Aunque ya hay alguna experiencia de robot camareros, su presencia es muy anecdótica y parece que, por el momento, la mano de obra humana no tiene que preocuparse porque le haga competencia.
A pesar del boom que la tecnología ha llevado a la gastronomía, con máquinas de autoservicio o robots de cocina, la llegada de androides para hacer las veces de camareros no termina de despegar por lo que, actualmente, ni son competencia para el camarero de carne y hueso ni una solución a la falta de profesionales que asfixia a la sector.
Aunque ya hay alguna experiencia de robot camareros en algunos restaurantes de España, su presencia es muy anecdótica y parece que, por el momento, la mano de obra humana no tiene que preocuparse porque la competencia de máquina inteligentes, según exponen las fuentes consultadas.
La compañía Futura Vive (antigua ADD) es pionera en la venta y alquiler de este tipo de tecnología ya que consiguieron su primer robot para el mercado en 2018, según cuenta a Efeagro su director y CEO, Roberto Menéndez.
Estos fabricantes de robótica y desarrolladores de soluciones en Inteligencia Artificial (IA) tienen entre una de sus líneas de negocio el sector de la restauración pero, como ya avanza Menéndez, la robótica social -máquinas capaces de interactuar con el humano- para hostelería es la que más lenta va en comparación con otros sectores como el turístico donde puede usarse a modo de punto de información o incluso para hacer el “check-in” en un hotel.
Tienen robot sociales para hacer de recepcionistas en empresas o incluso para ayudar a ancianos en residencias pero el robot camarero es una línea de negocio floja en España, insiste.
De hecho, salvo algunas ventas en zonas de playas del Levante y Andalucía, el resto suelen ser robot camarero que se alquilan para atender catering de eventos, especialmente en Madrid.
Cree que el precio no es un gran hándicap, porque un robot camarero cuesta entre “12.000-15.000 euros”, pero reconoce que el sector hostelero español está “muy atomizado” en “pequeños locales” a los que les “da miedo invertir en tecnología”, siendo “más reacios al cambio”.
Llegan a la universidad
En un entorno, como el académico, tampoco es habitual que las cafeterías y restaurantes de los campus apuesten en gran medida por la tecnología pero, aún así, hay tímidos indicios de que algo puede estar cambiando.
De hecho, recientemente la Universidad Europea, de la mano de Sodexo, ha anunciado la puesta en marcha de robots de reparto de menús en el campus de Villaviciosa de Odón (Madrid).
Tras hacer el pedido (vía app o en cafeterías y otros puntos habilitados en el campus), el robot pone rumbo a su destino porque están programados para cubrir, ida y vuelta, la distancia desde la cafetería hasta los puntos de entrega en el campus.
Hasta tres robots realizan entregas de bebida y comida en varios puntos del campus en una media de 15 minutos.
La capacidad de estos dispositivos permite la entrega simultánea de hasta dos pedidos y están equipados para transportar tanto productos fríos como calientes.
Pruebas
Los grupos de restauración y grandes cadenas son los que más apuestan más por incorporar de la tecnología en su día a día y una de ellas es Restalia (100 Montaditos, TGB o La Sureña, entre otros).
Fuentes de la compañía indican a Efeagro que algunos de los ejemplos que el grupo ha llevado a cabo en los últimos años han sido las pruebas de “delivery” con drones o de nuevas formas de pago con criptomonedas.
Además, están trabajando con la tecnología Big Data para el desarrollo de sus cartas, de tal manera que puedan anticiparse y trabajar en una oferta gastronómica que se complemente con el control de costes.
Para determinados trabajos
Desde Hostelería de España, su director de Digitalización, David Domínguez, coincide en el marcado carácter de “negocio familiar” que el sector tiene en España, lo que hace que estén “muy volcados” en las “operaciones diarias” y “menos” en otros asuntos como la apuesta por la tecnología y la digitalización, que sí está más presente en grandes compañías.
Esos pequeños negocios tienen una capacidad de inversión “más limitada” por lo que la implantación tecnológica será “mucho más lenta” frente a las grandes cadenas en las que el impulso de la tecnología, como las máquinas de autoservicio para pedidos de menús, pagos o rellenado de bebida, les permite “optimizar costos”.
No obstante y, a pesar de esa mayor inversión en tecnología por parte de las grandes cadenas, la implantación de robots humanoides sigue estando también ahí en estado “muy primario”.
“Este tipo de robotización está muy en los inicios” y su implantación está “muy poco difundida a nivel nacional”, reitera.
A pesar de ello, cree que los androides pueden resultar atractivos para determinados trabajos, como llevar y recoger vajilla, porque son labores que requieren una “importante carga de trabajo pero con un bajo valor añadido”.
EFE.