Policiales

Pidieron condenar a dos marineros por abusar sexualmente de otro

El hecho juzgado en el Tribunal Federal ocurrió en 2020, cuando un buque pesquero amarró en el puerto de Mar del Plata y, por la pandemia, tuvo que quedar personal de guardia. La fiscalía solicitó penas de 10 y 8 años para los dos acusados. El martes se conocerá la sentencia.

El Ministerio Público Fiscal pidió penas de hasta 10 años de prisión para dos marineros acusados de haber abusado sexualmente de otro en un camarote de un buque pesquero que amarró en el puerto de Mar del Plata en abril de 2020, durante la pandemia del coronavirus.

En el alegato, realizado por el fiscal Juan Manuel Pettigiani y el auxiliar fiscal Carlos Fioriti, entendieron que se han reunido pruebas suficientes para condenar a J.D.A. y a  E.G.Z. por el delito de “abuso sexual con acceso carnal“. En el caso del primero de los hombres, solicitaron la pena de 10 años de prisión, mientras que para el segundo la de 8 años.

El juicio se desarrolla en el Tribunal Federal de Mar del Plata y este martes los jueces Luciano Poderti, Roberto Falcone y Roberto Minguillón darán a conocer la sentencia

El supuesto abuso sexual que sufrió un marinero de 38 años se trata de un caso complejo, una investigación en la que no hay otros testigos ni pruebas, ya que los hechos se habrían registrado en el interior de un camarote en el que solo estaban la víctima y los acusados.

La denuncia se centra en la madrugada del 19 de abril de 2020, cuando la víctima, que era ayudante de baderista de un buque pesquero, cumplía función como marinero de guardia, ya que el barco se hallaba amarrado al puerto de Mar del Plata, tras haber vuelto de navegar en la marea que se extendió del 5 de marzo al 16 de abril de 2020.

Como había llegado en pleno aislamiento social por la pandemia del coronavirus, la víctima y otros siete marineros se quedaron de guardia y fue así como en la noche del 18 de abril, según consta la denuncia, hicieron una reunión en el barco con música y alcohol. Terminada la reunión, el hombre se fue a un camarote, que compartía con uno de los acusados.

Siempre según la hipótesis acusatoria, la víctima se despertó en el camarote, mientras era sujetado de sus brazos y sometido sin capacidad de liberarse por el marinero con quien compartía camarote, para que otro lo violara.

Tras esta situación, la víctima solicitó irse del buque y volver a su ciudad, sin animarse a denunciar lo ocurrido por “vergüenza”.

Un año después, en 2021, la víctima se encontraba trabajando en otro buque pesquero cuando se encontró a un mozo que había sido compañero de él en el otro barco, quien le habría dicho: “Que raro vos por acá, pensé que no navegabas más después de aquel hecho que te pasó en el otro barco”.

Este comentario fue un detonante para la víctima, ya que revivió los hechos que padeció, la angustia y la vergüenza, al punto que le contó a una enfermera y al capitán de ese barco lo que le había pasado. Al bar del buque, finalmente pudo ir a la Justicia, y en abril de 2021 denunció el abuso sexual.


El alegato de la fiscalía


Pettigiani y Fioriti explicaron en el alegato que no se pueden esperar otros testigos o reproducción fílmica como prueba de un abuso en un camarote y remarcaron que si bien podían haber posibles inconsistencias en el testimonio de la víctima, estas “podrían obedecer a una estrategia de supervivencia, a la vergüenza, al bloqueo de episodios traumáticos, lo que genera que las situaciones vividas sean reconstruidas de manera tal de poder seguir conviviendo con los recuerdos”.

Cuanto mayor sea el número de veces en que se haya tenido que recuperar el recuerdo, mayor será el riesgo de su distorsión. En esa dirección, Fioriti explicó ante los jueces que “muchos episodios de este tipo de violencia sexual carecen de otros testigos directos, además de la propia persona que ha atravesado esa violencia, pudiendo presentar dificultades para dar precisiones temporales y espaciales.

Es por esto que la declaración de la víctima constituye una prueba fundamental en los casos de abuso sexual, sobre todo cuando pudo brindar un relato completo, detallado y coherente a lo largo del tiempo con que se pueda hacer la reconstrucción histórica de lo ocurrido.

Para los representantes del Ministerio Público Fiscal existe “una falta de reconocimiento institucional” sobre las violencias sexuales ejercidas contra varones, las cuales en algunas ocasiones quedan invisibilizadas.

“Esta invisibilización se desprende no sólo de la falta de registro de las agencias del sistema penal, sino también por el estigma y la vergüenza que estas acciones provocan en los varones sometidos a estas violencias, que obturan sus posibilidades de denunciar en atención a las expectativas sociales que recaen sobre ellos, vinculadas a un estereotipo de masculinidad fuerte, no plausible de ser sometida sexualmente”, consideraron Pettigiani y Fioriti.

Ante estas circunstancias, al momento de argumentar el pedido de penas de 10 y 8 años de prisión para los imputados, los representantes del Ministerio Público Fiscal consideraron la naturaleza de los hechos y su proyección sobre la víctima; el perjuicio físico y emocional ocasionado; la edad, la condición social y económica, la educación y los roles desarrollados por los imputados.

También destacaron que el abuso fue cometido durante las primeras semanas de la pandemia, cuando la gente no sabía que ocurría a nivel mundial, las calles se encontraban vacías, no se podía circular libremente por la calle ni era sencillo solicitar ayuda por el colapso en las fuerzas de seguridad que se encontraban abocadas al operativo de control de la población.

Por su parte, la defensa de los imputados solicitó la absolución de ambos.

El martes, los jueces  Poderti, Falcone y Minguillón darán a conocer la sentencia en el Tribunal Federal de Mar del Plata.

 

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