Cultura

Según el escritor Jonathan Safran Foer, en el mundo virtual y en la literatura es más fácil existir y ser uno mismo

Por Lara Malvesí

Se acaba de publicar después de once años sin novedades editoriales, la novela de Jonathan Safran Foer “Aquí estoy”, por el sello Seix Barral. Israel y el judaísmo, la culpa en sus textos, los problemas creativos del escritor, la felicidad y el matrimonio son, entre otros, los temas de su nueva novela y los que aborda en esta charla.



NUEVA YORK – El escritor estadounidense Jonathan Safran Foer, que presenta “Aquí estoy” (Seix Barral), su primera novela en once años, explicó en una entrevista en su casa en Brooklyn que “escribir no es un escape, más bien todo lo contrario”.

El autor de “Todo está iluminado” y “Tan fuerte, tan cerca” rompe el silencio para contar la historia de un divorcio inminente que coincide en el tiempo con un terremoto en Oriente Próximo que borra a Israel del mapa, provocando un escenario internacional caótico. “No es que tuviera el bloqueo del escritor, ni el miedo a la hoja en blanco.

De hecho, sí escribí algunas cosas, pero nada me importaba y me llenaba lo suficiente como para desarrollar una nueva novela”, dijo el autor. “Tengo colegas autores capaces de ver un libro como un nuevo proyecto, que no tienen tantos remilgos, pero yo no sé escribir así”, señaló Foer, quien reconoció que cada vez que termina una novela no puede evitar pensar que será la última.

Como el protagonista, Foer ha sido padre varias veces en los últimos años, y es sencillo para el lector imaginarle en la misma coyuntura que a Jacob, personaje central de “Aquí estoy”, intentando ser un buen marido, un buen padre, un buen hijo y un buen judío. “No es que esta novela haya sido una catarsis ni una terapia. Tampoco es autobiográfica, aunque sí digo que es personal porque estoy sensibilizado con mucho de lo que explico”, apuntó.

Foer aseguró que no se siente un escritor distinto pasados los años y tras el nacimiento de sus hijos, aunque reconoció que siempre ve distancia con la persona que era en cada uno de sus libros anteriores. “Leo lo que escribí y no es que no me reconozca o reniegue, pero me da la sensación de que es otra persona con la que tengo mucho en común”, señaló.

Foer explicó que el libro trata, entre otros muchos asuntos, de la felicidad y de las decisiones trascendentes de la vida, como separarse o continuar un matrimonio, o ir a Israel a luchar o quedarse en EE.UU. “Según envejezco cada vez me cuesta más tomar decisiones.

Equivocarse cuando eres más joven es sencillo porque afecta a menos personas y casi no hay consecuencias”, señaló Foer, quien apuntó que “lo maravilloso de escribir es que si algo no te gusta puedes volver atrás y simplemente cambiarlo”. Igualmente, “Aquí estoy” es una historia del cambio de expectativas que uno vive al hacerse mayor.

“De adolescente sueñas a lo grande y las pequeñas cosas te parecen la antítesis de la experiencia vital y de la emoción. De mayor te relajas porque si no lo haces y continúas con las mismas expectativas…, entonces te espera una vida muy infeliz”, señaló.

En su última novela, el escritor da protagonismo igualmente al mundo virtual del que se rodea o en el que se aísla el ser humano, un mundo que dijo “al igual que en la literatura, es más fácil existir y ser uno mismo que en la vida real”. “Aunque sea una paradoja, es más fácil a veces sentirte tú mismo realmente en ese mundo de ficción, virtual, que en el mundo en el que eres, digamos, corpóreo”, afirmó.

Como en sus anteriores novelas, el judaísmo y las tradiciones propias del credo están muy presente, aunque Foer insiste en que “no se habla de Israel en tantas páginas”. “Es verdad que el libro tiene un contexto cultural claro. Pero creo que se tratan asuntos universales”, señaló el autor, quien dijo que “sólo quizá” introduce el judaísmo en sus novelas por “sentimiento de culpa”.

Preguntado por las elecciones en EE.UU., Foer se mostró “convencido” de que la vencedora será la candidata demócrata Hillary Clinton, si bien “el hecho de que (el aspirante republicano a la Casa Blanca, Donald) Trump haya llegado tan lejos es significativo de que algo va mal”.

“Hay mucha gente frustrada y él (Trump) canaliza esa frustración. La demagogia siempre es más sencilla que la búsqueda de soluciones. (…) Pero la gente no es racista ni estúpida. El lo es. La gente sólo actúa así porque está cabreada”, apuntó.

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