por Carlos Germano
Lo primero que habría que decir es que la heladera le ganó al televisor. La situación económica, la falta de trabajo, el temor a perder el trabajo, una inflación que no supieron dominar en estos casi cuatro años, un aumento de la pobreza y en general una perspectiva de futuro muy difícil, de alguna manera le ganó a la publicidad y al marketing y a un discurso que afectó a millones de argentinos y desmejoró fuertemente su calidad de vida.
Fue una contundencia absoluta del peronismo que no lo pudo registrar ninguna encuesta de opinión. En líneas generales se presumía un triunfo de la fórmula Fernández-Fernández, pero no con la contundencia que tuvo a nivel nacional y mucho menos con una diferencia de casi 17 puntos en la provincia de Buenos Aires.
Indudablemente, la sociedad castigó fuertemente una política económica que oradó la vida cotidiana de todos los argentinos. Fue un peronazo, muy similar a aquel de 1985, donde el presidente Ricardo Alfonsín también había logrado un triunfo contundente y se hablaba de alfonsinazo. Hoy el peronazo se produjo en todo el país.
Esta situación abre una serie de interrogantes y faltan todavía dos meses largos para las elecciones del último domingo de octubre. Ahora entra a jugar la madurez de la dirigencia política argentina, fundamentalmente porque el gobierno quedó muy debilitado, un gobierno que indudablemente va a tener que abrir fuertemente sus políticas, va atener que empezar a dialogar de otra manera para poder llegar de la mejor forma a octubre.
Fue una elección de internas abiertas y simultáneas contundente y casi imposible de poder revertir. En estas cifras hay una voluntad manifiesta de la sociedad argentina de generar un cambio y eso se manifestó fuertemente. En este escenario encontramos un gobierno que va a tener que ser protagonista central para generar gobernabilidad y esperemos que la oposición este a la altura de las circunstancias, que no surja la soberbia por el triunfo electoral.
El pueblo argentino se manifestó, cuando se elige las elecciones tienen sus costos. Se le dio una carta blanca muy fuerte a la oposición y fundamentalmente al peronismo. Esperemos que hoy el peronismo esté a la altura de las circunstancias y pueda generar la institucionalidad necesaria para poder llegar al acto electoral de octubre de la mejor manera posible, que Mauricio Macri termine su mandato y que pueda entregar el bastón de mando a un nuevo presidente de la República.
(*): Consultor y analista político, director de Germano y Asociados.