Patricio Garino habló de la inolvidable experiencia en San Antonio Spurs.
-Tuviste un rol bastante protagónico en Austin Spurs. Bastante más de lo que tocó en esos partidos en Orlando Magic y de lo que podrías haber tenido en San Antonio.
-Sí, totalmente. Creo que esa experiencia fue de lo mejor para mí. Fue la decisión acertada porque en 50 partidos en 5 meses yo no bajé de 35 minutos en cancha y fui titular en casi todos. La confianza que me dieron los entrenadores no la hubiera tenido en ningún otro lado. Ni en la NBA ni en Europa tampoco. No hubiera tenido esa responsabilidad, que me dieran tanto la pelota. Jugué mucho pick and roll, algo que en mi vida había hecho y sentí que mejoré mucho. Hasta me perdonaban los errores que cometía porque querían que yo jugara. Había chicos en el banco esperando para jugar que, pobres, se mandaban dos cagadas y los sentaban. Y yo me mandaba cinco seguidas y me decían: “Sos un boludo, cambialo. Pero seguí jugando”. Eso no me hubiera pasado en ningún lugar, así que estoy totalmente agradecido por lo que pasó ahí.
-¿De ninguna manera fue una decepción no quedar en el roster de San Antonio Spurs?
-Obviamente quedó una sensación de tristeza porque el objetivo era quedar allí, tenía una ilusión muy grande. Pero creo que ni no hubiera sido “Lapro” (Nicolás Laprovíttola) el que quedó, yo hubiera estado más triste. Tratándose de “Nico” me puse contento por él y eso hasta me ayudó a motivarme, a seguir, para decir “quiero volver para jugar con Manu y con Lapro”. Sabía que era un camino que podía suceder así que no fue un bajón ni nada. Fue un momento de cierta desilusión, pero un vez que me puse
la camiseta de Austin Spurs ya estaba metido totalmente ahí.
-En esta temporada, los argentinos nuevos en la NBA fueron vos, Laprovíttola y Nicolás Brussino, quien en definitiva fue el que más jugó en su equipo. En la selección, en cambio, Laprovíttola y vos tiene más participación que él. ¿Por qué creés que pasó eso?
-Creo que la confianza que le dieron en Dallas Mavericks fue muy grande. El comenzó de menor a mayor, tuvo la suerte de que apostaron todas las fichas en su evolución, le dijeron que éste iba a ser un año de transición, en el que tenía que aprender inglés y acostumbrarse al sistema de la NBA. Y la mano que tiene “Nico” es fenomenal. Ellos sabían eso, así que lo llenaron de confianza, lo foguearon y en los últimos partidos se pudo ver lo que tiene Brussino para dar. Se lo vio como si hubiera jugado en la NBA toda la vida y eso nos tiene que dar una gran alegría a todos. Me parece que en la selección se han dado otras circunstancias, con otros jugadores. No es que no le hayan tenido confianza, sino que tal vez todavía no estaba listo en ese momento. Compartimos mucho con él en las concentraciones y nos preguntábamos si seguiríamos a nos iban a cortar porque no teníamos nada seguro. En Río 2016 Se me dio a mí tener más minutos porque tal vez en mi posición sólo estábamos el “Chapu” Andrés Nocioni y yo, en cambio “Nico” por ahí tenía más jugadores con mayor experiencia adelante de él. Pero no tengo dudas de que ahora va a ir ganando mucho más terreno.
-¿Es decir que pasa mucho por las necesidades de los equipos también?
-Totalmente. Son decisiones estrictamente de juego, por necesidades en un momento determinado.
-Más allá de que no pudiste integrar el plantel NBA de San Antonio, ¿qué balance hacés de una pretemporada en un equipo tan emblemático como los Spurs?
-Eso fue increíble. Una experiencia de vida inolvidable compartir equipo con la mejor franquicia de la NBA, si se puede decir. (Gregg) Popovich es un distinto y está tres pasos adelante de todos. Tiene una personalidad diferente, es muy culto y tiene tantos años de experiencia y logros que lo que dice, es lo que va a pasar. No hay otra. Y en el equipo hay tantos jugadores de tanto calibre que da para hablar media hora de cada uno. Me impresionó mucho Kawhi Leonard. Es impresionante, casi imposible defenderlo. Me tocó hacerlo en casi todos los entrenamientos y me hizo la vida imposible a mí (risas). Aprendí mucho. Y estar con “Manu” y “Lapro” juntos
en la cancha fue algo increíble. Con “Nico” estábamos todo el día juntos porque vivíamos en el mismo hotel y no conocíamos casi nada a los demás. Pero siempre decíamos que Manu estaba loco por todo lo que estaba haciendo por nosotros sin tener la obligación de hacerlo. Es un grande, una estrella y nos demostró la humildad que tiene. En todo momento nos trató como familia. Nos incluyó, salíamos, nos mostraba la ciudad y nos recomendaba conocer tal o cual lugar. Nos hizo la vida mucho más fácil fuera de la cancha. Y adentro nos dio la ventajita de decirnos qué cosas le gustaban y cuáles no a “Pop”, o cómo había que hacer determinadas cosas.