El equipo de Gallardo se aprovechó de un rival que otorgó muchas ventajas defensivas y que tampoco estuvo lúcido en su juego. Hizo la diferencia con un “Pity” Martínez decisivo y dos delanteros de otro nivel. Derrotó 3-1 a Boca en La Bombonera y va por el campeonato.
por Juan Miguel Alvarez
Desde Buenos Aires
River está muy fuerte. En un ratito, desplomó a un Boca que por momentos se deshizo solo. Lo pudo golear. Pero perdonó y debió esperar hasta el final para festejar. El equipo de Marcelo Gallardo piso fuerte en La Bombonera, derrotó 3-1 al líder y dejó al torneo de Primera División del fútbol argentino más caliente que nunca.
Para aspirar al título, River tenía que ganar en la cancha de su archirrival. Y así lo hizo. Porque en su versión 2017 pretende ser protagonista de todo. Le dio un fuerte bofetón al equipo de Guillermo Barros Schelotto, que llega a la recta final del campeonato de forma vacilante y con otro aspirante que viene a todo vapor.
Por el ataque -y contraataque- de uno y por la defensa de otro, la primera mitad pudo haber terminado con una diferencia más abultada. Pero el local encontró un gol casi de casualidad, por una falla de Batalla, y se mantuvo con vida hasta el cierre. Claro que, al final, prevaleció la lógica.
El equipo de Gallardo salió a buscar el partido con inteligencia. Presionó en los lugares del campo que tuvo superioridad y, cuando recuperó, apostó a ofensivas veloces, con tres jugadores que se entendieron a la perfección. Un día no brillaron Rojas y “Nacho” Fernández en la generación. Pero esta vez no fue necesario. Porque “Pity” Martínez, Driussi y Alario pudieron fácilmente con la defensa “xeneize”, por capacidad técnica y frescura para conectarse. El primero abrió la cuenta con una volea impresionante –tras un gran centro de Driussi que encontró desatento a Peruzzi- y después asistió a Alario para el segundo, luego de un rechazo corto de Vergini.
Boca, confundido, encima se quedó sin su individualidad más desequilibrante, Centurión, quien salió lesionado. Y con los dos goles recibidos en 24 minutos, el nerviosismo empezó a jugarle una mala pasada: Fabra pudo haberse ido expulsado por la patada a Moreira. Sin defensores dúctiles para salir prolijo y sin conducción en los mediocampistas (jugaron casi siempre de espaldas al arco rival), los delanteros tuvieron que ir siempre a buscar las divididas.
River estuvo cerca del tercero en un par de oportunidades, pero Boca descontó impensadamente antes del entretiempo. Tiro libre lejano de Gago –con poco, el mejor de su equipo- que buscó el arco, Batalla hizo dos pasos para adelante y cuando quiso volver ya era tarde.
El clásico ganó en emotividad. Boca, sin juego, igual se sintió cerca. Y, por esas cosas del fútbol, pudo haber empatado. River decidió esperar unos metros más atrás y apostar definitivamente a las réplicas. Contó con la prestancia de Maidana, un “salvador” Martínez Quarta –sobre todo cuando le ahogó el grito a Benedetto- y un Ponzio con mucha vitalidad para la lucha. Ya sin tanto resto físico y con el arco rival más lejos, le costó llegar con profundidad. Pero los defensores de Boca hicieron lo imposible para que eso sucediera.
En el momento más vibrante de la noche, el equipo de Barros Schelotto tuvo dos situaciones inmejorables, pero en una Benedetto cabeceó por arriba dentro del área chica y, después de un mano a mano fallado por Auzqui, Batalla se redimió de su error con una doble tapada clave. Tras otro grosero error en la salida boquense, Driussi cerró el partido y desató el festejo “millonario” en La Bombonera.
River superó a Boca en todos los aspectos. Dominó a partir de la estrategia, porque buscó la espalda de Peruzzi en el ataque y, con su presión en el medio provocó que la pelota estuviera mucho en los pies de Insaurralde y Vergini, con lo que eso implica. También por sus individualidades y la convicción en la idea que lleva a cabo.
Boca, en cambio, falló en todo. Los defensores, con reiterados errores impropios de este nivel. Pero también se vio un equipo inconexo, sin identidad y con muchas dudas en su formación. ¿Cómo se entiende que Wilmar Barrios no haya sido titular? ¿Bentancur y Pavón son titulares indiscutidos? Boca todavía es puntero, más por arrastre que por actualidad. Y, encima, ahora se le viene un River muy firme de la cabeza. Ahora sí, el campeonato está que arde.
Síntesis
Boca (1): Agustín Rossi (5); Peruzzi (3), Vergini (3), Insaurralde (4) y Fabra (5); Pablo Pérez (5), Gago (6) y Bentancur (4); Cristian Pavón (4), Benedetto (5) y Centurión (-). DT: Guillermo Barros Schelotto.
River (3): Batalla (5); Moreira (6), Maidana (7), Martínez Quarta (7) y Casco (-); Ignacio Fernández (5), Ponzio (7), Ariel Rojas (5) y Gonzalo Martínez (9); Driussi (8) y Alario (8). DT: Marcelo Gallardo.
Goles: en el primer tiempo, 14′ Gonzalo Martínez, 24′ Alario y 47′ Gago; en el segundo tiempo, 45’ Driussi.
Cambios: en el primer tiempo, 3′ Mayada (6) por Casco y 16′ Walter Bou (4) por Centurión; en el segundo tiempo, 19’ Mora por Gonzalo Martínez, 23’ Wilmer Barrios por Pérez y 28’ Auzqui por Alario.
Cancha: estadio Alberto J. Armando, de Boca (muy buena).
Arbitro: Patricio Loustau (5).