido con ellos la última final de la Copa América. Los jugadores quedaron muy dolidos después de eso. Fue un partido que pudo haber ganado Argentina en la cancha. Creo que el arbitraje jugó un papel importantísimo. Porque a Messi le pegaron mucho, el árbitro fue muy permisivo. En ese partido Chile debió haber tenido uno o dos expulsados. Pero es una buena selección, con jugadores desequilibrantes de la mitad de la cancha hacia adelante y para nosotros es muy importante. Creo que si Argentina gana los tres partidos de local se clasifica, y el primero es Chile. Vamos a tratar de preparararlo bien para ello.
-Usted destaca el partido con Colombia. Y en ese partido tuvo ese estratega y abastecedor de juego en Ever Banega. ¿Ese es el formato que mejor le calzó al equipo?
-A ver, por momentos salió muy bien…Banega es un jugador que también es líder y lo que tiene Banega es que ha evolucionado tanto que puede cumplir dos o tres funciones, jugar en dos o tres posiciones. Me da la posibilidad de poder utilizarlo de diferentes maneras. A veces ponerlo un poco más atrás, que pueda trabajar defensivamente mejor, o lo puedo poner más adelante para que se junte con Messi y el resto. Ha aprendido a moverse en distintos lugares de la cancha. Aparte de eso, es un buen líder. Es un jugador positivo, es un jugador que ordena. Para mí es muy importante…
-En los primeros partidos no había jugado como titular con usted. Y había jugado con Martino casi como jugador libre…
-Sí, como enganche…
-¿Usted buscó otra cosa cuando no empezó jugando él de titular?
-No, no, yo también lo hice jugar un poco adelante. Pero la idea mía es que juegue un poco más atrás, no tan adelante. Depende del rival, de la formación que utilicemos. A veces, por ejemplo, si juegan Dybala y Messi yo no necesito que él meta el pase muy adelante. También depende mucho del rival y de la formación que utilicemos. Pero lo bueno es que yo lo puedo utilizar en dos o tres posiciones. Yo se que si no juega pero lo tengo en el banco él me da soluciones inmediatas para diferentes situaciones. Es un jugador que por su jerarquía y personalidad, no le pesa. Le digo, andá, entrá en esta posición, va y lo hace bien. Cosa que a lo mejor a otro jugador con la camiseta de la Selección le cuesta más.
-¿Cuál es la mejor posición para Messi?
-No importa el lugar de la cancha. Lo que importa es que el equipo pueda mover la pelota y llevarla para dársela en un lugar determinado de la cancha para que él pueda desequilibrar en los últimos 25, 30 metros. Obviamente que de acuerdo a los rivales la posición de él va variando, a veces juega por el medio, a veces por la derecha. Conmigo ha jugado más por la derecha que por el medio pero él termina jugando mucho por el medio, porque se siente más seguro, cerca del arco. Entonces lo que hacemos es que el equipo trate de llevar la pelota a un lugar determinado para que él pueda desnivelar. Eso también tiene que ver con el rival. A veces lo marcan hombre a hombre y hay que jugar de otra manera y él moverse de otra manera.
-¿El 9 suyo es Higuaín?
-Bueno, hoy por hoy es el titular. Pero más allá de eso sabe que atrás de él está Pratto, está Icardi, está Alario. Que juegan de centrodelanteros bien metidos en el área. Hoy, por su presente, por todo lo que aporta, Higuaín es el titular.
-¿Tiene en la cabeza ya el equipo para jugar contra Chile?
-En la cabeza lo tengo pero falta mucho y hay muchos partidos en el medio. Ruego que no haya lesionados, que lleguen todos bien para ese partido y que jueguen los mejores.
-¿El que tiene en la cabeza es muy parecido al que jugó contra Colombia?
-Sí, sí, muy parecido.