Más de 3.000 vecinos realizan actividades deportivas, educativas y culturales, pero quienes trabajan en el lugar reconocen que falta personal y elementos para el mantenimiento del espacio.
Desde su construcción, el polideportivo “Las Heras” transformó al barrio. En los tres años que lleva funcionando, la participación de la comunidad no dejó de crecer y unas 3.000 personas hacen uso de la pileta, el gimnasio, la cancha, el salón de usos múltiples y su amplia agenda de actividades. Sin embargo, desde el lugar reconocen que “falta personal” y que se descuida el mantenimiento de las instalaciones.
Desde los amplios ventanales traseros del polideportivo se observan los pastizales que cubren el terreno donde el gobierno de Carlos Arroyo proyectó la primera huerta comunitaria que, tal como publicó ayer LA CAPITAL, se encuentra en absoluto estado de abandono.
En el espacio contiguo al polideportivo hay un baldío de amplias dimensiones, donde los profesores y el personal pedían que el municipio creara la cancha de fútbol que acompañaría a la huerta para extender al aire libre el desarrollo de actividades culturales y deportivas. Sin embargo, el “potrero” -lo único concretado del programa “Huertas comunitarias”- se montó unos cien metros detrás de la huerta “imaginaria”, de la que solo brotan la mugre y el abandono, desconectado de la gigantesca construcción que transformó la vida del barrio y desoyendo la sugerencia.
Hace tiempo, la falta de insumos básicos para el mantenimiento y la limpieza del polideportivo es compensada por la buena voluntad de los vecinos que utilizan las instalaciones para hacer deporte, que acercan lavandina y cloro, o aportan su tiempo para cortar el pasto cuando el municipio no cumple con esa tarea.
En este polideportivo falta personal de limpieza, mantenimiento y secretarias. Hay goteras y la caldera tiene problemas. Son los propios trabajadores quienes se redistribuyen los trabajos que deberían hacer otras personas capacitadas y cuando algo se rompe, ellos mismos o los vecinos colaboran para arreglarlo.
Desde este espacio lamentan que la huerta orgánica que podría estar funcionando detrás no haya prosperado, pero reconocen que “las cosas no se hicieron como se debía” y que “el problema es la falta de decisión política”.
De 7.30 a 21, miles de personas utilizan la pileta, el gimnasio, las aulas y participan de la variada gama de actividades culturales, educativas y deportivas que sostienen los profesionales con denodado esfuerzo, entre muchas otras clases de pileta, pileta libre, natación terapéutica, waterpolo, aquagym, yoga, gimnasia rítmica, clases de baile, apoyo escolar, talleres para el cuidado de la salud, fútbol, básquet, jockey; básicamente hay de todo, pero la amplitud de opciones demanda mantenimiento y personal que coordine el funcionamiento, la atención y el cuidado del espacio.
“Este el más lindo de los tres que están funcionando”, reconocen desde este polideportivo y consideran “esencial” y “urgente” que se abran los otros dos que continúan cerrados -en Camet y el Centenario- desde el inicio de la actual gestión municipal, pese a tenerlos terminados hace más de tres años, en otro claro ejemplo de abandono.