La carne y los alimentos en general, pero también la indumentaria, el calzado, los electrodomésticos, la nafta, repuestos y muebles registran importantes incrementos. Cayeron las ventas, se complica la reposición y el más castigado, una vez más, es el bolsillo de los consumidores.
Un kilo de carne o de pan, un electrodoméstico, un par de zapatillas, un repuesto automotor o un mueble cuesta hoy entre un 20 y 35% más que hace una semana. La devaluación del peso luego de las elecciones primarias tuvo un impacto inmediato y directo en prácticamente todos los rubros y los comerciantes estiman que las subas “van a seguir”. El complejo panorama afectó las ventas, la reposición de mercadería y castigó el bolsillo de los consumidores.
El lunes y martes posterior a las elecciones la calle “estuvo parada” y varios comercios vieron fuertemente disminuida la venta. Detrás del mostrador, los comerciantes reciben listas de precios de los proveedores con incrementos que llegan al 35% en algunos casos. Pero también, en otros, directamente “no hay precio” y la mercadería se entrega sin valor de referencia. La incertidumbre y el “hay que aguantar” se impone en los negocios de la ciudad.
El Banco Central decidió el lunes pasado elevar el tipo de cambio oficial a $365,5, lo que derivó en una devaluación del 21,8% con respecto a la cotización del último cierre. El blue, en tanto, se disparó y rozó los 800 pesos, pero el viernes bajó a 728 pesos, solo como valor de referencia.
Esa disparada de la divisa tuvo un brusco impacto en los comercios. Prácticamente no hay rubro que no haya aumentado sus precios. Y aquellos productos que tienen componentes importados, desde el motor de una licuadora o una heladera hasta los herrajes o lacas de algunos muebles, fueron los que más subieron.
Por supuesto, donde más se siente la remarcación es en los productos de primera necesidad. En los almacenes las subas varían de acuerdo a la marca: entre un 18 y un 35%. Algunas carnicerías incrementaron hasta un 35% los precios. El kilo de pan subió a $ 700 y la docena de facturas sugieren venderla a $ 2400. El pollo subió casi un 20% y los fiambres entre 15 y 18%. La nafta subió 12,5%. Todo en menos de una semana.
Las consecuencias directas de este fenómeno implican desconcierto, incertidumbre y pérdida del poder adquisitivo de los consumidores, como así también una caída de la rentabilidad y la venta de los comerciantes.
Fabricio llegó de La Pampa y abrió su almacén y granja hace seis meses en el centro de Mar del Plata. Construyó su clientela a base de mantener “buena calidad” y precios competitivos”, y la última semana fue una de las más difíciles desde que tiene el negocio en la esquina de Belgrano y Mitre.
“La verdad es que el aumento es increíble, todo subió por lo menos un 20 o 25%”, describió detrás del mostrador y detalló que “lo que más aumentó fue Arcor, un 25%” pero “los fiambres subieron entre 15 y 18%” y “el pollo un 15%”, entre otros productos.
“Es una situación difícil. La gente se queja mucho pero entiende que la situación va más allá de nosotros. En realidad la gente está resignada. Y eso que en el centro todavía la gente tiene poder adquisitivo, aunque con todo esto se cuida más, pero en la periferia la situación es más compleja aún”, graficó Fabricio, quien hace “malabares” para sostener “buenos precios” a pesar de todo, en parte resignando rentabilidad para sostener a su fiel clientela.
“Hay que seguir trabajando, esforzándose y ojalá en algún momento cambie la situación”, completó.
En la zona del Puerto, sobre la avenida Édison, Ricardo tiene un almacén hace 15 años y afirma que “nunca vivió algo como esto”. Preocupado y a la vez resignado, contó que “las listas vienen con aumentos de no menos del 20% en todo” y que “es un día a día” porque “las reglas cambian permanentemente”.
Las primeras subas llegaron el mismo lunes, con los resultados de las PASO aún frescos, incluso antes de la devaluación. Luego, entre el martes y el miércoles, varios productos “volvieron a subir”.
Mientras tanto, “la gente igual compra lo que puede, en muchos casos reduce el consumo, cambia de marca, le busca la vuelta, pero la está pasando mal”, coincidieron los almaceneros, que al ir a los mayoristas encuentran “falta de stock” y “toda la mercadería más cara”.
El pan sufrió en las última semana un nuevo incremento: ahora el kilo se vende a partir de $ 700 y la docena de facturas, desde $ 2400, según el listado orientativo de precios que difundió el Centro de Industriales Panaderos de Mar del Plata y Batán, que además sugiere cobrar $ 5.600 el kilo de masas finas y a las tortas decoradas, $ 5000.
“Subió todo porque aumentaron todos los insumos. Pero al mismo tiempo aumenta el costo de vida en general y todo te sale más caro”, comentó Valeria, al frente de una panadería de la avenida Luro, quien ve que “la gente estos días redujo la compra; si llevaba un kilo ahora lleva medio; igual que con las facturas”.
En simultáneo, el alquiler del local donde funciona la panadería está próximo a incrementarse un 114% a partir del próximo mes, con la ilusión de poder hacerle frente a los costos para no tener que cerrar.
El precio de la carne aumentó entre un 20 y un 35% en la última semana y las carnicerías sintieron de inmediato el impacto en las ventas.
“La mayoría de la gente ya venía comprando los sábados y domingos para aprovechar la promoción con Cuenta DNI, entonces en la semana hay menos venta. Pero esta semana aumentó hasta un 35% y se frenó todo. No vino nadie”, graficó Mario detrás del mostrador de una carnicería en la calle Alberti.
A su entender, de todos modos, “la gente está resignada” y más allá de los aumentos, “hace rato viene comprando dentro de lo que puede”.
Damián es el encargado de la carnicería ubicada en la esquina de Moreno y La Rioja, y confirmó que los precios “subieron entre 25 y 30%”. A causa de ello, “el consumo mermó un poco: hasta que la gente se acostumbre a los nuevos precios, por ejemplo en vez de un kilo lleva tres cuartos, o cambia de corte”.
“Hay veces que la carne aumenta hasta tres veces por semana. La gente ya está resignada pero de igual forma trata de mantener la calidad de lo que consume”, dijo Damián, quien reconoció que frecuentemente le toca ser “psicólogo de la gente”, que muchas veces hace catarsis sobre la situación económica mientras compra un churrasco por $600 o necesita alrededor de $10.000 (solo en carne) para hacer un asado simple para una familia tipo.
“La gente aprovecha los fines de semana con Cuenta DNI para hacer una diferencia. Eso ayuda, pero en la semana se plancha. A todos nos está pasando lo mismo, es un momento complejo, hay que atravesarlo”, completó.
Desde el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), que se reunió esta semana en un seminario realizado en el NH Gran Hotel Provincial, advirtieron en medio del “delicado” momento económico que “el problema no es el precio de la carne, sino el poder adquisitivo”.
Argentina, señaló el ingeniero agrónomo Adrián Eduardo Bifaretti, “es una sociedad carnívora” y “se siguen comiendo 53 kilos de carne vacuna por habitante por año”. Por ahora, el consumo “no bajó”.
Adrián Bifaretti, jefe del Departamento de Promoción Interna del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva)
Enseguida, aclaró que “más allá de la inflación, el cepo y la pobreza”, hoy “el problema no es el precio, es el poder adquisitivo” y amplió: “En un escenario donde lamentablemente los salarios vienen perdiendo contra la inflación, eso termina siendo el principalmente desencadenante de que a la gente se le complique no solo comprar carne sino un montón de bienes y servicios”.
Eugenia Brusca, analista económica del departamento de promoción interna del Ipcva, dijo que el sector cárnico “viene con un atraso del 140% en el precio” y que “eso lleva a la convalidación de nuevos precios para que toda la economía se adapte”.
“La carne venía muy por detrás del precio de los alimentos. Sabemos que hay un gran problema de poder adquisitivo. El problema no es el precio de la carne, sino el poder adquisitivo de las familias”, coincidió.
Los precios en los locales de ropa se incrementaron no menos de un 20% en la última semana, mientras que en los de calzado las subas oscilan entre el 15 y el 20%. La venta, afirman muchos, “se frenó” en los últimos días.
En varios comercios del centro el movimiento fue “prácticamente nulo” entre el lunes y el miércoles, pero se reactivó “un poco” entre el jueves y el viernes.
“La mayoría de los artículos han aumentado porque también los fabricantes nos pasaron los listados actualizados. De algunos productos todavía no hay valores y te entregan mercadería sin precios, por lo que hay que remarcarlo para no perder”, indicó Adriana, vendedora de un local de indumentaria femenina de Rivadavia y Santa Fe.
Alejandro lleva 16 años en el rubro y desde el local de calzado de mujer en el que trabaja, en la zona de Rivadavia y Mitre, contó que “la venta estuvo muy floja esta semana; no se vendió nada”.
“Los precios subieron entre un 15 y 20% según el modelo. Hay fábricas que no te venden y otras que te entregan productos sin precio. Te dan la mercadería y te dicen ‘después vemos’”, relató.
Para la indumentaria y el calzado, agosto había “comenzado bien”, pero días antes de las PASO “aflojó” y con la devaluación post electoral “se frenó todo”.
“Hoy si aumentás es para no perder, porque no ganás, o al menos ganás menos, te tenés que achicar. Y si encima tenés que enfrentar el aumento del alquiler quedás en una situación muy complicada”, describió Héctor, de un local de abrigos en la Peatonal San Martín.
En las cadenas de electrodomésticos se aplicaron subas no menores al 20% en la mayoría de los artículos, aunque en varios casos -según la cantidad de componentes importados- los aumentos fueron del 30% y estiman que podrían llegar al 40%.
“Los aumentos han sido progresivos y nos ajustamos a la lista de precios que nos han ido pasando. En promedio, los artículos aumentaron entre un 25 y un 30%”, indicó Leonardo, vendedor de Luro Authogar.
Por sus componentes importados, la mayoría de los artículos de electrónica aumentó tras la devaluación.
“Al ser tecnología y tener distintos componentes importados, muchos productos están atados al dólar”, dijo y señaló que en el sector “el lunes y martes algunas personas que tenían pendiente comprar un electrodoméstico vinieron y compraron, pero estos últimos días aflojó, se planchó la venta y la gente camina y compara los precios” o directamente posterga la compra.
En esta reconocida cadena de electrodomésticos “hubo precios” y “stock” toda la semana, a diferencia de otras donde los precios fueron retirados de las vidrieras y mostradores tras la devaluación.
Es más, “largamos algunos productos con cuotas sin interés y tratamos de ser lo más transparentes posible”, graficó Leonardo.
Lo mismo sucede en algunos bazares, mueblerías y colchonerías. Principalmente los productos importados o bien aquellos con componentes que no se fabrican en el país, la suba promedio ronda el 20%.
Los muebles, hasta el momento, se incrementaron entre un 12 y 15%, ya que “muchos tienen lacas o herrajes que son importados, porque se dejaron de producir en el país debido a los costos, y ante la suba del dólar aumentan también”, señalaron desde una mueblería en la zona de Independencia y Colón.
Los colchones, en general, registran subas de”entre el 18 y el 22% de acuerdo a la marca”. Los importados son los que más subieron debido a la devaluación.
En estos rubros la venta cayó drásticamente en los últimos días. Al aumentar los productos de primera necesidad, en muchos casos la compra de electrodomésticos, muebles y demás productos para el hogar queda postergada.
En los locales de venta de tecnología y electrodomésticos, donde buena parte de los artículos son importados o bien tienen componentes que se fabrican en el exterior, los precios se han disparado al menos un 30% en la última semana y referentes del sector no descartan que el incremento llegue a un 40% en los próximos días.
“Estamos en una nebulosa porque hay empresas que todavía están enviando listas de precios y otras que todavía tienen suspendidas las ventas, por cordura o especulación. Una empresa nos pasó el listado con 30% de aumento y creemos que podría llegar al 40%. Estamos en un momento complejo”, describió José Lilino, presidente de la Cámara de Artefactos del Hogar, en declaraciones a LU6 Radio Atlántica.
En el sector es más la incertidumbre que la certeza. ¿A qué precio debe venderse un producto importado en stock sin saber a qué valor se lo podrá reponer? Este mercado opera principalmente en dólares y tanto la devaluación como la disparada del blue generaron un importante cortocircuito.
“Si bien algunos artículos se terminan de producir en Argentina, la mayoría tiene componentes importados, como los motores de heladeras o licuadoras, entre otros, o distintos materiales específicos. El corazón de muchos electrodomésticos es en dólares, y no hay certeza en ese sentido”, indicó el titular de la Cámara de Artefactos del Hogar.
Lilino consideró que en estas circunstancias, “el tema de los precios es un día a día” porque las reglas de la economía van cambiando permanentemente.
“Tenemos que tratar de ser muy equitativos al evaluar qué precios le ofrecemos al cliente para no ser agresivos, aunque de todos modos la gente se va acostumbrando, tanto a los aumentos como a la diferencia que puede haber en un mismo producto entre un local y otro”, agregó.
En ese sentido, la dispersión se ha incrementado. Un mismo artículo puede valer el doble según el local, a veces incluso a pocos metros de distancia. “No hay referencia”, advierten al respecto.
Según Lilino, en los últimos meses “dejó de haber cuotas sin interés” para comprar productos para el hogar como son los electrodomésticos.
Si bien algunos comercios ofrecen esa opción, aclaró que “es inviable tener cuotas sin interés sin disfrazar el precio del producto”.
“Se frenó eso de que la gente iba a comprar para que no se le licúe el ahorro. Es poca la gente que compra. Se compra solo cuando se necesita, cuando algo se rompe o cuando se arma una casa. Y mientras tanto los comerciantes reducen el margen de ganancia tratando de mantenerse”, describió.
El titular de la Cámara de Artefactos del Hogar señaló que “la gente le busca la vuelta” y “el comerciante también”, aunque “es difícil consensuar algo que sea equitativo para todas las partes”, pero insistió en que “el tema de las cuotas sin interés no existe sin antes disfrazar el precio del producto, y de eso hay muchos que se aprovechan, así funciona el mercado”.