La Ciudad

Raverta cambia de liga, suma poder y sacude el escenario doméstico

Su designación como directora de la Anses la encumbra. Arribó allí por Cristina Kirchner. Tendrá más exposición y podría cambiar perspectivas de cara a 2023. Montenegro reaccionó como era esperable. No variaría la relación con Provincia y Nación. La novedad le llega cuando las encuestas le reconocen la gestión de la crisis.

Por Ramiro Melucci

La foto del 9 de abril de 2019 está más vigente que nunca. Cristina y Fernanda, sonrientes, en el Instituto Patria. Ese día, la expresidenta bendijo a Raverta para que compitiera por la intendencia de Mar del Plata. Un año después, las sonrisas siguen intactas: la marplatense, amadrinada por la vicepresidenta, manejará la caja más grande del Estado.

Tras la primera bendición, Raverta no logró convertirse en la primera mujer intendenta de la ciudad. Después de la que recibió la semana pasada, que se tradujo en la decisión de Alberto Fernández de elegirla para reemplazar a Alejandro Vanoli en la Anses, se transforma en la primera mujer en conducir ese organismo, creado a fines de 1991. El castigo que algunos auguraban tras la derrota electoral con Guillermo Montenegro no solo no se produjo nunca, sino que desde ese entonces la carrera política de la dirigente del Frente de Todos local fue en vertiginoso ascenso.

El presidente la eligió para dinamizar el organismo que durante la pandemia del coronavirus se volvió el rostro más conocido del Estado. También para que la gestión de esa gigantesca maquinaria que tiene un presupuesto de más de 2.500.000 millones de pesos sea más cercana a la gente. El gobernador Axel Kicillof la despidió con nostalgia y la suplantó en el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad con Andrés “Cuervo” Larroque, otro dirigente de La Cámpora y de confianza para Máximo y Cristina Kirchner.

El nuevo destino le otorga a Raverta una marquesina más distinguida. En tiempos de pandemia la Anses distribuye el único sostén de 7,8 millones de familias: las que acceden el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Otros 6,9 millones cobran jubilaciones y pensiones. Todos los medios del país están pendientes de esos y otros aportes que engloban la mitad de los gastos que realiza el Estado.

El grupo de whatsapp del Frente de Todos en Mar del Plata ardió de euforia tras el tuit con el que Alberto Fernández anunció la designación de Raverta. La noticia ya había corrido en formato de rumor el día anterior, matizada con la alternativa de que podía ocupar el cargo el intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, y solo por la noche los más cercanos a la excandidata a intendente supieron lo que iba a suceder. “Es extraordinario. Desde la Anses solo se pueden dar buenas noticias”, razonó más tarde uno de los comentaristas de ese foro.

Hablaba del crecimiento político que experimentará Raverta. Evitaba reparar en que el riesgo es proporcional al cargo. Está a la vista el ejemplo de Vanoli, que erró en asuntos tan cruciales como el cálculo de los beneficiarios de la ayuda estatal y el cronograma de pago en los bancos, que derivó en el “viernes negro”.

Antes de poner en marcha el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, de ser candidata a intendente e incluso de ocupar una banca de diputada nacional, Raverta tuvo su primera experiencia en la Anses. Fue hace una década, cuando el entonces titular del organismo, Diego Bossio, inauguró la oficina del puerto y la puso al frente. Su sucesora en el cargo fue Virginia Sívori, hasta que la llegada de Cambiemos barrió al kirchnerismo de las oficinas públicas. Por eso algunos también tomaron lo que sucedió el jueves como una reivindicación.

Montenegro reaccionó al anuncio con el mismo manual que desplegó el día que Kicillof nombró a Raverta en el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad: “Es una buena noticia para Mar del Plata”. No cree que el nuevo cargo vaya a cambiar su buena relación con la funcionaria, pero es prematuro estimar las consecuencias que puede tener la designación en el panorama doméstico.

Hasta ahora el escenario de 2023 se elaboraba con el mapa de 2019. Se entreveía una nueva a disputa mano a mano entre Montenegro y Raverta. Pero la semana pasada tuvo lugar un cambio que podría trastocarlo todo: la exministra bonaerense ha comenzado a jugar en otra liga. Y eso implica la posibilidad de mayores variantes.

Hay algo seguro: Raverta ratificó con creces su liderazgo en la principal fuerza opositora local. Después de las elecciones en que fue derrotada hubo quienes se ilusionaron con el nacimiento de un espacio albertista que incubara en el distrito un nombre propio capaz de disputarle el cetro a la preferida de Máximo y Cristina. Nada de eso se vislumbra ahora. Al contrario: Alberto también ha depositado su confianza en Raverta.

La lectura superficial es que Montenegro perdió una interlocutora con Kicillof y sumó otra con Fernández. Pero el intendente ha hecho nuevas relaciones. En el inicio de la gestión, la entonces ministra ayudó a construir los puentes, sobre todo con la Provincia. Pero ahora ya están consolidados. Hay un diálogo permanente con la ministra de Gobierno, Teresa García, y con el de Producción, Augusto Costa. También perdura el buen vínculo con Sergio Berni.

El encumbramiento de Raverta coincide con el mejor momento del intendente en las encuestas. La gestión de la crisis lo valoriza. Pero no son tiempos fáciles y las mieles de hoy pueden agriarse pronto.

El jefe comunal negocia con la Provincia un auxilio financiero para pagar esta semana los sueldos. Le solicitó al Ministerio de Hacienda una asistencia de $ 200 millones en el marco del “Fondo Especial de Emergencia Sanitaria para la Contención Fiscal Municipal”. En el gobierno deslizaron en los últimos días la opción de un pago desdoblado si la negociación no sale como está en los planes. 

“Cuanto más cerramos, más abrimos”, repite como un mantra el intendente en su círculo de confianza. Alude al bloqueo de la ciudad que logró con la colaboración de Manino Iriart para evitar que el coronavirus “entre a la ciudad” y a la apertura de la economía local, que se traduce en el envío de protocolos para que la Provincia permita rehabilitar actividades.

Los últimos dos informes académicos ilustran las consecuencias de la cuarentena en Mar del Plata. El de la Escuela Superior de Medicina alude a las positivas. Bajó su proyección de 1600 casos de coronavirus a menos de 50 para finales de mayo. Y señaló que eso se logró en virtud, también, de dos medidas que se tomaron en el distrito: la estricta prohibición del ingreso a la ciudad y el seguimiento y bloqueo de los casos.

El de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales marca el aspecto negativo de las restricciones. La capacidad instalada utilizada de la industria se ha visto reducida a la mitad, hay una “gran preocupación por la continuidad de los comercios” y todos los subsectores del turismo consideran que su actividad puede verse afectada entre el corto y el mediano plazo. Todo eso hay que reconstruir. No será fácil.

 

 

 

 

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