por Leo Jaciuk
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Los garbanzos son originarios del sudoeste de Turquía, de ahí pasaron a la cuenca Mediterránea y a Europa, luego a Africa, América y Australia. Se cultivan desde la prehistoria y se consumían en el antiguo Egipto, Grecia y Roma.
Los garbanzos secos se pueden guardar en casa unos 9 o 10 meses. También se pueden comprar ya cocidos, en conserva, ideales para cuando no se dispone de tiempo.
A la hora de cocinarlos, a diferencia del resto de las legumbres, deben remojarse en agua templada a fin de evitar que queden duros. Si es posible, conviene ponerlos a hervir dentro de una tela de red, para evitar que se rompan y se despellejen. Si durante la cocción deben añadir más agua, siempre cuidar que este templada, ya que el agua fría detiene la cocción y los garbanzos se endurecen.
En cualquier caso, es necesario recordar que antes de comenzar a preparar cualquier receta con garbanzos secos, hay que dejarlos en remojo varias horas para después recién escurrirlos y emplearlos. Si en la cocción se utiliza una olla a presión deben calcularse un tiempo de 20 a 25 minutos a partir de los primeros silbidos que dé el aparato. En una olla común, puede tardar el doble de tiempo.
Una de las recetas más tradicionales con garbanzos es, justamente, de la zona de Turquía, Israel y Egipto: el hummus, una pasta cremosa y deliciosa que allí comen con pan de pita o pan árabe. Así queda exquisito, pero a mi también me gusta para una entrada o picada, para tomar con bastones de verduras crudas (zanahoria, pepino, morrón rojo, tallos de apio). Es también, una opción excelente para tener en la heladera -dura varios días- como un snack saludable. En la foto, el hummus está como base de una ensalada de brotes y vegetales baby.
Hummus de garbanzos
Ingredientes
1 lata de garbanzos o 250 gramos de garbanzos puesto en remojo la noche anterior
2 dientes de ajos
Jugo de un limón
Comino en polvo
Pimentón
Sal
Pimienta al gusto
4 cucharadas de aceite de oliva
Preparación
Cubrir los garbanzos y el ajo con agua y un poquito de sal y cocinar hasta que los ajos y los garbanzos queden bien tiernos. Dejar enfriar y colar, pero conservando el líquido de la cocción.
Mezclar el limón y 3 cucharadas de aceite con la mitad de los garbanzos y los ajos.
Pasar por el pasapurés o mixer hasta que quede una mezcla homogénea.
Seguir añadiendo garbanzos a la mezcla y, si es necesario, líquido de la cocción, hasta conseguir una consistencia homogénea y de puré cremoso. Añadir comino, sal y pimienta al gusto.
Colocar en un cuenco para servir, decorando con hilo en espiral de aceite y espolvoreando por encima pimentón a gusto.