Policías recogiendo un bolso de personas que se drogan en un lugar de la ciudad conocido por el tráfico de estupefacientes. Un esfuerzo judicial por investigar lo que es vox pópuli: la connivencia.
La cámara de seguridad es robótica y sus movimientos son robóticos. Por eso la escena parece casi de ciencia y ficción. El móvil policial que debía patrullar el centro de Mar del Plata de pronto apareció por Champagnat y San Martín.
Ese móvil fuera de su zona, de su cuadrícula, dio algunas vueltas, sus ocupantes observaron a los vendedores de cocaína y volvió a dar otras vueltas. Se detuvo en cercanía de tres jóvenes, uno con una guitarra, otro consumiendo droga y una mujer. Cuando dio la última vuelta de manzana y regresó al lugar, los jóvenes ya no estaban y en su lugar solo había un pequeño bolso. Uno de los policías bajó, sabiendo lo que contenía lo levantó, y lo subió al patrullero.
La investigación llevada a cabo por el CATI (Cuerpo de Ayudantía Técnica a la Instrucción) de la Fiscalía General de Mar del Plata permitió detectar graves irregularidades en el accionar de al menos tres policías, una mujer que podrían suponer la cobra de dinero producido por la venta de drogas.
Después de un año de investigación solo se pudieron sumar indicios que permitirían, en cualquier mente con sentido común, reconstruir una hipótesis muy comprometedora, pero la falta de pruebas concretas llevó a que, por el momento, la acusación contra los policías sea apenas de “incumplimiento en los deberes de funcionario público”.
LA CAPITAL pudo saber que los videos -son decenas de horas- fueron tomados en el mes de agosto del año último y muestra a un patrullero fuera de su cuadrícula sin justificación. Esas maniobras, tal como fue respondido en la causa por la propia policía, no están autorizadas y son una falta gravísima. “No se halla registros de los motivos por los cuales los móviles y su dotación en esas fechas y horarios se encontraban en esas calles antes mencionadas”, dice el informe.
Las calles a las que hace referencia son San Martín y Champagnat, y Rivadavia y Malvinas.
Uno de los policías, el principal implicado, también fue captado por una cámara de seguridad ingresando tiempo atrás en un departamento que funcionaba como punto de venta de drogas y que derivó en el inicio de la causa conocida como “Operación Milonga“.