El fiscal Fernando Berlingeri aseguró ante el Tribunal N°1 que tres menores fueron abusadas por sus tíos y un abuelo, con la pasividad de la abuela, durante varios años. Aquello ocurrió en un caserío del barrio Libertad.
Tres hermanas que hoy tienen 16, 15 y 9 años fueron víctimas de reiterados abusos sexuales durante varios años dentro del contexto de su propia familia y dos de sus tíos, un abuelo y una abuela podrían recibir penas de hasta 12 años de prisión.
El fiscal Fernando Berlingeri señaló tras su alegato que, aunque para la defensa está en discusión el acceso carnal (penetración por cualquier vía), las víctimas revelaron “una verdad, ya que no pueden haberse confabulado en la cámara Gesell y mucho menos convencido a mentir a la menor de las niñas”.
Se trata de un caso estremecedor que deja al descubierto las condiciones en las que viven los menores de edad en algunos grupos familiares numerosos y disfuncionales de Mar del Plata.
Los imputados, cuyos nombres se mantienen en reserva para no revelar la identidad de las víctimas, son dos tíos, el abuelo y la abuela, todos de la línea paterna, quienes vivían hasta el año 2006 y desde el año 2012 en un mismo terreno –había varias casillas, del barrio Libertad. Las niñas lo hacían con sus padres y otros hermanos también allí.
En la jornada del jueves se sucedieron los alegatos ante el Tribunal Oral N°1 compuesto por Aldo Carnevale, Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas, en el cierre del debate que recreó buena parte de los acontecimientos conocidos partir de la denuncia de la madre en el año 2015.
Todo comenzó por el final, cuando la menor de las nenas tenía 4 años. Corría el año 2014 y le comentó a su madre que su tío la había violado. Lo hizo con la precisión que puede hacerlo una niña de esa edad y ante ese relato sus otras dos hermanas, que entonces tenían 12 y 11 años, se sumaron y contaron sus padecimientos. Extrañas motivaciones, afincadas en la necesidad de mantener un techo o tan solo un lugar donde vivir, llevó a la madre a no denunciar sino hasta febrero de 2015, cuando pudo dejar el caserío de la calle Río Negro.
A partir de ese instante todo quedó en manos de la justicia, con intervención de Familia y de la fiscalía N°8. Poco a poco se pudo conocer lo que sucedía dentro de ese grupo familiar con el testimonio en cámara Gesell de las víctimas. Los primeros abusos datan del año 2006 y 2007 cuando las nenas tenían 4 y 5 años, y la más pequeña aún no había nacido. Posteriormente, los ataques sexuales sumaron una nueva víctima.
La fiscalía describió 9 hechos de abuso sexual de uno de los tíos a las tres niñas, 1 hecho del abuelo, 1 hecho del otro tío y la cooperación de la abuela por omitir la protección de las niñas.
Debido al paso del tiempo desde los hechos, y si bien las víctimas presentan lesiones compatibles con penetración vaginal, es complejo desde el punta de vista probatorio acreditarlas a los imputados. Este es el punto que introdujo la defensa en su solicitud subsidiaria (que se juzgue como abuso simple), ya que inicialmente pidió ante los jueces la absolución por no estar acreditada la autoría de los hechos que se les endilga a los cuatro imputados.
En sus declaraciones, los acusados indicaron que la denuncia era una venganza de la madre por el conflicto suscitado con el terreno en donde todos vivían. Para el fiscal Berlingeri esto último y la relativización de las lesiones genitales es solo estrategia de defensa y por eso pidió para el tío con mayor cantidad de hechos la pena de 12 años de prisión por abuso sexual con acceso carnal, abuso sexual con acceso carnal agravado, corrupción de menores agravada (menor de 13 años) y abuso sexual.
Para el tío al que se le endilga un hecho solo Berlingeri pidió 7 años de prisión y para el abuelo 4. Para la abuela, quien no está acusada de abuso sexual, también se solicitó una pena de 4 años de prisión.
El viernes próximo se conocerá y los cuatro imputados asistirán por sus propios medios, ya que nunca en todo el proceso estuvieron detenidos.