La idea de los organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 es definir qué servicios se mantendrán, cómo se ajustarán las ceremonias de cierre y clausura y qué medidas se adoptarán para luchar contra el Covid-19.
por Agustín de Gracia
TOKIO, Japón.- Simplificar, reducir y ajustar se están imponiendo como verbos preferidos para los responsables olímpicos, que ocasionalmente tienen que salir al paso para negar con contundencia otro verbo más temido: cancelar.
Tokio 2020 ha entrado en una etapa de planificación del achicamiento y preparar el escenario de unos Juegos Olímpicos que será radicalmente distinto al que se planeaba hasta hace unos meses, debido al impacto de la pandemia de coronavirus.
El cronograma olímpico coloca los preparativos actualmente en la fase de “reexaminar y revisar” múltiples puntos, de acuerdo con los principios aprobados en la más reciente reunión del Comité Olímpico Internacional (COI).
A un año y un mes de que den inicio las competiciones olímpicas, la idea es definir qué servicios se mantendrán, cómo se ajustarán las ceremonias de cierre y clausura de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos y qué medidas se adoptarán para luchar contra el covid-19.
Hacia septiembre se entrará en la fase de medidas adicionales contra el Covid-19, teniendo en cuenta cómo se encuentre la pandemia para entonces, antes de que en enero se prepare la implementación de todo lo acordado.
En suma, como señaló hace poco el director ejecutivo de Tokio 2020, Toshiro Muto, se están revisando 200 ítems para analizar, aunque ideas concretas hay pocas todavía, o por lo menos no se han hecho públicas.
Hay un principio básico: las competiciones se mantendrán como sea posible “y sólo se adaptarán al nuevo contexto si es absolutamente necesario por razones operativas de los Juegos”.
A falta de conocer cuáles serán los pasos concretos, los organizadores han apuntado, por ejemplo, “reconsiderar elementos culturales que no sean centrales”, sin que ello impida la “optimización” de las competiciones.
Pero lo que nadie quiere oír hablar es de cancelación pese a que hay ruido de fondo, si bien no tan fuerte como hace varios meses, cuando muchas voces pedían el aplazamiento de Tokio 2020 y los responsables olímpicos se resistían una y otra vez a aceptarlo.
“Nunca se ha hablado sobre cancelación. No es correcto especular sobre escenarios hipotéticos”, sostuvo recientemente el presidente del comité organizador de Tokio 2020, Yoshiro Mori.
Ya desde hace un par de meses se viene advirtiendo de que no hay posibilidad de otro aplazamiento en las competiciones olímpicas y en caso de que no se puedan disputar en las fechas revisadas no habrá más remedio que cancelarlas.
El temor es que la pandemia de coronavirus siga amenazando al mundo el año próximo, por el surgimiento de nuevos brotes o la reaparición de otros viejos, y aún se carezca de una vacuna o de un tratamiento con fármacos definitivo.
“Para los atletas sería muy difícil si los Juegos Olímpicos son para más adelante”, reconoció la semana pasada la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, una figura con gran relieve político en Japón y volcada por completo en los preparativos.
Los organizadores de Tokio 2020 han dejado claro el cronograma de actuaciones antes de que la llama olímpica encienda el pebetero el 23 de julio de 2021, pero no hay un parecer unificado sobre cuándo quedará superado el fantasma de una posible cancelación.
Se han hablado de fechas como octubre o marzo próximo, todo dependiendo del desarrollo de la pandemia de coronavirus, pero no hay una certeza en ese sentido.
“Un tema importante será cómo se están llevando a cabo las clasificaciones en marzo del año que viene”, señaló a comienzos de este mes el exministro para los Juegos Olímpicos y vicepresidente del comité organizador de Tokio 2020, Toshiaki Endo.
“Todavía no está claro cómo estará la situación del nuevo coronavirus el verano (boreal) próximo. Es muy pronto para analizar si habrá Juegos Olímpicos o no”, agregó Endo.
En suma, las dudas persisten, aunque se les resten importancia en los canales oficiales.
Las tienen por ejemplo, los patrocinadores: una reciente encuesta de la cadena pública de televisión nipona indicó que dos tercios de las corporaciones que patrocinan los Juegos Olímpicos no han decidido aún si extender sus contratos más allá de diciembre.
EFE.