A pesar de una ley vigente, muchos establecimientos gastronómicos de Mar del Plata aceptan sólo el pago con efectivo, en contra de la tendencia de mundial del uso de dinero plástico.
La escena se repite, ya sea al mediodía o a la noche, en muchos de los restaurantes de la ciudad: uno de los comensales pide la cuenta, al ratito el mozo acerca la adición y cuando la retira y se encuentra con la tarjeta de crédito o débito explica que sólo trabajan con efectivo. ¿Por qué pasa esto?
A contramano de la tendencia mundial, especialmente en ciudades turísticas, muchos -por no decir la mayoría- de los más de 1.200 locales gastronómicos existentes en el Partido de General Pueyrredon trabajan únicamente con dinero en efectivo. Incluso en contra de la ley (ver recuadro).
De acuerdo a las cifras proporcionadas por la delegación local de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica, en la ciudad existen “más de 1.200 establecimientos gastronómicos” aunque aclararon que esos números “no están actualizados” y como datan de “3 o 4 años atrás” no contemplan las aperturas y cierres de las cervecerías artesanales.
Sobre la no implementación de las formas de pago con dinero plástico, los empresarios se ampararon en reclamar “una reforma impositiva integral” aduciendo que “con la utilización de la tarjeta no queda mucho dinero retenido”.
A pesar de que la opción de permitir el pago con tarjeta, ya sea de crédito o débito, es considerada como un servicio destinado al cliente, muchos gastronómicos no la implementan en sus comercios por diversos motivos: “Nos genera muchos gastos”, aseguraron unos; otros sostuvieron que “retiene mucho dinero” y algunos -tímidamente y pidiendo anonimato- reconocieron que “si las tenemos hay que blanquear todo”. La polémica está abierta.
Retenciones
Sin embargo, oficialmente advirtieron la “alta carga tributaria” que los ahoga y se ampararon en la misma para preferir el pago con billetes contantes y sonantes.
“En la actualidad -explicaron orgánicamente- existen numerosos contribuyentes que se encuentran ante una problemática respecto al impuesto a los Ingresos Brutos: la implementación `abusiva´ de distintos regímenes de recaudación del impuesto de manera anticipada (retenciones, percepciones y recaudaciones bancarias) que generan una progresiva acumulación de saldos a favor en las distintas provincias”.
Así, destacaron que “los fiscos provinciales están legitimados para crear este tipo de herramientas de recaudación anticipada, pero no siempre su aplicación es razonable y, ante la escasez de recursos, se verifica el uso `abusivo´ de estos regímenes, desvirtuando su naturaleza de recaudación anticipada”.
A su entender, el inconveniente radica “en el avasallamiento de estos regímenes por sobre el monto efectivo del impuesto que el contribuyente debe afrontar, generando saldos a favor permanentes, con el consecuente costo tanto financiero por sí, como el administrativo por tener que tramitar certificados de no retención y/o recaudación, para dejar de sufrirlas por algunos meses y así poder absorber dichos saldos a favor en los períodos siguientes, o solicitar su devolución o la compensación contra otros impuestos”.
Específicamente en el caso de la provincia de Buenos Aires, aseguraron que “la posibilidad de otorgar la reducción de alícuotas de retención ante una situación de saldos a favor dependen de ciertos ratios que fueron considerados ilegales por la Cámara Federal de Mar del Plata”.
Por lo tanto, la devolución “tiene requisitos comunes a todas las jurisdicciones, como la inexistencia de deudas, y someten al contribuyente a una fiscalización antes de devolverle impuestos, y el cumplimiento de los plazos es poco frecuente, por lo cual se debe considerar en muchos casos la intervención de abogados para plantear medidas de pronto despacho”.
Quejas
Más allá de las explicaciones empresariales, la cuestión resulta poco práctica para los clientes. Javier es un porteño que suele visitar las ciudad “dos o tres veces por año” y como corredor es habitué del Maratón de Mar del Plata, por lo que es conocedor de distintos establecimientos gastronómicos. Y le pasó “de tener que juntar billetes entre los integrantes de la mesa para pagar la cuenta porque no aceptaban tarjetas. Me parece una truchada”, definió.
“Es ilegal -añadió-, la aceptación de la tarjeta de débito es obligatoria, la de crédito es opinable, hasta se trata de una cuestión comercial, pero deberían ver la media sobre todo en una ciudad que pretende recibir turismo internacional”.
Asimismo consideró como “una práctica cavernícola” el hecho de “tener que salir con un pilón de billetes para ir a comer, máxime cuando en determinadas zonas como Playa Grande no hay muchos cajeros electrónicos. Y estamos hablando de restaurantes muy conocidos”.
Y ejemplificó con lo que le pasó el año pasado en Noruega: “Estuvimos con mi mujer 8 o 10 días y no cambié plata. Ellos tienen de moneda la Corona Noruega y no tuvimos que cambiar, porque pagamos todo con transacciones electrónicas o con tarjeta”.
Julia, que es marplatense pero vive en Estados Unidos y vuelve para pasar las fiestas con su familia, también se quejó vía e-mail porque “atrasan. Nos pasó con mi marido de no poder pagar, en un famoso restaurante de pastas de la zona de Güemes, porque sólo aceptaban efectivo y éramos como 15. Esa vez nos salvó mi cuñado, pero deberían rever la medida si es que aspiran a ser una ciudad receptora de turismo internacional”.
Excusas
Más allá de la cuestión legal, algunos de los restaurantes avisan con carteles en sus puertas que “no atendemos con tarjeta de crédito ni débito” pero otros cuelgan los carteles de los códigos QR y hasta el anuncio que el cliente tiene el derecho de pagar con dinero plástico pero a la hora de la cancelación de la cuenta dicen que “sólo aceptamos efectivo”.
La propietaria de una parrilla ubicada en Playa Grande, que pidió reserva de nombre, argumentó que “para empezar, el uso del posnet te saca el 20 por ciento. Aparte es un lío por el tiempo que tardás con la operatividad”.
Si bien reconoció que hasta hace poco en su local sólo atendían con efectivo, aseguró que la posibilidad de que el cliente pague con dinero plástico “no es estrictamente necesario, porque no es un negocio de venta de ropa, que si no no vendés. Además tardás más de un mes en recuperar ese dinero y a los proveedores le tenés que pagar cash”.
Desde el sector gremial, expresaron su visión. “Es una modalidad que implementan los empresarios (sólo efectivo) porque con las tarjetas se demoran mucho los pagos y, entre esa demora y la inflación, terminan perdiendo”, analizó la titular de la seccional local de gastronómicos, Mercedes Morro.
A su entender, para la implementación de las tarjetas -más allá de la ley vigente- sería necesaria “la baja de impuesto” porque reconoció que esa limitación “nos perjudica frente a otros destinos turísticos que sí dan la posibilidad, no sólo de pagar con tarjeta, sino también en cuotas”.
Así las cosas, ya sea por evitar la carga impositiva, por “negrear” o por simple desidia, en pocos restaurantes el comensal se puede sentar tranquilo sin antes preguntar si puede pagar con tarjeta. El tema deberá tratarse, máxime a pocos meses del inicio de la temporada veraniega.