Fue durante una jornada de concientización. Indicaron que es por falta de conocimiento y cuestiones económicas.
El 7 de julio se celebrará el Día Nacional de la Conservación del Suelo y en ese marco se llevó a cabo en Balcarce una jornada que buscó crear un ámbito de reflexión para cuidar ese recurso que ha sido el motor de la economía nacional en los últimos años.
Sin embargo, ese bendito tesoro que cuenta la nación no está siendo cuidado como fuera debido y es por eso que está sufriendo un proceso de deterioro que preocupa. Esto vendrá aparejado con bajos rendimientos en los cultivos y problemas como inundaciones producto de un proceso de impermeabilización que ya se comienza a notar.
“En Argentina se dio un importante avance de desarrollos tecnológicos que permitieron en el agro un considerable aumento de rendimientos principalmente en cereales y oleaginosas. Sin embargo, aún tenemos deudas con nuestro principal recurso no renovable que es el suelo”, explicó Daniel Ligier, investigador de INTA Balcarce y uno de los disertantes de la jornada del suelo.
La actividad estuvo presidida por el intendente Esteban Reino; subsecretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Miguel Tezanos Pinto y el director Provincial de Agricultura, Eduardo Soto.
Según el profesional, datos reportados por la FECIC (2015), sobre la degradación de suelos afectados por erosión, indican que el 37% del territorio nacional se encuentra bajo diferentes grados de severidad, lo que corresponde a 105 millones de hectáreas, de las cuales 33 millones se encuentran en estado severo a grave.
“Si bien la práctica de la fertilización está generalizada, aún la superficie fertilizada no supera el 20-25% de la superficie sembrada, por lo tanto es frecuente el desbalance de nutrientes, a lo que se asocia la caída de los niveles de materia orgánica, reportados en diferentes agroecosistemas del país”, explicó Ligier.
En este sentido, el profesional sostuvo que otro factor “oculto” corresponde a la degradación física del suelo, afectada entre otras causas por el tránsito de maquinarias pesadas, tipo y forma de laboreo del suelo, y sobrepastoreo, entre otras, que impactan sobre la calidad estructural, compactación, pérdida de porosidad y los desbalances entre infiltración de agua y escurrimiento.
“Cada 7 de julio reflexionamos sobre la importancia de preservar la salud de nuestros suelos. Nuestro deber como sociedad es pasar de la reflexión a la acción. Este llamado de atención cobra importancia para los profesionales dedicados a la ciencia del suelo, los agricultores y los funcionarios hacedores de políticas públicas”, indicó Ligier.