El artista Esteban Alvarez expone su obra "Un año de aire" en el Museo MAR.
Cientos y cientos de botellas de medio litro de agua mineral están insertadas unas en otras, a través de pequeños orificios realizados sobre el plástico. La estructura, similar a una nube, cuelga desde el techo.
“Son varias toneladas. Están enchufadas, están agarradas de ellas mismas, reflejan una especie de sociedad de botellas”, describe el autor de la obra “Un año de aire”, el artista Esteban Alvarez. Se trata de una de las piezas más imponentes de la exposición Bienal Sur 2023, que acaba de inaugurarse y ya se puede recorrer en el Museo de Arte Contemporáneo MAR.
Realizada por primera vez en 2002 e inaugurada en el Museo Malba de la ciudad de Buenos Aires, la obra regresa más de veinte años después, siempre “resignificada”, entendió Alvarez en una entrevista con LA CAPITAL.
Aquella vez, la obra de arte buscaba hacer foco en los residuos que revolvían las familias más vulnerables de Buenos Aires para poder vivir, en uno de los contextos sociales más críticos de la historia reciente.
“En ese momento, para mi la obra partía desde el punto de vista de la ecología, del medio ambiente, pasaba que parte del medio ambiente era mucha la gente que buscaba basura para sobrevivir, entre otras cosas que pasaron debido a la crisis de 2001 la basura se convirtió en una mercadería. Ahora hay cooperativas, hay un sostén social que es diferente al de ese tiempo. Entonces pensé mucho en lo ecológico pero con los seres humanos adentro”.
“Y ahora -siguió el artista- me da la impresión de que hay cosas que están naturalizadas, el agua que consumimos, el aire… en otros países tienen índices de contaminación, se avisa para que la gente no abra las ventanas o no salga, como en París o en México. En ese sentido, me parece que se resignifica la obra en este tiempo, por eso el desafio de hacerla otra vez”.
Para Alvarez, la obra está pensada “desde muchos lugares distintos”, hasta propone la interacción con el público a través de unas mascarillas que permiten escuchar el aire que circula entre las botellas y hasta respirar ese mismo aire.
Más allá de plantear el tema de la basura, del reciclado y de la ecología, la obra también cuestiona sobre la presencia del plástico en la sociedad actual.
“Me permito hacer varias algunas preguntas… cuando se habla del crecimiento de un país, de los puntos que se tiene que crecer, me pregunto cuál es el costo de ese crecimiento. Ahora se habla de la explotación de litio, me pregunto cuál es el costo, qué dejan las mineras”, indicó.
Y desnaturalizó conductas que parecen normales en el mundo contemporáneo. “Hace unos años hubiese sido raro que alguien compre agua en el supermercado, el agua salía de la canilla y si salía turbia se hervía, yo espero no verlo pero por ahí algún día empezamos a comprar aire”, observó.