Todas las noches se mete en la piel de un personaje complejo en la comedia musical "La jaula de las locas", junto a Nito Artaza y Cecilia Milone. "No es fácil hacerlo porque uno puede llegar a hacer el ridículo", confiesa el actor, que vive el duelo por la muerte de su hijo.
Con una serenidad impactante, el “Negro” Raúl Lavié enfrenta esta dura enseñanza que le presenta la vida: “Siento nostalgia, tristeza, no bronca, la muerte es parte de la vida”. Las declaraciones, realizadas a un programa televisivo, sintetizaron el dolor a partir de la muerte de Leo Satragno, su hijo y el de Pinky, recientemente fallecido.
No obstante el duelo y la necesidad de mantenerse a resguardo, Lavié nunca interrumpió las funciones de “La jaula de las locas” (Teatro Mar del Plata), espectáculo que tiene seis nominaciones a los premios Estrella de Mar y que lleva adelante junto a Nito Artaza y Cecilia Milone. Por su labor fue nominado en el rubro Actuación Protagónica Masculina de Comedia.
“Las ganas de hacer las cosas, el amor a mi trabajo eso es lo que me mantiene activo, estoy beneficiado por una buena salud y tengo un despliegue técnico sobre el escenario -dijo a LA CAPITAL-. Eso es innato. Me acuerdo de China Zorrilla, que llegaba al teatro y uno decía ‘pobrecita, no puede caminar’. Pero se subía al escenario y cambiaba, era una luz. Los actores tenemos el escenario que es nuestra vida, nuestro lugar común, tal vez más que en la vida privada”.
Versátil y activo a la vez, vive estos 81 años con el brillo de ser el actor argentino que más musicales protagonizó. Desde “Tu cuna fue un conventillo”, “Pippin”, “Martín Fierro”, “Annie”, “Víctor Victoria”, “El Hombre de la Mancha”, “Zorba el griego”, “Hello Dolly” y, entre otros, “El violinista sobre el tejado”, el último proyecto antes de que Artaza le ofreciera “La jaula de las locas”.
Ahora, en esta histórica comedia musical que escribió el francés Jean Poiret y que sigue siendo un éxito en los principales escenarios del mundo, se mete en la compleja piel de Zaza, un gay explosivo que lleva adelante un famoso cabaret. En la ficción, es la pareja del personaje que interpreta Nito.
-¿Qué lo tentó de Zaza?
-El personaje, que es muy rico, y a mí me gusta afrontar este tipo de desafíos. He hecho personajes dispares durante mi larga carrera teatral. En “Víctor Victoria” también era un gay pero de otra condición. Zaza es un personaje que siempre me gustó.
-Es un gay histriónico…
-Sí, pero a su vez tiene dos elementos a favor: es el gay de la vida familiar, el de la vida privada, y también el otro, el de la vida del show. Lo que tiene de particular es que lo interpreta un heterosexual. No es fácil hacerlo porque uno puede llegar a hacer el ridículo con un personaje si no es bien tratado, como en este caso.
-¿Cómo evita el ridículo?
-Con mi personaje, como actor. Yo he hecho distintos personajes durante toda mi carrera, cada uno tenía un sello propio. Además soy muy observador, creo que lo fundamental para un actor es ser observador. Me moví alrededor de eso, logré gestos y otras características. Además, se es actor o no, el actor está proclive a deformar su rostro, a adquirir un rictus. Son un montón de posibilidades que te da este oficio.
-¿El escenario sana?
-Sí, totalmente, y cantando con más razón. Dicen que los que cantan son los que están más cerca de Dios. Es una entrega total.
-En medio de un verano con mucha actuación, ¿dónde queda el cantante?
-Soy una figura del tango por mis comienzos, pero para mí el tango es música. Y la música está repartida en diferentes géneros musicales, en ritmos, y yo he hecho de todo, he cantado hasta rock. He pertenecido al Club del Clan. He grabado veinte temas folklóricos que los voy a sacar pronto, estoy haciendo una prueba de fusión de tango con música latinoamericana, y he hecho una versión de un tango muy tradicional en tiempos de cuarteto.
-Es dueño de una apertura musical enorme…
-Por supuesto, cuando se puede, uno tiene que adaptarse a los cambios generacionales para poder mantenerse, yo tengo 81 años, le he ofrecido todo lo que puedo hacer a dos generaciones. Tengo que reunirme con la gente joven, para conocer su forma de expresión, su forma de pensar, todo ese tipo de cosas, su forma de ver la música, entonces, yo he cantado con directores clásicos como Pugliese, Troilo y lo he hecho con Astor Piazzolla que fue un revolucionario de la música y yo mismo he sido un revolucionario dentro del canto porque en las épocas en que yo he comenzado a cantar, que fueron muy lejanas ya, tenía una determinada personalidad como para ir modificando la música popular relacionada con la canción. Y eso es lo que a mí me da mucha satisfacción. Fui muy criticado porque cantaba la música popular de una forma muy personal. Cuando la gente pone mi música dice ‘ese es el Negro Lavié’.