Punta de Lobos, escenario elegido para las competencias de surfing de Santiago 2023,
Son algo más de tres horas y media de viaje desde Santiago (hay que tener en cuenta otro tramo similar para el regreso). Y como la programación comienza a las 8, el recorrido previsto por la transportación oficial arranca a las 3.30. Y casi como si estuviera sincronizado con el amanecer, los primeros rayos del sol coinciden con el arribo a Pichilemu (Bosque Pequeño, en mapuche).
El camino descendente ofrece una vista sensacional del Oceáno Pacífico y sus imponentes olas. La primera impresión de la geografía urbana, los desniveles y las construcciones, recuerdan a Bariloche, aunque con el agregado del mar en lugar de un lago.
Un trayecto de 9 kilómetros hacia el sur conduce al mítico point de Punta de Lobos, escenario elegido para las competencias de surfing, cuyas olas (izquierdas) pueden alcanzar hasta los 9 o 10 metros de altura según las condiciones del mar.
Al final de la franja de tierra, dos enormes promontorios rocosos -de unos 18 metros de altitud- se elevan custodiando la entrada de la rompiente. Su nombre oficial es “Los Morros”. Pero los lugareños confiesan que casi nadie allí los llama de esa forma, sino que utilizan la denominación más familiar: “las tetas” (imaginará el lector la forma de estas rocas).
La zona ha sido declarada, en 2013, como reserva mundial del surf por la Save The Waves Coalition (Coalición Salven las Olas). Y es, además, una zona protegida para la recuperación de distintas variedades de cactus, plantas características de la región, que se encontraban en peligro de extinción. A partir del trabajo de la Fundación Punta de Lobos, el paisaje ha recuperado su aspecto característico, con alrededor de 16.000 cactus en crecimiento, sobre los acantilados y recortados contra el mar.
Desde la costa escarpada pueden observarse lobos marinos, diferentes especies de aves migratorias, gaviotas y, ocasionalmente, delfines y pingüinos. Es una zona más bien agreste, con proliferación de alojamientos en cabañas o campings y casi sin hoteles de lujo. Y con el deporte de las olas como principal atracción. Por algo las tablas de surf son un detalle omnipresente a cada paso.