La situación es particularmente crítica en la ciudad portuaria de Mariupol, en el sur, donde según las autoridades locales 1.500 personas murieron desde que Rusia la aisló prácticamente del mundo hace doce días.
Rusia extendió su ofensiva en el oeste y el centro de Ucrania y estrechó el cerco sobre Kiev, en el décimosexto día de la invasión que llevó a que más de 2,5 millones de personas abandonen el país y a las potencias occidentales a redoblar la presión con nuevas sanciones.
La situación es particularmente crítica en la ciudad portuaria de Mariupol, en el sur, donde según las autoridades locales 1.500 personas murieron desde que Rusia la aisló prácticamente del mundo hace doce días.
“Cientos de miles de personas están sitiadas. Se trata de una práctica medieval que ha sido proscrita por las reglas modernas de la guerra por una buena razón”, señaló Stephen Cornish, uno de los líderes en el terreno de Médicos Sin Fronteras (MSF), sobre la situación en la ciudad.
El representante local del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Sasha Volkov, había alertado que algunos residentes “empezaron a pelearse por la comida” y que muchos se quedaron sin agua potable.
En medio de esta situación, el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que ve algunos “pasos positivos” en las negociaciones que tienen lugar “casi todos los días” con Ucrania para decretar un cese de las hostilidades.
Pero esas señales no se ven en el terreno
Más de 2,5 millones de personas huyeron de Ucrania desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero, la gran mayoría a países vecinos como Polonia, informó la ONU.
Los bombardeos además no cesan: tres misiles impactaron en edificios civiles en la ciudad de Dnipro, destrozando una fábrica de zapatos y matando a un guardia de seguridad.
Hasta ahora, esa ciudad industrial de un millón de habitantes era considerada relativamente segura, lo cual llevó a instalar allí un centro de coordinación de ayuda humanitaria y de recepción de desplazados.
Otras ciudades sufrieron bombardeos nocturnos, como Chernígov (norte), Sumy (noreste) y Jarkov (este), fuertemente impactadas por la ofensiva rusa. Los ataques causaron daños en edificios de viviendas e infraestructuras de suministro de agua y electricidad.
Cerca de Oskil, en la región de Jarkov, un establecimiento para personas con discapacidad fue blanco de los bombardeos, sin que se reportaran víctimas mortales.
Rusia anunció que los aeropuertos militares de Lutsk y Ivano-Frankivsk, cerca de la frontera con Polonia, quedaron “fuera de acción”.
El ejército ucraniano alertó en un informe que “el enemigo está intentando eliminar las defensas” en numerosas localidades al oeste y el norte de Kiev, con el objetivo de “bloquear la capital”.
El alcalde de Kiev, el célebre exboxeador Vitali Klichko, dijo que la mitad de la población se había marchado y que la ciudad, antes con casi 3 millones de habitantes, “se había transformado en una fortaleza”.
Los soldados ucranianos describieron intensos combates para controlar la principal autopista que lleva a la capital, mientras que la larga columna de artillería rusa que se dirige hacia allí ralentizó su paso, en lo que parece un intento de reagruparse.
Mientras tanto, crece la preocupación sobre el posible uso de armas químicas: Estados Unidos y Rusia se volvieron a acusar mutuamente en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la presencia y la eventual utilización de armamentos biológicos.
El debate solamente sirvió para cruzar denuncias, sin presentar evidencias.
La situación podría agravarse además si avanza la posibilidad planteada por el Kremlin de que ciudadanos de Siria y de otros puntos de Oriente Medio sean autorizados a combatir junto a sus fuerzas.
El presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, acusó a Moscú de contratar “asesinos de Siria, un país donde todo ha sido destruido por los ocupantes, algo por lo que nos están haciendo pasar a nosotros”.
En un mensaje grabado fuera de la oficina presidencial, el mandatario dijo que se alcanzó un “punto estratégico de inflexión en la guerra”, aunque aclaró que no era posible predecir cuánto tiempo continuaría la lucha.
“Es imposible decir cuántos días nos quedan todavía para liberar la tierra ucraniana. Pero podemos decir que lo haremos… vamos hacia nuestra meta, hacia nuestra victoria”, señaló, citado por el diario británico The Guardian.
En ese mensaje, Zelenski instó a la Unión Europea (UE) a “hacer más” para ayudar a Ucrania, pero la respuesta de las potencias occidentales continúa siendo mediante respaldo militar y humanitario a Ucrania, además de sanciones contra Rusia, sin querer involucrarse directamente en el conflicto
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que una “confrontación directa entre la OTAN y Rusia” provocaría la “tercera guerra mundial”.
Su país, el Reino Unido y la UE anunciaron diversas nuevas sanciones contra Moscú, que van desde la prohibición de importar productos de lujo rusos a exportar insumos premium que suelen consumir las elites de ese país, e incluso hacer negocios con funcionarios y empresarios rusos.
Las potencias occidentales decidieron además excluir a Rusia del régimen recíproco normal que rige el comercio mundial, lo que abre el camino para la imposición de aranceles punitivos contra Moscú.
En paralelo, están las medidas que toman algunas empresas y las represalias que adopta el Kremlin.
Meta, la casa matriz de Facebook e Instagram, anunció que haría excepciones a sus reglas en lo que respecta a los mensajes hostiles hacia el ejército y gobierno rusos.
La reacción de Rusia fue restringir el acceso a Instagram e iniciar acciones legales contra la empresa, por lo que consideró “llamamiento para el asesinato de rusos”.
La plataforma YouTube, por su parte, anunció que bloqueará el acceso en todo el mundo y con “efecto inmediato” a cualquier canal financiado por el Gobierno ruso, al considerar que violan sus políticas de uso en relación a no minimizar eventos violentos como la guerra en Ucrania.