El nuevo referente de Juntos por el Cambio aseguró que Argentina "no está en default". Responsabilizó al Frente de Todos por la inestabilidad y dijo que el resultado de la elección se puede revertir.
Por Hernán Kloosterman
En medio de la turbulencia económica, Miguel Angel Pichetto negó categóricamente que Argentina esté en default. De paso por Mar del Plata, el candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio aseguró que hay “una postergación del pago” pero garantizó que se va a “pagar en dólares y con intereses”.
Además señaló que en los próximos días el gobierno nacional anunciará medidas para “preservar las reservas del Banco Central”, luego de otra jornada en la que subió el precio del dolar. Sin dar precisiones, Pichetto adelantó que la posibilidad de algún tipo de control cambiario es una herramienta “que no lo gustaría al presidente de la nación”, pero sostuvo que “se van a tomar medidas para preservar las reservas y la economía”.
Por otra parte, aseguró que el gobierno confía en revertir el resultado de las elecciones y volvió a responsabilizar al Frente de Todos por la inestabilidad de los mercados en los últimos días.
-¿Preocupa la declaración de default?
-No comparto la visión del default técnico. El default ocurre cuando no se paga. Acá lo que hay es una ampliación del plazo de pago. Las letes y las lecap son bonos en moneda dolar, con ley argentina. En la propia emisión de esos títulos existe esta posibilidad de poder ampliar el plazo de pagos mientras se mantenga el capital y los intereses respectivos. Acá hay una postergación del pago pero se va a pagar en dolares y con los intereses.
-¿Es posible que el proceso hasta las elecciones se desarrolle pacíficamente?
-Había habido señales interesantes por parte de Alberto Fernández, con gestos que implicaban un nivel de madurez de la representación política argentina. Había hablado con el presidente y mandado a sus asesores económicos y eso tuvo efectos positivos en en valor del dolar. Lamentablemente, esto se rompió después del encuentro con los representantes del FMI. No sé como habrá sido el contenido de esa reunión, lo que sí sé es que la comunicación fue muy mala. Se plantearon supuestos vacíos de poder, anticipo electoral. Eso generó mayor zozobra e inestabilidad.
-¿No cree que también hay un exceso del gobierno al plantear conceptos como “es la república o Venezuela”?
-Son los componentes de la polarización. En alguna medida autogenerado por el gobierno pero también la oposición jugó a la polarización. El problema de Venezuela no es que Argentina pueda repetir una dictadura tan atroz como la de Maduro. No hay marco ni cultura para que eso se pueda repetir. Lo peligroso es el aislamiento económico. Hay que debatir la política internacional y cuáles son los alineamientos. Alberto Fernandez todavía no lo ha expresado. Acá el que juega a incendiar, está provocando una lesión de los argentinos y esto también será valorado el 27 de octubre.
-Insisto, ¿se debería bajar el tono en algunas declaraciones?
-Puede ser. Todos tenemos que aportar a la racionalidad y a la prudencia.
-¿Ve posible otro encuentro entre los candidatos?
-No lo veo en el corto plazo porque eso implicaría el inicio de una transición. Si no se hubiesen hecho esos anuncios al FMI, la economía hubiera estado más ordenada. El desafío es estabilizar la economía, que el dolar no aumente y después dar el debate político.
-¿Cómo se revierte el resultado de la elección?
-El gobierno ha tomado nota del voto y tomó medidas dirigidas a los sectores del trabajo. Después hay que seguir trabajando y dialogando con todos los sectores. Ha habido algunos mensajes contradictorios o complejos. La semana pasada, un hombre cercano a Fernández hablaba de la Junta Nacional de Granos, un tema que atrasa 100 años. También hablaron de precio tope al trigo. Son medidas que no ayudan al desarrollo. Si bien Fernández desmintió estas versiones, generan ciertas dudas. Si de vuelta el sector más potente de la economia que es el agropecuario, va a ser la víctima de las medidas que incorpore La Cámpora o la visión sesgada de la economía que tuvieron en su momento con Kicillof como ministro.
Miguel Angel Pichetto, en LA CAPITAL.
-¿Piensa que el Frente de Todos va a ser igual al kirchnerismo o Alberto Fernández representa algo distinto?
-No lo puedo saber ahora. Lo que sí puedo observar es que hay tensiones que ya se están manifestando el propio seno del Frente de Todos. Cosas que ocurren en la opinión pública: los ha mandado a callar a todos para que nadie hable. Me parece que allí conviven distintas miradas y expresiones del peronismo y del kirchenrismo duro, que si son gobierno, esos conflictos se desarrollarían durante el gobierno. Lo mismo que el tema de la autoridad presidencial, ¿quién va tener el poder real en ese gobierno?
-¿Duda de que lo vaya a tener Alberto Fernández?
-No digo que no lo va a tener. Digo que el poder, hoy desde el punto de vista de la estructuración del voto y de movilización de sectores, es fundamentalmente del sector del kirchnerismo más duro ligado a La Cámpora.
El poder más gravitante en la fórmula hoy lo tiene la candidata a vicepresidente.
-¿Cree que el gobierno subestimó al kirchnerismo como espacio político?
-Es todo contrafáctico lo que podría haber hecho. Es indudable que el factor de haber polarizado tal vez fue negativo. Si hubiera habido una tercera fuerza como la que yo traté de impulsar, Alternativa Federal, arrancábamos con un piso de 20 puntos y era una fuerza que podía gravitar. Fue lo que no quiso Lavagna. Fue el que dinamitó ese espacio y el que lo llevó a un resultado de menor cuantía.
-¿Alimentar la polarización se le volvió en contra al gobierno?
-Le hubiera convenido un espacio del medio, del peronismo democrático. Una tercera fuerza potente en la que podría haber estado también Lavagna. Era un espacio, de mínima, de 20 puntos. Después también hubo un sector de indecisos que definió su voto en la última semana.
-Marcos Peña dijo que faltó militancia y estar más en la calle. ¿Comparte?
-Estoy convencido que la política hay que hacerla en la calle. Eso pudo haber sido una falla. También hubo fallas en el control, en la fiscalización. En muchos sectores del conurbano no había fiscales, fueron débiles o se fueron antes de hora. Son problemas de organización que no se pueden justificar teniendo el gobierno.