Con oficio, el campeón de América se impuso 1-0 en el Monumental. Ahora el equipo de Gallardo tendrá que dar vuelta la serie semifinal de Copa Libertadores el próximo martes en Porto Alegre.
Por Juan Miguel Alvarez
Desde Buenos Aires
Marcelo Gallardo auguró un River avasallante. Pero un Gremio combativo nunca le permitió ser. El equipo argentino se topó con el oficio del campeón de América, que lo derrotó 1-0 en el estadio Monumental, en el partido de ida de las semifinales de la Copa Libertadores de América.
Fue un triunfo táctico de la visita. Porque se jugó y se definió como lo imaginó el conjunto de Porto Alegre. Por detalles, es cierto, pero que tienen su explicación.
River no tuvo respuestas individuales ni colectivas. Una cosa llevó a la otra. Porque con un Gremio plantado en pocos metros y que pobló con muchos jugadores el mediocampo, el equipo de Gallardo necesitó como nunca de la lucidez y el ingenio. Propiedades que, extrañamente, no le dieron sus futbolistas de mayor cartel.
Juan Fernando Quintero nunca se hizo cargo de la generación ni estuvo “fino” con la pelota. Gonzalo Martínez apenas se atrevió unas pocas veces a tirar una gambeta. Scocco no encontró lugar para recibir con libertad. Montiel y Casco casi no llegaron hasta el fondo del campo para tirar un centro atrás. Así, la ofensiva riverplatense fue muy básica y dependió solo del sacrificio de Rafael Santos Borré para ir a la disputa. La que, por cierto, perdió contra los fuertes centrales brasileños.
Pero en cada defecto de River para contruir juego, hubo una virtud de Gremio. El conjunto brasileño no le dio tiempo al talentoso colombiano para pensar, respaldó con más de un hombre la marca sobre “Pity”, acompañó siempre con uno de los centrales a Scocco y presionó con vigor para impedir el progreso colectivo del local con sus laterales incorporados al ataque.
Como admitió el entrenador Renato después del partido, Gremio resignó fútbol para “competir”. Toda esa dedicación para neutralizar le quitó energía para gestionar. Apostó al juego largo, cortado y a la pelota parada. Y así consiguió el gol.
Pero en ese “detalle” que definió el partido, también hubo un motivo. Porque River, sacado de su eje, cometió muchas faltas por no llegar a tiempo al anticipo. Fueron nueve en propio campo en la primera mitad. Y Gremio lanzó ocho veces al área.
Finalmente, el 1-0 llegó a los 16′ del complemento y mediante un tiro de esquina. Mérito a la excelente pegada de Alisson y al anticipo de Michel, quien le ganó en la carrera a Palacios y tomó descolocado a Armani.
River también pudo haber concretado por esa vía. Porque Maidana dos veces se sacó de encima al pegajoso Kannemann y llegó a impactar sin marca en el área contraria. Pero sus cabezazos no tuvieron destino de red.
Entonces, Gremio se llevó un premio grande del Monumental. Pero no está dicha la última palabra. Porque River ya demostró anteriormente en la era Gallardo que puede dar la talla ante los desafíos más complicados. Y el campeón de América tampoco es avasallante.
Si Gremio juega la vuelta como en Buenos Aires, será difícil pero seguirá dependiendo mucho de River. Y si el campeón defensor propone un poco más, el equipo de Gallardo tendrá chances en el golpe por golpe. En Porto Alegre, el martes próximo, se terminará de escribir esta historia.
Síntesis
River (0): Armani (4); Montiel (5), Pinola (6), Maidana (6) y Casco (5); Quintero (3), Ponzio (6), Palacios (4) y Gonzalo Martínez (4); Borré (5) y Scocco (3). DT: Marcelo Gallardo.
Gremio 1: Grohe (6); Gomes (6), Geromel (7), Kannemann (6) y Cortez (6); Michel (7); Ramiro (5), Maicon (6), Cicero (5) y Alisson (6); Jael (5). DT: Renato Portaluppi.
Gol: en el segundo tiempo, 16′ Michel.
Cambios: en el segundo tiempo, 12′ Pratto (4) por Scocco, 20′ Ignacio Fernández por Palacios, 30′ Enzo Pérez por Ponzio, 36′ Anderson por Jael, 43′ Thaciano por Ramiro y 49′ Kaio por Alisson.
Cancha: estadio Monumental (muy buena).
Arbitro: Víctor Carrillo, de Perú (6).