El rosarino repasó inspiradas composiciones de sus más de 30 años de trayectoria, en un show en el Konex.
por Hernani Natale
El músico rosarino Fito Paez presentó un emotivo y ajustado concierto en Ciudad Cultural Konex, en el que repasó inspiradas composiciones de sus más de 30 años de trayectoria, en un show en el que hubo marcados guiños a sus seguidores de la primera época.
Para este espectáculo, que se repetirá el 5 de marzo, el rosarino echó mano, en su mayoría, a canciones de sus discos registrados hasta 1995, con excepción de “Del ’63”, su trabajo debut, del que no interpretó ningún tema.
Relajado, de muy buen humor y en sintonía con un devoto público, Paez logró crear climas que fluctuaron con igual impacto entre la emoción, lo festivo, lo catártico y el embelesamiento.
El concierto mostró al rosarino en un gran momento de su recorrido artístico, con una gran obra que lo respalda y gozando, a esta altura, de un mote de clásico que se ha ganado con el paso de los años, desde su irrupción en la vida pública en la década del ’80, en donde con razón se lo sindicó como el heredero de los artistas clásicos del rock argentino.
Sin embargo, acaso conciente de su origen, se tomó tiempo para homenajear a sus grandes maestros, caso Charly García, con una cita a “Funky” y una calcada versión de “Necesito tu amor”, en los bises; o Luis Alberto Spinetta, de manera menos evidente, al interpretar “Folis Verghet”, del disco conjunto “La, la, la”.
Paez estuvo acompañado por una sólida y precisa banda, de gran pulso rockero, que se sostiene en el confiable bloque rítmico que le imponen el bajista Mariano Otero y el baterista Gastón Barembarg; la ductilidad del tecladista Juan Absatz; el monumental trabajo del guitarrista Diego Olivero; y el aporte rítmico de la guitarra acústica de Carlos Vandara.
Pero además, y como otro gran guiño a sus primeros años, Fabiana Cantilo se hizo cargo de los coros, en su lógico rol de invitada estrella de la noche; situación que también se vio reforzada al aparecer como musa de varias de las canciones interpretadas.
Apenas pasadas las ocho, acompañado por una banda vestida íntegramente de negro, Fito entró en escena ataviado con una musculosa blanca y un “ochentoso” enterito de jean, otro elemento que anticipaba que podía ser una noche memorable para sus seguidores de la primera época.
A pesar del buen humor que denotaba su rostro, el músico eligió abrir el fuego con “El chico de la tapa” y “A las piedras de Belén”, dos rabiosas composiciones de su etapa de mayor enojo con el mundo.
En ambos casos, como en gran parte de toda la noche, muchas de las canciones más emblemáticas fueron tocadas en un tempo levemente más alto en relación a sus versiones originales, probablemente producto del carácter que le brinda esta banda.
Con “Creo”, “Yo te amo” y “Margarita”, dedicada a su hija, “la más linda del mundo”, según sus palabras, pusieron las cosas en un lugar de mayor dulzura y amabilidad musical.
Acto seguido, el concierto tuvo se pasaje de mayor rescate emotivo con el rock “Taquicardia”, la inmortal chacarera “Yo vengo a ofrecer mi corazón” la mencionada “Folis Verghet” con la cita a “Fanky” sobre el final; y la preciosa baguala “D.L.G.”.
Sentada solo en el piano y en un gran middle, Fito logró el momento de mayor comunicación con el público, en un collage que incluyó “Cadáver exquisito”, “Ambar Violeta”, “Eso que llevas ahí”, “She´s mine”, “Dar es dar”, “Cable a tierra” y “Al lado del camino”.
Otra sorpresa se produjo cuando al regresar la banda arremetió con una versión de “Nunca quise nadie tanto como vos”, de Pity Álvarez; poco antes de asumir el momento más rockero de la noche de la mano de la rabiosa “Naturaleza sangre”.
Los hits siguieron sucediéndose y, en este sentido, desfilaron “Circo Beat”, “Lejos en Berlín” con un remate extraído de “2001: Odisea del espacio”, “Brillante sobre el mic”, “Polaroid de locura ordinaria” con confesión incluida del papel de Fabi Cantilo como gran musa inspiradora, un lectura muy poderosa de “Ciudad de pobres corazones” y la festiva “A rodar mi vida”.
El momento de los bises fue de dientes apretados, luego de que a los cánticos de “vamos a volver” del público, Fito respondió con una resignificada versión de “El diablo en tu corazón”, aquella canción que definió de maravillas a la sociedad post-menemista y delarruísta.
El público cantó a capella “Dale alegría a mi corazón” mientras la banda saludaba, previo al falso cierre con “Mariposa tecnicolor”.
“¡Qué noche hermosa! Que suerte que me dejaron vivir tantos años adentro de sus corazones”, saludó Fito, quien sorprendió con una idéntica versión de “Necesito tu amor”, de Charly García, justo en el día en que el hombre del bigote bicolor editó un nuevo disco de estudio llamado “Random”.
Télam.