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River campeón de la Libertadores soñada

Venció 3-1 a Boca en el Santiago Bernabéu. El equipo de Gallardo mostró mayor ambición, más recursos y tuvo a un Quintero que lo llevó a la alfombra roja. Fue una final muy emotiva, con cambios en el marcador, bellos goles y una definición extenuante en tiempo suplementario.

por Juan Miguel Alvarez

Enviado especial

MADRID.- River ganó una Libertadores de ensueño. Se quedó con la Copa más importante de la historia del fútbol nuestro. Que se definió a más de 10.000 kilómetros de distancia, en el mítico Santiago Bernabéu, después de otros 120 minutos de emociones por doquier. El equipo de Marcelo Gallardo, más ambicioso y con un Juan Fernando Quintero decisivo, derrotó 3-1 a Boca Juniors, tras revertir un marcador adverso y con mucho corazón y fútbol en el tiempo suplementario.

Como se esperaba, la Superfinal tuvo una combinación de sensaciones durante todo el partido: ansiedad, frustración, enojo, incertidumbre, desahogo, felicidad. Con muchos pasajes de meseta en el juego y otros con picos de emoción.

Aunque el cierre haya tenido un poco de angustia y el título se definió por un margen delgado, River demostró una vez más que es superior a Boca. Tiene mayores recursos, mejor juego colectivo y decisiones desde el banco que resuelven problemas. En la definición el ingreso de Juan Fernando Quintero cambió la historia.

Después del 1-0 de Benedetto, River reaccionó en el complemento y encontró la llave de la victoria en los pies del colombiano, quien inició la jugada del tanto del empate de Pratto -que llegó tras gran jugada de “Nacho” Fernández-, marcó un gol para la eternidad en el momento más caliente y en el cierre puso a correr libre a “Pity” Martínez para desatar la locura “millonaria”.

El inicio fue a pura tensión, con jugadores consumidos por los nervios. De posesiones lentas. Con imprecisiones en el pase de riesgo y a veces también en el sencillo. Con poco abastecimiento para los centrodelanteros.

River se hizo dueño de la pelota, invitado por su rival. El equipo de Gallardo -que no estuvo en el banco- la movió de lado a lado en zona de iniciación. Intentó abrir un candado cerrado con especulación. No encontró las llaves, perdidas en un ejército de ordenadas camisetas “xeneizes”. Boca esperó agazapado y cortó línea de pase con cinco jugadores en el primer filtro, porque a los habituales tres volantes se sumaron Villa y Pavón.

Las pelotas paradas fueron el primer -y casi único- acercamiento a las áreas en la etapa inicial. Pablo Pérez, con un imán, primero lo tuvo de volea -definió al cuerpo de Armani- y después con un remate que se desvió y salió por poco.

Recién hubo una buena conexión pasada la media hora, entre Nández y Villa. Pero, tras el centro del colombiano, Armani estuvo alerta y despejó con los puños.

Antes del cierre de la primera mitad, una jugada mal finalizada por River terminó en gol de Boca. Nandez lanzó un buen envío largo en la contra, Pinola quedó pagando cuando fue al piso, Benedetto elevó apenas la pelota e hizo pasar de largo a Maidana y tuvo una definición de primera clase: con el pie derecho abierto la colocó contra el palo.

Si bien River ya había dado reiteradas muestras de su temple, nunca había jugado bajo estas circunstancias. Pero respondió con suma confianza. Boca, al contrario, no supo administrar esa ventaja. Porque careció de armas para la tenencia del balón y esta vez no pudo aguantar lejos de su arco con un flojo rendimiento de Abila (ingresó por Benedetto, lesionado).

River salió al complemento con mayor voracidad y otra marcha. Pero el que le cambió la cara al equipo fue un nombre propio, “Juanfer” Quintero (ingresó por Ponzio, amonestado). El colombiano, comprometido, las pidió todas, metió esos “flechazos” punzantes y empezó el gol del empate, a los 23′. Claro que después casi todo el mérito fue de “Nacho” Fernández, que tiró una pared espléndida con Palacios y luego tocó atrás para la definición de primera de Pratto.

Con más espacios en el campo, el tramo final del tiempo reglamentario tuvo paridad, siempre con River un poco más predispuesto para atacar. Pero sin esa genialidad que cambie el destino de la historia, para la cual había esperar.

Porque la final eterna se extendió todavía un poco más, para probar la resistencia de los corazones. En el suplementario, la pronta expulsión de Barrios terminó por decidir posturas de uno y otro.

El equipo conducido por Biscay tuvo vocación ofensiva y determinación. Y el fútbol se lo dio Quintero, quien sacó el remate más bello en la historia riverplatense en el minuto 108 de la emotiva final. El colombiano buscó espacio para recibir de Mayada en la medialuna del área, apenas sobre la derecha, y remató de zurda al ángulo más cercano. Así generó una explosión que se escuchó en todo el mundo.

Después, un cierre de locos. Boca buscó con centros y más centros, con nueve jugadores ante la salida por lesión de Gago (no tenía más cambios) y de forma muy desordenada. Tanto que Andrada fue continuamente por la heroica sin siquiera regresar al arco.

Jara pudo llevar la final a los penales en el momento más dramático. Pero su última bala chocó contra el palo y segundos después “Pity” Martínez escapó solo y terminó por fin con esta novela eterna.

River cambió la historia ante Boca. Es nuevo dueño de América tras un triunfo que vivirá por siempre. Porque algo más grande que esto por ahora no hay. Pero con Gallardo siempre se lo puede inventar.

Síntesis

River (3): Armani (7); Montiel (5), Maidana (5), Pinola (5) y Casco (6); Ignacio Fernández (7), Enzo Pérez (6), Ponzio (4), Exequiel Palacios (5) y Gonzalo Martínez (8); Pratto (8). DT: Matías Biscay.

Boca (1): Andrada (4); Buffarini (5), Izquierdoz (5), Magallán (4) y Olaza (5); Barrios (5); Cristian Pavón (5), Nández (7), Pablo Pérez (6) y Sebastián Villa (5); Benedetto (7). DT: Guillermo Barros Schelotto.

Goles: en el primer tiempo, 43′ Benedetto; en el segundo tiempo, 22′ Pratto; en el segundo tiempo suplementario, 3′ Quintero y 17′ Martínez.

Cambios: en el segundo tiempo, 13′ Quintero (10) por Ponzio, 18′ Abila (4) por Benedetto, 28′ Mayada (6) por Montiel, 43′ Gago (-) por Pablo Pérez; en el primer tiempo, suplementario, 4′ Jara por Villa, 7′ Julián Alvarez por Palacios; en el segundo tiempo suplementario, 5′ Zuculini por Fernández y 7′ Tévez por Buffarini.

Cancha: estadio Santiago Bernabéu, de Real Madrid (muy buena).

Incidencias: en el primer tiempo suplementario, 1′ expulsado Barrios; en el segundo tiempo suplementario, 11′ Gago se retiró lesionado.

Arbitro: Andrés Cunha, de Uruguay (5)

Asistencia: 62.262 espectadores.

Lee la nota del enviado especial sobre la consagración:

River, para la eternidad

Opinión sobre el histórico título de River:

Nunca tan grande

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