El Tribunal Oral Nº 2 dictará sentencia por el caso ocurrido en enero de 2020 en el barrio Las Lilas. El imputado, Brian Albornoz, podría recibir la pena de 25 años de prisión, conforme lo solicitó el fiscal del caso.
A casi dos años del hecho, se conocerá hoy la sentencia del Tribunal Oral Nº 2 por el crimen del remisero Miguel Angel Luis (29): el imputado, Brian Albornoz (27), podría recibir la pena de 25 años de prisión.
Así lo solicitó en su alegato el fiscal Leandro Arévalo, quien ante los jueces Alexis Simaz, Roberto Falcone y Juan Manuel Sueyro consideró probado durante el debate que el acusado asesinó al chofer de seis tiros en el marco de una situación de consumo de cocaína, sustancia de la que es adicto, actualmente en recuperación.
Según la reconstrucción del caso, Luis fue atacado a balazos por Albornoz en el barrio Las Lilas, el lunes 20 de enero de 2020 cuando eran alrededor de las 5 de la madrugada. Luego de permanecer cinco días internado en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), falleció como consecuencia de las graves lesiones que había sufrido.
Albornoz escapó por las calles del barrio Las Lilas hasta que poco después fue localizado en República del Líbano al 3000, entre Alvarado y Avellaneda. En ese lugar el personal del Comando de Patrullas logró detenerlo, y cuando la Justicia comenzó a investigar el caso supo que el arma con la cual le había disparado a la víctima era propiedad de su hermano policía, al cual se la había robado durante las horas previas.
Tras tomarle declaración a testigos y recibir informes periciales, el fiscal Arévalo supo que Albornoz había consumido cocaína comparada antes del ataque en la Zona Roja. De acuerdo a las pruebas reunidas, más temprano el joven había solicitado por teléfono un remís a la empresa Remicoop para hacer un viaje desde Bahía Blanca al 2700, donde compartía un encuentro con un amigo, hacia su vivienda ubicada en Gascón al 5000. El recorrido no culminó allí sino que continuó hacia a la “Zona Roja” de la ciudad, donde habría comprado cocaína. De hecho el amigo de Albornoz declaró y dijo que ambos consumieron esa noche.
El imputado se había quedado sin dinero para pagarle a aquel remisero, por lo que éste aceptó como forma de pago retener su teléfono celular. Ese mismo artefacto fue entregado luego a Arévalo por parte del chofer, de modo que esa secuencia quedó plenamente corroborada.
Lo que siguió después, siempre según el expediente, fue que Albornoz volvió a pedir un remís, esta vez a la empresa Paso Cars y quien acudió a la casa de Bahía Blanca al 2700 fue Luis. Sin dinero y sin teléfono celular, se sospecha que Albornoz se dirigió hasta Gascón al 5000 donde Albornoz -en absoluto y lógico secreto- le robó la Bersa Mini Thunder calibre 9 milímetros, provista a su hermano, policía y bombero del Cuartel Central.
En ese momento, comenzó otro viaje que nunca culminó: un video captado por la cámara de seguridad urbana de la Municipalidad muestra el momento del ataque y cómo el automóvil termina incrustado en un árbol. Pero se observa que el vehículo avanza por Bahía Blanca, cruza Rawson y llega a la altura del 2700, donde supuestamente debía acabar el viaje. Pasa por el lateral de la escuela Municipal N°13 antes de montarse en la vereda y colisionar con la planta.
Ese choque se debió a que Luis perdió el control del rodado al recibir seis disparos que Albornoz realizó: en los brazos, la mandíbula y el abdomen, y producto de este último antes de morir había perdido un riñón. Al momento de declarar, Albornoz se quebró y dijo que no sabía lo que había pasado. Sólo mencionó que en determinado momento él y Luis habían comenzado una pelea, por lo que le disparó.
Si se trató de un asalto a través del cual Albornoz quiso robarle dinero al remisero o si se pelearon porque el primero no tenía dinero para abonar el servicio, como había ocurrido antes, nunca se terminó de dilucidar.
Miguel Angel Luis tenía dos hijos.
Las otras posturas
La familia de Luis a través de su abogado particular, Maximiliano Orsini, pidió al momento de alegar que Albornoz reciba una pena más alta de la solicitada por el fiscal: 29 años de cárcel debido a la gravedad del hecho, a lo que se opuso la defensora oficial, Carla Ostachi, quien consideró que existen atenuantes porque se trata de una persona que sufría una adicción a la droga al momento de cometer el crimen y que actualmente está “en recuperación” y debe ser “resocializado”.
En ese sentido, la letrada solicitó que su representado no sea condenado a más de 10 años y 8 meses de prisión, que es casi el monto mínimo previsto por la calificación delictiva que se le imputó: “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”. Al respecto, mencionó que el pedido punitivo “es excesivo” y que Albornoz se encuentra en tratamiento.
Tras finalizar dicha audiencia, el pasado jueves, el imputado pidió perdón y Micaela, la pareja de la víctima, le deseó “larga vida y sufrimiento”. “Te quiero hablar ahora que puedo verte la cara y decirte que te deseo larga vida para que tengas el mismo sufrimiento que causaste. Dejaste a dos chicos sin padre”.
Al momento de escuchar hablar a la joven, quien se refirió a los dos hijos que Luis había tenido con su ex mujer, Albornoz bajó la cabeza y se negó a seguir mirándola. Finalmente, fue retirado de la sala por personal del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) y trasladado a la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán, donde permanece alojado desde que fue detenido.