La medida se tomó ante las constantes quejas de los vecinos de varios barrios de la capital por el ruido y el comportamiento de turistas ebrios, sobre todo extranjeros.
El ayuntamiento de Praga decidió limitar el turismo de borrachera al prohibir, a partir de las 22, las populares rutas nocturnas de bar en bar que ofrecen algunas agencias, informó este martes el diario digital iDnes.
Esta decisión responde a las constantes quejas de los vecinos de varios barrios de la capital por el ruido y el comportamiento incívico de turistas ebrios, sobre todo extranjeros, que incumplen la normativa local de silencio nocturno, vigente a partir de las 22.
Agencias como ‘Prague Pub Crawl’, que organiza este tipo de rutas para turistas, considera que la medida del consistorio es “populista” y no resuelve el problema del ruido nocturno, según dijeron fuentes de la empresa al rotativo.
Este tipo de actividades sólo serán posibles entre las 6 y las 22, para respetar las normas municipales sobre silencio nocturno, según la decisión del ayuntamiento.
El ayuntamiento también quiere evitar con esta medida el gran ruido y la suciedad en los espacios públicos que generan estas actividades turísticas, entre las que están las despedidas de solteros, muy populares en Praga.
“Todo esto significa un despliegue excesivo de servicios municipales, como los servicios de limpieza y la policía municipal, y con ello una carga para el presupuesto y la capacidad de personal del municipio en cuestión”, explicó el ayuntamiento sobre la normativa, que entrará en vigor en cuanto se publique en libro de actas municipal.
También señaló la “mala reputación” que este tipo de turismo trae consigo y que, además de molestias a los ciudadanos locales puede ahuyentar potenciales inversiones y otro tipo de turismo.
“El consumo excesivo de alcohol y el comportamiento perturbador asociado con las visitas a bares pueden crear la impresión de falta de sofisticación en la comunidad, reduce la sensación de seguridad y puede conllevar evitar ciertos lugares. Esto puede tener un impacto negativo en la percepción de la comunidad por parte de los turistas. inversores potenciales y los propios ciudadanos”, se recoge en la normativa.
EFE.