Se trata de siete personas que están acusadas de integrar una organización que acopiaba, trasladaba y comercializaba estupefacientes. El 1 de octubre se secuestró bajo su órbita casi 115 kilos de cocaína.
Tres mujeres y cuatro hombres fueron procesados por integrar una organización dedicada al almacenamiento, transporte y comercio de estupefacientes, que operaba en distintos puntos del país con base en Batán, y realizaba transacciones en lugares públicos de distintas ciudades de la provincia de Buenos Aires. Al momento de las detenciones, consumadas durante un operativo que se denominó “Papa Lavada”, se secuestraron casi 115 kilos de cocaína.
La resolución, de más de 80 páginas y firmada por el juez Santiago Inchausti, recoge una gran cantidad de elementos probatorios reunidos durante la investigación dirigida por la Fiscalía Federal N° 2 de Mar del Plata, actualmente subrogada por Carlos Martínez. Además, se resolvió trabar un embargo sobre los bienes y dinero de los acusados por 10 millones de pesos, como así también el secuestro con fines de decomiso de 14 vehículos -entre automóviles de alta gama, una moto, dos camiones y un semirremolque- que fueron utilizados para el comercio de estupefacientes, o bien resultaron ser producto de esa actividad delictiva, poniéndolos a disposición de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
La causa se inició a partir de una denuncia anónima que daba cuenta de posibles maniobras de narcotráfico de una familia de origen extranjero con asiento en la zona de Batán. A partir de allí, desde la Fiscalía N° 2 se dispusieron tareas de investigación, encomendadas a la Unidad Operacional Control de Narcotráfico y el Delito Complejo Central de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
El nutrido material probatorio, en base a obtención de informes, vigilancias discretas, seguimientos e intervenciones telefónicas, permitieron interceptar el pasado 1 de octubre a un vehículo en el que se movían algunos de los investigados, luego de realizar una posible transacción de droga en una estación de servicio situada sobre la autovía 2: el resultado fue el secuestro de 67 ladrillos de cocaína. A partir de ahí, se dispusieron allanamientos en distintos domicilios investigados, secuestros de vehículos y detenciones, que habían sido solicitadas previamente por el Ministerio Público Fiscal. Así, se encontraron otros 44 ladrillos de cocaína: 24 en una vivienda, y 20 más escondidos en una rueda de un vehículo. Si bien se lograron entonces siete detenciones, existen pedidos de detención vigentes respecto de otras catorce personas vinculadas a la organización criminal.
Los líderes de la organización, una pareja de ciudadanos bolivianos que vivían en un predio rural en Batán, fueron procesados por ser organizadores de actividades de narcotráfico agravado y por dos hechos de transporte de estupefacientes. Junto al padre de la mujer, se los acusa de ser quienes prepararían la cocaína –que traían desde el norte del país camuflada muchas veces en camiones con cajones de frutas y verduras- para su comercialización en distintas localidades, principalmente de la provincia de Buenos Aires, tales como Mar del Plata, Gutiérrez, Tres Arroyos, Tandil, Bahía Blanca y Punta Alta, y también en la Ciudad de Buenos Aires.
Eslabones
Según la pesquisa, la banda estaba compuesta por distintos eslabones, cada uno con actividades, roles y grados de participación específicas. “De las tareas efectuadas, se desprende una gran cantidad de maniobras llevadas a cabo por los principales investigados en autos, consistentes en intercambios compatibles con conductas en infracción a la ley 23.737”, las que deben –entendió el juez- ser valoradas conjuntamente con las escuchas telefónicas realizadas y los secuestros logrados luego de los allanamientos en distintos puntos del país: más de 100 ladrillos de cocaína, por un peso total de casi 115 kilos; 31 kilos de bicarbonato de sodio; 230 kilos de hojas de coca; más de un millón y medio de pesos, más de dos millones de guaraníes y 65.300 dólares.
Más allá de la prueba reunida a partir de las escuchas, se pudo también verificar que los investigados usaban más de un número telefónico o cambiaban de línea asiduamente, “siendo éstas maniobras típicas para procurar su clandestinidad”.
Al analizar la cuestión patrimonial de la organización, se pudo determinar que los acusados mantenían un estilo de vida muy alto, cuando no se detectó ningún tipo de actividad laboral que le dé sustento. El devenir de la investigación logró determinar que los imputados e imputadas se han encargado de insertar al mercado el producido obtenido a raíz de las maniobras desplegadas, “específicamente mediante la adquisición de vehículos que en algunos casos los colocaban en cabeza de otros coimputados”.
Otras causas, los
mismos implicados
En el expediente se acumuló otra causa que tramitó en el Juzgado de Necochea, por pedido del fiscal de aquella jurisdicción. Se trata de una investigación a partir de la cual se secuestraron en octubre de 2018 77 panes de marihuana y 2 panes de cocaína, lo que arrojaba casi 66 kilos de la primera droga y más de dos kilos de la segunda.
El material estupefaciente fue encontrado en un automóvil, a raíz de un allanamiento realizado en una vivienda de la localidad de Tres Arroyos. De aquella pesquisa surgía el nombre de pila de quien sería la proveedora del hombre detenido, que resultó ser -de acuerdo a un importante caudal probatorio- una de las líderes de la organización que actuaba desde Batán.
Incluso, la mujer, junto a su pareja, ya habían sido condenados en marzo de 2016 por el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata por el delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.