La iniciativa contempla la necesidad de reducir la huella de carbono en los intentos de mitigación del cambio climático como por tratarse de un requisito para la exportación establecido por cada vez más países.
Por Marcelo Bátiz
La Unión Industrial Argentina (UIA) está desarrollando el programa “Ruta Verde“, el cual asistirá a las pequeñas y medianas empresas (pymes) en la implementación de procesos productivos sustentables, tanto por la necesidad de reducir la huella de carbono en los intentos de mitigación del cambio climático como por tratarse de un requisito para la exportación establecido por cada vez más países.
Con más de 500 inscriptos de unas 70 empresas, los cursos comenzaron el 19 de abril con el propósito de la UIA de “pescar fuera de la pecera”, como señaló a Télam Laura Segura, gerenta de Servicios a Socios de la entidad y también de Ruta X, la iniciativa digital previa a la de Ruta Verde, que encara de manera conjunta con la jefa del Departamento de Ambiente y Desarrollo Sustentable, María Laura Lefevre.
Ruta X, lanzada el año pasado, se basa en la “asistencia punta a punta para que las empresas implementen tecnología e ingresen a la transformación digital”, indicó Segura, que precisó que “en esa búsqueda identificamos demandas insatisfechas de las empresas, que también era contemplada en los foros internacionales”.
“La experiencia de Ruta X nos abrió la mente para pensar y canalizar esas demandas como necesidades en las pymes y las empresas en general en materia de sustentabilidad, porque si bien lo trabajamos desde hace muchos años, éramos siempre los mismos”, acotó Lefevre.
Ruta Verde nació al notarse que “las empresas se mantenían trabajando en los temas de coyuntura y cuando se planteaban los de sustentabilidad, daban miedo, porque son bastante abarcativos”, completó.
“Con este programa queremos generar impactos importantes en las empresas, no vamos a decirles que tienen que tener tachos verdes y negros para hacer separación de residuos, nuestro trabajo es mucho más profundo”, advirtió Lefevre.
En las primeras conversaciones con las empresas “comenzamos a formular preguntas muy básicas sobre temas sustentables, que tienen que ver con prácticas y normativas, puesto que en general no estaban muy al tanto de qué se trataba, y las que sí lo estaban eran las grandes o las que estaban ligadas a la exportación, más que nada por necesidad”, reseñó Segura.
Para plantearlo en otros términos, “si un mercado externo te pide que cumplas determinados requisitos, no podés exportar si no los cumplís”, remarcó, al tiempo que se adentró en dos clases de requisitos: “la que pide el país de destino, que se están adecuando, pero también está el consumidor exigente, con alto poder adquisitivo y capacidad de elegir, que miran la etiqueta para ver de dónde viene, analiza la huella de carbono, y eso le permite elegir entre una cosa y otra”.
En ese marco, Lefevre destacó que “en muchos foros internacionales se empezó a plantear las prácticas sustentables como una necesidad de implementación, primero como una buena práctica en términos generales y después se empieza a hacer obligatoria”.
“Eso nos obliga a pensar en un horizonte no tan lejano que nuestra producción se tiene que adaptar para poder ingresar a mercados externos”, agregó Segura, que puso de relieve que, “aprovechando el canal metodológico de Ruta X, sumamos a la sustentabilidad, como nuevo servicio dentro de la oferta que tenemos”.
Aunque se trate de programas diferentes, Lefevre destacó la continuidad entre Ruta X y Ruta Verde: “la digitalización ayuda mucho a este proceso de sustentabilidad; probablemente una pyme no hace la cuantificación del ahorro en la cuenta de luz. Lo primero que tienen que hacer es analítica de datos y de esa manera darse cuenta cuánto que con un esfuerzo por acá o por allá se puede continuar reduciendo el gasto”.
Al respecto, Segura remarcó que “las normas internacionales están tendiendo a exigir trazabilidad y en algún momento pasan a reclamar algo más elevado”.
“No digo que en breve vamos a llegar a eso, pero se puede llegar al blockchain, la trazabilidad subida a la nube y que no se pueda modificar”, pronosticó.
La metodología de asistencia de Ruta Verde parte de la capacitación del proceso de implementación, la elaboración de diagnósticos, el plan de trabajo y la identificación de las necesidades de financiamiento y coordinación con otros organismos.
Por la característica de ser una “cámara cúpula” que no nuclea a un sector específico, la UIA a través de Ruta Verde realiza un trabajo de “acompañamiento inicial” según Lefevre o, como señaló Segura, “un trabajo de médico clínico” que le permita a las pymes “encaminar sus proyectos en la incorporación de prácticas sustentables”.
Para Lefevre, “si bien las grandes empresas son las que están más conscientes de los desafíos internacionales, la preocupación era cómo atraer a las pymes a nuestro canal de sustentabilidad. Quizás las pymes no lo tienen identificado, pero sabemos que aunque no lo digan, al final todas sus pequeñas necesidades se canalizan a través de este gran paraguas de sustentabilidad”, aseveró.
“Lo que queremos hacer es pescar fuera de la pecera”, planteó Segura, quien indicó que a las pymes “primero hay que mostrarles que la sustentabilidad tiene que ver con muchas cosas que ya están haciendo y no son tan lejanas como se cree”.
En ese sentido, sostuvo que “se puede comenzar de forma escalonada, incorporando de a poco pequeños cambios que los acerca a los estándares que el mundo y los consumidores más exigentes solicitan”.
Télam.