El caso ocurrió en 2021 y trajo polémica, ya que causó una movilización de repartidores en plena pandemia hacia un asentamiento en el que encontraron el rodado de la víctima. A uno de los delincuentes lo sentenciaron por otros dos hechos.
Los dos ladrones que en mayo de 2021 asaltaron a mano armada y golpearon a un delivery para robarle su moto, que luego fue recuperada en una villa por sus propios compañeros, fueron condenados días atrás en un juicio abreviado.
Se trata de Leandro Federico Salvatierra y Miguel Ángel Vargas, quienes quedaron sentenciados después de que el juez del Tribunal Oral Nº 3 Federico Wacker Schroder homologara un acuerdo previo que los mismos imputados habían realizado con el fiscal Fernando Berlingeri, al reconocer su responsabilidad en ese y otros hechos.
Salvatierra recibió la pena de 6 años de prisión por haber sido uno de los delincuentes que asaltó al repartidor, y también por cometer otros dos robos: uno en una despensa de 20 de septiembre al 3600, en octubre de 2020, y el otro un local de venta de ropa de 12 de Octubre al 3500, en marzo de 2024. Además, como ya había sido condenado a 3 años de cárcel en ejecución condicional, se le aplicó una pena única de 8 años.
En tanto, a Vargas el juez Wacker Schroder lo sentenció a 5 años de prisión por el asalto al delivery. Y, como previamente ya había cumplido una condena a 3 años de cárcel dictada en noviembre de 2018, fue declarado “reincidente”.
Los casos
El principal hecho por el que los dos ladrones fueron juzgados en diciembre último ocurrió el lunes 24 de mayo de 2021, cuando pasadas las 21 y en plena pandemia del Covid-19, asaltaron a un delivery de una aplicación cuando entregaba un pedido en Juramento al 1500.
Según la reconstrucción del caso, los delincuentes llegaron en una motocicleta marca Honda de 150 cilindradas, le apuntaron con un arma de fuego a la víctima, la golpearon y luego huyeron con su propio ciclomotor, de menor tamaño, hacia Tripulantes del Fournier, primero, y posteriormente doblaron hacia Korn.
Por su parte, el hombre, de 45 años, sufrió un corte en la cabeza y debió ser trasladado a un hospital, donde le realizaron una sutura.
El asalto tomó repercusión en la prensa porque los propios compañeros del herido, miembros de las aplicaciones Rappi y Pedidos Ya, se movilizaron para recuperar el rodado, al conocer por el sistema geosatelital que el mismo se encontraba en una vivienda ubicada dentro del asentamiento conocido como Villa Lourdes. Inclusive, grabaron y publicaron en redes sociales un video del momento en que ingresaban a la villa y encontraban la motocicleta en una precaria propiedad de Vértiz y José Hernández, que se viralizó rápidamente.
Ese domicilio resultó ser el de Salvatierra, que luego fue reconocido por la propia víctima en una rueda de reconocimiento. En tanto, su cómplice fue identificado como Vargas, y ambos quedaron detenidos.
Para entonces, Salvatierra había sido investigado ya por la comisión de un asalto en una despensa de 20 de Septiembre al 3600 que había cometido con un menor y un tercer ladrón que logró escaparse. Ese hecho había ocurrido a las 16.30 del 2 de octubre de 2020.
De acuerdo a la investigación, los tres acusados entraron al almacén del barrio San José, compraron fiambre y pan y se fueron. Pero luego, dos de ellos -uno de ellos adolescente- regresaron y con una botella de vidrio que habían tomado de un cajón perteneciente al mismo negocio y ubicado en la vereda, amenazaron al comerciante y se llevaron una balanza digital.
Acto seguido, los tres ladrones se fugaron en dos motocicletas. Una de ellas lo hizo hacia Quintana, con dirección a 14 de Julio, mientras que la otra -en la que iban Salvatierra y el menor- huyó en contramano por 20 de Septiembre, en sentido a Juan B. Justo. Al llegar al cruce con Laprida, un móvil policial la interceptó y aprehendió a ambos.
El tercer robo que se le incriminó a Salvatierra ocurrió el 29 de marzo de 2024, cuando a las 18 y en compañía de otro hombre identificado como Alejandro Gabriel Terren Ledesma, ingresó a un negocio de venta de ropa ubicado en 12 de Octubre al 3500. Allí, amedrentaron al hombre que atendía para después sustraerle 150 mil pesos, mercadería por más de un millón, y dos teléfonos celulares.
En esta oportunidad, el imputado fue reconocido por los investigadores al analizar las imágenes que había tomado una cámara de seguridad ubicada dentro del local, que lo mostraban probándose distintas prendas propiamente durante el asalto.