El clima y la falta de trabajos de base en las zonas alejadas del centro se transforma en una combinación compleja que atenta contra la circulación diaria de los vecinos.
MIRAMAR (Corresponsal).- La llegada del invierno, sumado a las lluvias prácticamente diarias, se transformaron en un verdadero problema para la comunicación y traslado de los vecinos de ciertas zonas periféricas de Miramar, que son testigos y principales actores de una situación que cada año se torna más compleja.
Hay sectores donde se produjeron pantanos por el tránsito obligado de quienes allí residen y, en muchos casos, se les dificulta salir de sus hogares hasta en un automóvil.
Barrios como Parquemar, Bristol y Copacabana, entre otros, son una imagen incansable del barrial que no solamente causa fastidio crónico de sus habitantes, sino que pone en peligro su seguridad ya que en varias ocasiones los vehículos se quedaron encajados o rotos en medio de alguna huella profunda o laguna.
En otros casos deben desviarse regularmente de los trayectos determinados, pasar por arriba del pasto para luego seguir el camino, emulando al propio Rally Dakar.
“Hace dos meses realizamos la compra de material, nosotros los vecinos que pagamos impuestos, pagamos también los materiales para la reparación de las calles de nuestro barrios. Justifican su falta de accionar en la pandemia”, argumentaron desde la Asociación Vecinal Copacabana Residencial.
Asimismo, solicitaron al municipio que, “en la inmediatez se resuelva este intolerable estado de abandono”.
Desde este organismo también reflejaron que “ya fueron labrados dos expedientes sin éxito, tenemos el acopio y aún continúa todo igual”.
Lo manifestado con razonable bronca por los residentes, en este caso de Copacabana, es el desencanto que viven en muchos sectores de la ciudad de Miramar, Otamendi, Mechongué y Mar del Sud, quienes reclaman periódicamente trabajos a conciencia y sólidos previos que permitan en épocas donde el clima no ayuda y las maquinarias se ven imposibilitadas de operar, que se les facilite aunque sea parcialmente la circulación.
En tiempos difíciles por la pandemia de Covid-19, donde las necesidades y la demanda se acrecientan, más allá de cuidar la salud de la población -trabajo que de momento viene dando sus frutos-, este tipo de cuestiones deberían ser tomadas como una prioridad de Estado, debido a la expansión demográfica de las ciudades del distrito a lo largo de los últimos años.
Hoy quienes cuentan con vehículos propios, como automóviles, motocicletas o bicicletas por las distancias relativamente cortas que se manejan en ciudades pequeñas como éstas, quizá tienen, con mayor o menor comodidad, aun la posibilidad de movilizarse, aunque otros, de menores recursos quedan claramente más relegados por barreras que podrían minimizarse.