La familia de Luciano Olivera había encabezado una manifestación que se desarrollaba pacíficamente pero luego el ánimo de algunos se exaltó y todo terminó con piedrazos, y represión policial con balas de goma frente a la comisaría. También hubo disturbios y roturas frente a la municipalidad.
MIRAMAR (Corresponsal). – El asesinato de Luciano Olivera (16) mantiene en conmoción a Miramar, y mientras su familia, amigos y allegados siguen pidiendo Justicia una marcha que comenzó pacíficamente prosiguió con serios incidentes frente a la comisaría y en la plaza principal .
Si bien no se registraron víctimas y heridos de gravedad hubo gente que terminó con contusiones, al menos dos efectivos de Infantería con lesiones y además se generaron destrozos en la sede policial y alrededores.
Todo había iniciado cerca de las 17 en la plaza central de la ciudad sita en avenida 26 y 21, donde se escucharon reclamos por el crimen del joven. Poco a poco las pancartas y banderas con leyendas alusivas y cánticos hacia la fuerza policial se fueron incrementando al igual que la cantidad de público que acudió al lugar intentando sumar su apoyo.
Tras una hora allí, la caravana encabezada por Judith, la mamá de Luciano, junto con tías, primos y el padrastro del chico fallecido comenzó su recorrido por calle 21 hasta llegar a la avenida 12, donde hubo un impasse de casi una hora para retornar por la misma calle principal.
Judith en determinado momento quiso dirigirse hacia la comisaría, sus parientes la alentaron a que no tomara esa determinación. Costó convencerla y cuando todo parecía normalizarse, una botella de agua voló, cayó cerca de los efectivos de Infantería que custodiaban el lugar y comenzaron a escucharse detonaciones y a volar piedrazos desde cierto sector de los manifestantes. Esto determinó que la violencia descontrolada se desatara, rompiendo y arrojando baldosas y todo tipo de objeto contundente hacia los efectivos que formaban un escudo frente a la sede policial.
Los disturbios se extendieron por varios minutos, y eso hizo que las fuerzas de seguridad aumentarán su número y formaron dos cordones bien definidos mientras reprimían con violencia y balas de goma el accionar similar de una maza descontrolada que además de insultos, arrojaba de todo con tal de descargar su ira contra la policía, responsable de la muerte absurda de Luciano Olivera.
Muchos vecinos optaron por bajar las persianas de sus casas y hasta un supermercado cercano cerró sus puertas preventivamente, ante la batería de objetos contundentes y perdigones repartidos por la avenida 23 y las veredas.
Con el avance de Infantería, la multitud enardecida se fue dispersando, aunque luego algunos se dirigieron hacia el edificio municipal sito sobre calle 28 a metros de la 21 donde rompieron varios vidrios del acceso custodiado por uniformados y prendieron fuego, accionar que se extendió durante la noche.