Por Ignacio Ortega
KIEV, Ucrania.- El legendario seleccionador y técnico del Dinamo Kiev, Valeri Lobanovski, sólo hablaba ruso, pero es una institución en Ucrania. Leyendas del fútbol soviético que jugaron a sus órdenes maldicen ahora a los rusos por atacar su país.
“Si Lobanovski estuviera vivo, estaría en primera línea”, comentó a Efe Alexéi Mijailichenko, que jugó la final de la Eurocopa de 1988 ante Holanda.Incluso durante la revolución europeísta del Maidán (2014), la estatua de Lobanovski erigida frente al estadio del Dinamo y situada en medio de las barricadas fue respetada tanto por revolucionarios como por efectivos antidisturbios.
Lo que más duele a estrellas del fútbol patrio como Mijailichenko, Yevtushenko o Bessónov es que el pueblo hermano ruso calle y otorgue ante los planes militaristas del jefe del Kremlin, Vladímir Putin.
En la entrada al coliseo del Dinamo aún figura el anuncio del partido de liga previsto para las 14.00 del 26 de febrero ante el Inhulets, encuentro que nunca llegó a disputarse porque se canceló la reanudación del campeonato ucraniano tras el receso invernal.
No se puede hablar de zombis
“Rusia es un país enfermo. Es una pena que seamos vecinos. Sólo nos ha traído problemas. Con el pueblo ruso no se puede hablar, son zombis”, señala Mijailichenko.
Insiste en que los ucranianos son diferentes a los rusos, a los que llamó a aislar, ya que no merecen vivir en el mismo planeta que el resto de país.
“No queremos convivir con los paletos e incultos rusos. Somos otras personas. Los rusos son extraterrestres”, señala Mijailichenko, quien ha reunido a toda su familia en una casa a las afueras de Kiev por motivos de seguridad, asegura que Putin ha logrado unir a todos los ucranianos.
“Ahora sólo falta que el mundo salga a la calle y nos apoye contra Rusia”, señala.
Putin es culpable
Vadim Yevtushenko, otro discípulo de Lobanovski, acusa a Putin de “convertir en los últimos diez años al pueblo ruso, antaño amante de la paz, en cómplice de todo lo que ocurre en Ucrania” a través de “la propaganda” y “el lavado de cerebro”.
“Putin ha cometido el crimen con el beneplácito silencioso del pueblo ruso. Si los rusos no fueran tan pasivos, no se hubiera atrevido a dar semejante paso. Que el pueblo ruso calle, es muy triste”, asegura.
Cuando un dirigente lleva “mucho tiempo en el poder, su cabeza empieza a fallar”.
“Los que llevan mucho tiempo en la poltrona se convierten en dictadores. Es el caso de Putin, (el bielorruso Alexandr) Lukashenko o (el libio Muamar el) Kadafi”, explica.
En cambio, en las democracias los presidentes no están más de uno o dos mandatos, lo que convierte a Ucrania, donde Volodímir Zelenski llegó al poder en 2019, en un “ejemplo” para el resto de países en el espacio postsoviético.
Hablar ruso, ser patriota ucraniano
“Lobanovski nunca habló una sola palabra de ucraniano, pero es un símbolo de nuestro país”, señaló a EFE Artiom Frankov, popular periodista deportivo ucraniano.
A su vez, Yevtushenko explica que en tiempos soviéticos el único idioma en la educación superior era el ruso, pero eso no significa que esas personas nacidas en la URSS no estén “orgullosas de ser ucranianos”.
“La lengua no significa nada. Soy ucraniano y entiendo el idioma, pero hablo ruso, ya que nací en Dnipró, en el este del país”, explica.
En su opinión, Putin pensaba que “los habitantes de las zonas rusoparlantes recibirían a los tanques rusos con flores y recibió una buena bofetada”.
“Esa es una auténtica muestra de patriotismo. l nunca lo ha entendido. Los ucranianos somos un pueblo y Ucrania, un país independiente”, subrayó.
Empuñando un fusil
Otra leyenda del fútbol ucraniano, Vladímir Bessónov, tampoco se anduvo por las ramas. Cogió un fusil y se alistó en las filas de las unidades territoriales de defensa.
“Aquí a los rusos no los necesitamos. Defenderemos nuestra patria y nuestras casas”, dijo en un vídeo colgado en las redes sociales.
Bessónov, cuya actitud ha sido muy alabada por sus compatriotas era el comodín de Lobanovski, ya que “jugaba en todas las posiciones”.
“Lobanovski era un entrenador capaz de crear un equipo de gran nivel con los recursos que tenía en sus manos. Lo hizo en el Dinamo y en la selección soviética”, explica Frankov.
Por ello, añade, el técnico “es un ejemplo para el Ejército ucraniano como profesional que cumple con sus funciones”.
“Era un hombre práctico. Se puede ser patriota y no conocer el ucraniano”, insistió.
EFE.