Nació en Bruselas pero creció en Banfield y Agronomía. Estudió Letras, se recibió de maestro, se fue a París y vivió escribiendo sobre “la realidad”: la que vemos, la que nos duele, la que llamamos “fantástica”.
Por Daniel Giarone
“Mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas”, escribió Julio Cortázar, quizás sin saber que esas palabras, a 106 años de su natalicio (un 26 de agosto), definen como pocas su relación con la literatura y con el mundo del siglo XX.
Llegó a Buenos Aires en 1918, a los cuatro años de edad. Había nacido en Bruselas, Bélgica, donde su padre trabajó como agregado comercial en la embajada argentina hasta que el estallido de la Primera Guerra Mundial lo obligó a radicarse en Suiza. Después, Julio José Cortázar y María Herminia Descotte, decidieron regresar a Buenos Aires.
Vivió primero en Banfield y después en el barrio porteño de Agronomía, en cuadras de casas bajas y siestas largas. Allí aprendió a mirar con asombro y extrañamiento, lo que sería una marca de buena parte de su producción literaria: lo fantástico anidando en la vida cotidiana.
En 1932 obtuvo el título de maestro. Tres años más tarde comenzó la carrera de Filosofía y Letras, que abandonaría para ayudar a su madre. En aquellos años también dio clases y publicó estudios de crítica literaria. Bajo el seudónimo de Julio Denis publicó su primer libro, la colección de sonetos Presencia (1938).
Escribió: “Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios”.
Es el comienzo de “Casa tomada”, quizás su cuento más leído y reseñado. Publicado primero en la revista “Los anales de Buenos Aires”, dirigida por Jorge Luis Borges, y después incluido en Bestiario, relata la historia de una casa habitada por dos hermanos que es ocupada progresivamente por desconocidos que el texto nunca revela, como tampoco sus motivaciones.
El cuento, donde lo no dicho es más importante que lo que se dice, fue sujeto de múltiples interpretaciones (metáfora del desconcierto de las clases propietarias frente a la irrupción del peronismo, entre otras) yse convirtió en un sinónimo de la forma en que entendió la literatura.
En 1951, Cortázar viaja a Europa para asentarse en París, donde vivirá hasta su muerte. Cuando abandonó la Argentina ya había publicado sus libro de cuentos Bestiario (1951).
En 1963 publicó Rayuela, novela que rompe con la estructura tradicional del género dado que puede leerse en dos direcciones: en orden correlativo (del primer capítulo al último) y “saltando” entre los distintos capítulos (al final de cada capítulo se indica por cuál se debe seguir).
Rayuela fue traducido a una treintena de idiomas y formó parte escencial del denominado boom latinoamericano, esto del aumento de lectores de la literatura latinoamericana fundamentalmente en Europa y del que participaron Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y el propio Cortázar, entre otros escritores.
También en 1963 viaja a Cuba para formar parte de un jurado de las Casas de las Américas. Desde entonces tuvo un activo compromiso con la Revolución Cubana, que no lo privó de críticas al gobierno de la isla. También acompañó al gobierno de Salvador Allende en Chile y a la Revolución Sandinista en Nicaragua.
En 1974 formó parte del Tribunal Internacional Russell II, que dio cuenta de las violaciones a los derechos humanos en América Latina, donde se expandían las dictaduras militares con apoyo de los Estados Unidos, situación que también denunció.
Músico aficionado (amante del jazz) y apasionado del boxeo (supo utilizarlo como metáfora: “La novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock-out”), Cortázar publicó 28 obras (cuatro de ellas póstumas), en las que hay cuentos, novelas, poesía, prosa poética, dramaturgia y misceláneas donde se cruzan géneros diversos.
Lectores de todo el mundo todavía disfrutan de su concepción lúdica de la literatura (Final de Juego), fantástica (Historia de Cronopios y Famas) y comprometida (Libro de Manuel). También de su condición de crítico literario (Clases de Literatura) y traductor (Cuentos Completos de Edgar Allan Poe).
Cortázar murió en París el 12 de febrero de 1984 víctima de una leucemia. Fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, todavía sin aceptar las cosas como le fueron dadas.