El artista se presenta este viernes en el Teatro Roxy. En "1972" grabó canciones de su infancia. Con el material homenajea a su familia y reivindica la figura de su padre, "un gran cantor que quedó ahí, que tuvo sus intentos".
“Muy emotivo”, así plantea el cantautor Raly Barrionuevo el show en vivo de presentación de “1972”, un trabajo con canciones que formaron parte de su infancia y en el que reivindica la figura de su padre. Con este trabajo “pude sanar y amigarme con mi historia”, como definió el artista en una charla con LA CAPITAL.
Barrionuevo estará este viernes 19 de noviembre en el Teatro Roxy, junto a su banda, sin la pianista Elvira Ceballos, quien fue fundamental, tanto para este disco como para “Radio AM”, dedicado a la madre de Barrionuevo. “No tenía pensado hacer este disco en vivo sin Elvira, ella es el el alma de ‘Radio AM’ y de ‘1972’, aunque a este último no llegó a escucharlo terminado, porque falleció hace dos años” compartió. No obstante, reconoció que “está siendo muy emocionante el reencuentro con el público a varios niveles. Por un lado, siento que la gente disfruta de escucharme cantar este estilo que no es mi estilo habitual pero que lo conozco de la fuente y lo llevo muy adentro. Por otro lado, percibo emociones nuevas y quizá guardadas de la gente al reencontrarse con estas canciones que no murieron ni morirán; seguramente hay mucho público joven que las está descubriendo con ‘1972’”.
En este show cantará todas las canciones del disco “y otras que son parte de mi camino artístico”, y contará con la presencia de Marina Abalos Gordillo en piano. “Marina apareció como por arte de magia. Creo que fue una señal, una especie de conjuro, mientras decidía si presentar o no el disco en vivo, porque no me lo imaginaba sin Elvira presente, Marina me llamó por otra cosa y me surgió la idea de proponerle sumarse a esta propuesta. Lo pensó un par de semanas y aceptó”.
-¿Cómo surgió hacer este disco?
-Este disco era como una segunda parte de “Radio AM”, donde quise rendirle un homenaje a mi historia familiar, fundamentalmente a la música que escuché en mi niñez, con temas clásicos que eran parte de mi infancia; estaba pensado como un disco doble y no se pudo en ese momento. “1972” ya estaba listo, hace 6 años más o menos y había quedado guardado. Este año decidí retomarlo luego de pasar las fiestas con mis tías en Catamarca. Cuando viajé me vino como una fuerza que decía que tenía que terminar este disco. Me puse a trabajar en eso de verdad. En ese proceso también decidí llamarlo “1972”, que es mi año de nacimiento; ese título me lo disparó una foto que encontré. La tapa del disco son dos fotos reales. La foto que conocí toda mi vida, la de mi mamá con mi hermano chiquito y yo en la panza en la Plaza Central de Catamarca, con el fondo de la Catedral, que era la foto típica que se sacaba todo el mundo. Cuando falleció mi mamá, buscando en sus cositas guardadas, encontré la foto completa y fue muy impactante para mí porque ahí me di cuenta de que a mi papá lo habían sacado de la foto. Algo que se estilaba mucho antes. Y la idea era resignificar la imagen: pegarlo con cinta, pero que esté ahí. Había mucho de esotérico también en eso.
-¿Cuántas emociones y estados de ánimo fuiste pasando en el proceso?
-Muchas. En este disco grabé de nuevo las voces y al cantarlo otra vez, pude sanar y amigarme con mi historia.
-¿Conociste nuevas facetas tuyas o re-conociste durante este trabajo creativo?
-Fue muy divertido hacer este disco, tuvo mucho de actoral. Jugué mucho con la voz, porque al haber descansado casi dos años tenía margen con la voz para hacerlo y descubrir colores, matices y formas de cantar. Estuvo buenísimo porque la exigí al máximo sin entrar en ninguna estridencia para cantar estas canciones al estilo antiguo y me reía mucho cuando cantaba en las grabaciones en mi casa. Me hallaba cantando como otra persona.
Producción fotográfica a Raly Barrionuevo, músico, en su casa de Unquillo.
-¿Terminó siendo exorcizante?
-Es un viaje a mi niñez con la misión de sanar lo dolido, celebrar lo bello y seguir adelante. Las canciones que están en 1972 son clásicos regionales del cancionero folklórico y son muchas de las que cantaba mi papá; creo que mi padre hubiese grabado estas canciones de haber tenido la posibilidad. “Radio AM” era un disco más homenaje a mi madre, “1972” es mi manera de reivindicar a mi padre, un gran cantor que quedó ahí, que tuvo sus intentos.
-¿Cómo te sentiste grabando un tango?
-Cuando canté tango, en la canción “Y dicen que no te quiero” (José Canet), no sabía cómo cantar. Yo soy pésimo cantando tango, aunque de chico había algunos cantores de tango en los asados y en los bautismos. Pero bueno, probé varias formas hasta que me di cuenta de que tenía que cantarlo como yo podía, no de una manera pretenciosa. Antes de grabar escuchaba mucho la versión de Nelly Omar de ese tema. Todo ese trabajo fue muy divertido y comprobé que podía hacer muchas cosas con la voz.