Resulta fundamental que la educación sobre rehabilitación sexual se convierta en un elemento estándar de la atención del paciente oncológico.
La Ciencia del Sexo
@lacienciadelsexo.ok
Por Dr. Alejandro Urresti *
El diagnóstico de cáncer suele relacionarse estrechamente con la idea de muerte y la preocupación resultante puede ser suficiente para desplazar todo pensamiento relacionado con el placer; al mismo tiempo el impacto emocional, que tanto la enfermedad como el tratamiento generan, frecuentemente exacerban crisis o problemas de pareja preexistentes. La expresión de esta situación a través de la genitalidad es solo un aspecto del problema y generalmente hay detrás aspectos afectivos.
El solo hecho de informar el diagnóstico de cáncer genera disfunción sexual en la mayoría de las personas. Es sabido que los pacientes tienen tendencia a sobrevalorar sus conductas sexuales previas a la aparición de la enfermedad, mientras que los médicos tienden a subvalorar la sexualidad de sus pacientes. Sin embargo, se pueden reconocer tres factores que determinarán como cada persona/pareja tolerará el tránsito de la enfermedad:
• Factores orgánicos
Los factores orgánicos como estado de salud previo al diagnóstico, gravedad de la enfermedad, pronóstico y agresividad de los tratamientos influyen en la prevalencia de disfunciones sexuales.
La edad de los pacientes al diagnóstico, las drogas utilizadas y los tratamientos pueden limitar, considerablemente, la frecuencia de relaciones sexuales.
Las limitaciones físicas del individuo afectado provocan un proceso de “duelo por el cuerpo sano” e incluso ciertas secuelas del tratamiento oncológico pueden acarrear alteración de la imagen corporal con sentimientos de desagrado hacia la pareja o hacia sí mismos.
• Factores relacionales
Los factores psicológicos relacionados con las expectativas de vida o “plan de vida inconcluso” dificultan el afrontamiento y las motivaciones para enfrentar los tratamientos. Los factores relacionales incluyen pareja estable, relación afectiva y proyectos en común.
•Historia sexual
Finalmente, la historia sexual, de cada uno o de cada pareja, influirá en la necesidad de mantener una vida sexual activa. Aquella persona/pareja que recuerde su sexualidad como una fuente de placer, intentará revivirla independientemente de las dificultades que tenga que atravesar. Mientras que para aquellas que han vivido una experiencia sexual previa desprovista de placer o han abandonado todo tipo de relaciones sexuales, puede resultar incluso, en un buen motivo para evitar los contactos íntimos.
Conductas evitativas
Dos tipos de conductas evitativas pueden darse a pesar de una muy buena relación afectiva, están lejos de ser positivas y frecuentemente deberán ser tratadas durante la terapia sexual:
-Por parte de la persona enferma.
“No me acerco porque es imposible que le guste verme así, no puedo satisfacerlo/a, etc.”
-Por parte de la pareja.
“No me acerco porque encima que está sufriendo esto, yo lo/a voy a molestar?”
Disfunciones sexuales frecuentes
Alteraciones del deseo sexual, como deseo sexual hipoactivo (DSH) pérdida o disminución del deseo, es la disfunción sexual que aparece con mayor frecuencia en el paciente oncológico
Las disfunciones de la fase de excitación incluyen Disfunción Eréctil (DE) en el varón, de base fundamentalmente psicógena a menos que enfermedad o tratamiento afecten directamente a los órganos sexuales y déficit de lubricación en la mujer que provoca dolor (dispareunia) y en consecuencia dificultades para llegar al orgasmo (Anorgasmia, orgasmo retardado).
“La cirugía se llevó todo lo que me hacía hombre” resumía con dolor un paciente luego de una cirugía de próstata. La frase dibuja fielmente, la dificultad para el abordaje terapéutico de estos pacientes y sus parejas.
Las disfunciones orgásmicas son menos frecuentes que las del deseo o excitación. Anorgasmia (imposibilidad de llegar al orgasmo) es común en las mujeres y algunos varones refieren disminución de la intensidad orgásmica, mientras que la anorgasmia masculina es rara.
Para llevar a casa
De todo lo expuesto se deduce que resulta fundamental que la educación sobre rehabilitación sexual se convierta en un elemento estándar de la atención del paciente oncológico.
Es triste ver como muchos pacientes sufren en silencio las consecuencias de sus disfunciones sexuales por no conocer o no ser informados correctamente sobre las opciones de tratamiento disponibles. Las limitaciones de tiempo en la atención médica y oncológica, así como el desconocimiento o falta de formación en sexualidad hacen que frecuentemente la función sexual no se tenga en cuenta como parte del tratamiento de estos pacientes.
* Médico Urólogo. Educador y Terapeuta Sexual. Jefe Sector Medicina Sexual Masculina. Hospital Privado de Comunidad. Mar del Plata. Argentina.