Séptima entrega
Por MiTre
Acomodado en la silla que da al sol de la tarde, el sexagenario transita su encierro por la pandemia, cada día mejor. La mejora sustancial del clima colaboró para que las horas transcurrieran de otra manera. Más tranquilo, con un estado de ánimo mucho más arriba que en otra época de este mismo encierro, y totalmente acostumbrado a la habitualidad nueva.
Está dicho en relatos anteriores que la pandemia y sus consecuencias llevó a todos a nuevos hábitos. Y esas costumbres a “estrenar” (en algunos casos), necesitaron de enviones o empujones para asimilarlas. Lo cierto es que el sexagenario, a 7 meses de iniciada la “cuarentena” ya se acostumbró y se sacó de encima varias cosas negativas. A la espera de una solución que permita volver a cierta realidad pasada (porque ya nada será igual), por ejemplo, no fumó más. Si bien consumía entre 6 y 7 cigarrillos por día ya no necesitó esa “inyección de nicotina” y cortó de cuajo el vicio. El 14 de octubre se cumplieron 7 meses sin cigarrillo. Un hábito negativo que la encerrona larga diluyó por completo.
Así las cosas los días lindos se van acercando cada día más. El clima ayuda a disfrutar del aire libre de otra manera y con los cuidados se rigor (tapa boca, nariz y mentón, distancia e higiene) la nueva normalidad puede estar más cerca que nunca. Depende de nosotros. La conducta humana fue la que nos llevo a la pandemia y de ahí al encierro. Será nuestra responsabilidad la que nos saque.