Por Fernando Adrián García Aguirre
Después de la muerte de mi mujer, mi vida se vino abajo y decidí salir de la gran ciudad para volver a mis orígenes y empezar de nuevo.
Tomé mi camioneta y me fui en busca de mi ansiada paz.
Llegué al pueblo pasado el mediodía. Fui hasta mi casa y al entrar, un mundo de sensaciones invadió todo mi ser.
Todo estaba como era entonces. Di la corriente y prendieron todas las luces.
Di el gas y pude prepararme unos mates, la yerba me la había dado mi vieja…
A la tarde, fui a comprar comida al almacén.
La gente se sorprendió al verme. No quería dar muchas explicaciones del porque había retornado al pueblo…pero yo estaba tranquilo y se veía que la gente que me vio también lo estaba.
Al día me levanté tarde, quería descansar, muchas emociones juntas y encima me había acostado entrada la madrugada y a eso de las 4 de la tarde me fui al campo.
Al entrar al casco de la estancia, sentí ese olorcito a madera recién lustrada, a la estufa a leña, prendí las luces, miré a mí alrededor y todo estaba en orden.
Llego a la habitación que mi abuelo utilizaba como oficina y me pareció verlo.
Allí me contaba sus mágicas historias. De pronto una lámpara se prende sola y siento que me dice:
-Hola, Daniel!!!!
-Qué?, ¿Quién me habla?, no entiendo…dije yo asustado
-Hola, dijo, no entendés, dijo ella, si soy yo la lámpara, vení sentate, sé que me escuchas
-Hola, dije yo…pero….
-Sí…ya se…te sorprende que una lámpara hable…pero sí, hablo. Desde que murió Sandra y tus abuelos, fuiste un ser muy sufrido…
-Si la verdad que sufrí demasiado y no quiero que esto siga así
-Ahí está el tema, amigo…
-Y que querés que haga?
-Que seas positivo…que hagas lo que más te gusta… y que lo hagas con amor…porque solo con la fuerza del amor se puede ver la verdad y con la verdad se puede vencer a las cosas malvadas y negativas…, dijo la lámpara
Reflexioné durante horas, hasta que me quedé dormido.
A la mañana siguiente un haz de luz se filtró por una hendija de la ventana y me desperté.
-Que sueño raro que tuve…me dije.
Abrí la persiana y la ventana, el sol radiante iluminó mi cara….un viento suave refrescó mi entorno y sentí como todas las cosas malas que había en mí y en la casa salieron despedidas al instante…
Y de pronto los vi…a todos ellos, a la Colo, a mis abuelos, rodeados de sus queridos animalitos diciéndome:
-Por fin viniste… te estábamos esperando…nosotros sabíamos que ibas a volver…
Di media vuelta, me acerqué a la mesa y la lámpara ya no estaba.