El Club después del Cole replicó su presencia en los barrios. Por distintas vías buscan estar cerca de los menores más vulnerables.
BALCARCE (Corresponsal).- El “Club después del Cole” nació desde Desarrollo Social como una forma de combatir el ocio en los chicos de los barrios y de esa forma alejarlos de los latentes peligros. Sin embargo, en su cuarto temporada fue modificando sus formas y funciones para pasar a una mayor contención teniendo en cuenta los problemas generados por el aislamiento social obligatorio.
La coordinadora Fara Amado Cunqueiro contó a LA CAPITAL que vienen recorriendo los barrios más vulnerables de la ciudad desde hace cuatro años. “Surgió como iniciativa de una demanda barrial que se comenzó a hacer visible a partir de la falta de espacios de recreación y juegos destinados a niños y niñas. A partir de allí, se inició una prueba piloto con la presencia de 35 chicos durante la primera semana”, mencionó.
Cunqueiro resaltó que la pandemia exigió que “se piense con creatividad y optimismo, sabiendo que muchos chicos necesitarían del paréntesis que el Club les ofrecía a diario teniendo que estar presentes desde otro lugar”.
La coordinadora resaltó el trabajo en red que se organizó en conjunto con organizaciones sociales y gubernamentales para acompañar a las familias, sus demandas y necesidades. “Posibilitamos puentes y redes para que los recursos sean equitativos y lleguen a todos y cada uno de quienes los necesitaban. Se articuló en conjunto con comedores, iglesias, dependencias municipales, el Hospital y los centros de atención primaria”, remarcó.
Más allá de las nuevas formas y esquemas de trabajo, Cunqueiro sostuvo que nunca se perdió el norte de contener a los niños que se encuentran con mayor vulnerabilidad. Por ello, mencionó que “se idearon diferentes propuestas, pero esta vez, no solo para la matricula del programa sino para todo Balcarce: Libros de juegos infantiles distribuidos gratuitamente en los comercios de la ciudad; PayaClub recorriendo los barrios llevando payasos, música y regalos y lectura de cuentos infantiles”.
También enumeró que se organizaron charlas con profesionales de la salud, juegos por redes con la meta de “llevar alegría, meternos en sus casas y oxigenar el malestar que se está viviendo”.
Protocolo
La referente describió que en este mes se aprobó en el municipio el protocolo ideado por el equipo del programa y se puso en funcionamiento en cada plaza “Cuerpo en Movimiento”.
En tanto, indicó que con medidas de distanciamiento y cuidado, los niños concurren a jugar a las plazas acompañados por sus padres y madres para jugar y divertirse. “Se sabe los efectos riesgosos que tiene para las infancias el contexto de emergencia sanitaria que se vive, y es por eso que el Club siguió y continua ideando propuestas”, añadió.
También adelantó que como si fuera poco, ya se comenzó a trabajar para la apertura de una nueva sede en el barrio Colon. “Los vecinos refieren que se han sentido olvidados por mucho tiempo y que con la llegada de este tipo de iniciativas se alegra toda la barriada”, afirmó.
Cunqueiro recordó que todo se inició por la demanda de actividades para chicos de un sector pero luego se fue extendiendo. Al principio sólo atendían a 30 chicos y con el correr de los años llegaron a 300.
“Esta es la esencia del Club, crecer cada año, duplicar la apuesta y estar donde se necesita. Hoy, el Club se encuentra presente en seis barrios vulnerables de la ciudad ofreciendo todas las tardes talleres de juegos, deporte, arte, apoyo escolar, teatro y cocina”, argumentó.
En el final explicó que “cada espacio de recreación está acompañado por sus talleristas y equipo técnico que ofrece contención, cuidado y sostén. “Trabajando así, tanto con los chicos como con su grupo familiar. Realizando trabajo en territorio, pero también jornadas de capacitación con otras instituciones, consultoría ante situaciones de riesgo educativas, jornadas abiertas a la comunidad de prevención y promoción de los Derechos de los Niños/as y Adolescentes”, culminó.