Opinión

Se inició la impredecible era Trump

por Raquel Pozzi* Profesora en Historia (UNMdP)

Donald Trump es el nuevo inquilino de la Casa Blanca. El cataclismo del triunfo de Trump solidificó la teoría del “cisne negro”, de Nassim Nicholas Taleb, ensayista libanés nacionalizado estadounidense, quien sostiene el impacto de lo altamente improbable de un suceso raro que tiende a ser fundamentado desde la lógica sin tener en cuenta lo extraordinario de la rareza.

El escenario de la futura política estadounidense es impredecible, los únicos indicios que pueden contribuir a delinear la ruta de las decisiones del nuevo presidente es el nombramiento de leales colaboradores, entre ellos: Mike Pence (vicepresidente) avezado político que será el nexo más importante por el conocimiento que adquirió después de 12 años en la Cámara de Representantes; Reince Priebus -actual presidente del Comité Nacional Republicano- será el nuevo jefe de gabinete y Rey Tillerson, ex director de la petrolera Exxon Nobil, quien es el nuevo secretario y aspira a convertir a EEUU en superpotencia nuclear global.

El “dream tream trumpeano” diseñará la política exterior teniendo en cuenta los asuntos prioritarios en la agenda del presidente que fueron bosquejado en la campaña electoral. A través de declaraciones altisonantes de Trump, el reacomodamiento global predice que los antiguos amigos de la Casa Blanca comenzarán lentamente a saltar el muro hacia la oposición. Canadá; México; Israel; La Unión Europea y otros se preparan para amortiguar el colapso del orden liberal ante las drásticas medidas proteccionistas que D. Trump ha anunciado hasta el cansancio.

El termómetro mundial se elevará o se enfriará según las acciones políticas estratégicas que adoptarán la Federación Rusa y La República Popular de China según las decisiones que tomará Trump, pero hay otros estados- actores, no menores, que protagonizarán escenas bizarras e impensadas en la historia de las relaciones internacionales mundiales.

Agenda desordenada

Si bien EEUU; China y Rusia triangularán las decisiones futuras, la cual genera cierto desasosiego, sin embargo quien bocetó y naturalizó la sensación de incertidumbre a nivel global, fue la sorpresiva decisión de los ciudadanos británicos del Brexit.

La magnificencia de los pasmos políticos en la Unión Europea por la secesión británica es imposible de soslayar en esta columna. El Reino Unido de Gran Bretaña dueño de la anticipación, ya habría dado indicios de la existencia de cisnes negros, el impacto de lo altamente improbable deviene de las viscerales decisiones de la voluntad popular. La agenda del nuevo inquilino tiene en vilo al mundo ya que en sus discursos, variadas fueron las propuestas que generaron un tembladeral en todos los órdenes, desde romper con los acuerdos del NAFTA; retirar a EEUU de la OMC; el muro de México; la amenazas de los aranceles del 35 % a las empresas automotrices que instalen sus industrias en México; la urgente necesidad para Trump de comercializar solamente con una “China unificada” incluyendo a Taiwan; el adiós al acuerdo climático en Paris; la defensa a inyectar de mayor petróleo al mercado mundial; rever el acuerdo nuclear de EEUU/UE con la República Islámica de Irán, hasta el reconocimiento a favor de la Federación Rusa en los conflictos con Ucrania, apela al mundo a agazaparse ante las decisiones testosterónicas del nuevo inquilino de la Casa Blanca.

El quimérico inquilino

Winston Churchill pregonaba la escasa y fútil lógica cuando afirmaba que “la debilidad de los virtuosos contribuye al fortalecimiento de los malvados”.

Los vitriólicos cánticos xenófobos y los pecados de la mediocridad se presentan como déjà vu cuando el atractivo tramado sintáctico y fonético de las retóricas discursivas de Trump estrechan lazos entre aquel mundo de entre guerras al actual mundo de turbulencias. Surgido de las penumbras del surrealismo de Roman Polansky actor y director de la película “el quimérico inquilino” nos ofrece una combinación de suspenso y miedo al estilo kafkiano sobre el personaje Trelkovsky, el inquilino de un apartamento en Paris que padece de brotes psicóticos y delirio paranoicos. La combinación por un lado de las fantasías del protagonista y la realidad norteamericana deja entrever que tanto narrador como lector omnisciente quedan atrapados en el ardid del resultado infalible “Creer en lo que crean”, parece un simplismo lúdico, pero nada es tan atinado cuando lo impensado se adueñó de la lógica Kantiana al considerar que “entre la sensibilidad y el entendimiento sólo hay lugar para lo impredecible”. Estados Unidos de Norteamérica ha cooptado la atención del mundo en una trama cinematográfica de suspenso…. por ahora.

Los vientos soplan a destajo desde todas las direcciones pero con mayor fuerza insuflan desde el este. Por un lado la geografía territorial soñada por la Federación Rusa está a pocos pasos de concretarse, el gran sueño de una aggiornado Unión de estados federales rusos en antaño la URSS (ya lo hizo con Ucrania y ahora va por Lituania; Letonia y Estonia); por otro lado la antigua ruta de la seda añorada por La República Popular de China está en pleno desarrollo (basta con observar la ruta a Kazajistán plagado de obreros chinos y custodiados por la FFAA chinas en el contexto de las guerras en Medio Oriente); Por otro lado Israel espera un gesto de displicencia, mayor que en la era Obama aunque Trump haya dado indicios de ruptura al anunciar que trasladará la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén y en ese contexto América Latina que ya tuvo un interlocutor: Nicolás Maduro quien afirmó que con el fin de la era Obama el mundo se encamina hacia la pluri-polaridad; el multi-centrismo y el fin de la época unipolar ¿el nuevo idilio Trump-Maduro?

Entre tantos cisnes negros porque no imaginar una nueva mesa de negociaciones. Hasta la era Obama quienes caminaban por los pasillos de la Casa Blanca eran mandatarios de la UE; Japón; China; Cuba; Brasil y otros, pero con Trump podría caber la idea de una nueva puesta en escena de Roman Polansky y en esos pasillos los que porten la tarjeta de ingreso serán mandatarios de: La Federación Rusa; Corea del Norte; Venezuela; Turquía; Arabia Saudita; Siria y tantos otros estados que de manera impensada y en el contexto de lo impredecible el quimérico inquilino nos ofrezca una trama cinematográfica, anunciando giros copernicano kantiano: “El gran defensor de la globalización liberal es China y el ultra-proteccionista es EEUU” el fenómeno Trump otorga entidad a lo impensado y el mundo a partir del 20 de enero del 2017 se desvelará a expensas de lo altamente improbable.

* Profesora en Historia (UNMdP)

Te puede interesar

Cargando...
Cargando...
Cargando...