Por Juan Alberto Yaria
“Pornografía y masturbación parecen formar, hoy, un binomio junto a las drogas” (Enrique Rojas-Profesor en Psiquiatría-nota ABC España)
Las adicciones hoy que leerlas en clave cultural resultando así una caricatura de un modo de vivir. No basta una lectura médica, psicológica y familiar ya que denota un modo de vivir masivo alienado. Desde hace 30 años Internet es eje de nuestras vidas. Por un lado, surge una ampliación de nuestros espacios de contacto y de conocimientos, pero al mismo tiempo todo esto puede transformarse en estrechez y fuente de desvinculación. Mayor libertad o por lo contrario obsesiones nuevas y compulsiones crecientes.
Los sitios “porno” con su gran mercado detrás se han convertido en un paliativo suicida para muchos. Muerte del vínculo, la sexualidad e incluso de las personas. La droga viaja en “combo” con Internet al lado de imágenes cautivantes que alimentan el morbo y alejan de la madurez sexual.
La tecnología ya es parte de nosotros y más dentro de una sociedad que es no solo tecnológica sino de la imagen, dineraria, del marketing y el espectáculo y profundamente química especialmente en la búsqueda de cambios de estados de ánimo. Caída de los vínculos, ruptura de alianzas y compromisos, crisis de las fidelidades y abandonos…muchos abandonos especialmente de los hijos. La desvinculación llega a ser una nota apodíctica de este malestar de época.
El crecimiento de la cultura tecnológica y de los nuevos parámetros dinerarios que la acompañan junto a la primacía del relativismo valorativo se acompaña de una caída de la vida institucional (vida familiar, escolar, barrial y de lo que implica la comunidad como eje de la Ley y la solidaridad). Surge un niño más solo y que vive dentro de una cámara de imágenes e inerme de afectos, símbolos, orientaciones y direcciones vitales. Dos tercios de los niños de 10 y 11 años cuentan con un celular con acceso a Internet y más del 90 % de la población a partir de los 15 tienen una herramienta de comunicación y ocio extraordinaria, pero con riesgos psicosociales que van desde la adicción, la perdida de atención, problemas auditivos, de vista y percepción errónea de la realidad.
Más de un 50% de los jóvenes se pasa más de cinco horas diarias enganchados a Internet, por lo que se ha convertido en una herramienta fuera de control. (Datos del Observatorio Europeo de Tecnologías-2016). Además, los “you tubers” y bloggers se han convertido en personas de referencia de identidad.
La tecnología es un instrumento o determina comportamientos; esta es la pregunta que muchos se hacen. Tendría que ser un instrumento, pero en las condiciones actuales de “inermidad simbólica” determina comportamientos, modela cerebros y genera compulsiones.
En la consulta diaria en Gradiva esto se refleja en distintas configuraciones clínicas: jóvenes solos, post-50 cansados de vivir, mujeres violentadas y que reiteran las búsquedas violentas. Todo sazonado con drogas y mucho alcohol. La soledad acompaña esta etapa final de crisis del sentido de la vida.
La técnica, el marketing, la diversión como huida, el “toco y me voy” en las parejas muestran un dato clave que algunos autores de hoy llaman “la agonía del amor” que subsume a los protagonistas en un vacío que ningún estupefaciente puede llenar. Culminan así existencias en donde el individualismo parece ser la clave y el narcisismo el valor a defender. El otro y los otros desaparecen y la “agonía del amor” muestra toda su vigencia. El enemigo de la sexualidad ya no es la moral Victoriana sino la extrema sexualidad vendida desde el aparato de imágenes a la “mano”.
La agonía del amor
La “agonía del amor” va transformando al otro en objeto y lo sexual en un rendimiento y así va surgiendo lo “porno” y la mal llamada “cultura porno” en donde el amor cede a la violencia y al Poder como dominio del Otro y los otros.
La descarga de placer es fundamental y todo culmina en un juego masturbatorio y auto-erótico.
Internet y la cadena de sitios “pornos” nos acercan a un nuevo mundo en la ayuda a los pacientes. Surge un nuevo combo: drogas, sitios “pornos” desde el celular o las computadoras o desde aplicaciones al instante en teléfonos móviles y una actividad auto-erótica habitualmente masturbatoria que a veces incluyen interacción virtual con el o la partenaire del otro lado de la pantalla.
Hay 4 millones de páginas “porno” girando en el espacio con 140 millones de usuarios por día. Desde el púber a los post-50. La cadena de marketing es enorme siendo casi el 90 % proveniente de empresas americanas y solamente en California hay 17.000 actores registrados (“Pornografía: comprender y afrontar el problema”-Peter Kleponis-Voz de Papel-España).
Se considera hoy a la pornografía “on line” una droga dura que moviliza el 30% del tráfico de Internet y que tracciona al principal movilizador de excitación del organismo como lo es el neurotransmisor cerebral que es la dopamina como lo hacen los estupefacientes y las ludopatías. Exaltación, placer y fundamentalmente tendencia a repetir son las consecuencias de estas conductas adictivas con las paginas “porno” nublando cada día más la voluntad y la capacidad para tomar decisiones o sea nuestra libertad. Estoy progresivamente obligado a hacer eso y no otra cosa y eso es la adicción.
“Porno a la mano”
La cultura porno cubre las 5 A del hoy post-moderno (Pornografía on Line-una nueva adicción-Oscar Tokomura-Vida Práctica-España):
1. Accesibilidad ya que desde Internet se puede todo;
2. Asequibilidad porque muchas páginas no exigen tarjeta de crédito;
3. Anonimato;
4. Aceptación social ya que la batalla cultural se ha ganado y el “why not” post-moderno se aplica aquí y a las drogas de consumo que dañan la salud pública e incluso muchas actrices porno son “influencers” en distintas áreas y para ello son promovidas;
5. Agresividad creciente porque la estimulación de dopamina cerebral alimenta un flujo de pasiones, incluso interactiva que arrastra instintivamente a miles.
En la consulta con jóvenes vemos todo esto ligado a trastornos en los ciclos académicos y los padres no pueden entender como su hijo con los ojos enrojecidos y distraído está toda la noche con su aparato de imágenes en su cuarto. Cuando preguntamos por las páginas de Internet que visita sabemos algo más de esa actividad solitaria con algo de marihuana y con onanismo creciente que lo va inhabilitando para una relación más madura de pareja. Como dato importante un profesional más joven que trabaja conmigo me decía que más que preguntar si ve sitios porno habrá que preguntar cuántas horas lo hace.
Los estudiosos del tema de hoy hablan de la necesaria desintoxicación con los llamados Grupos de Adictos al Sexo anónimos y con la ayuda de personal médico y psicológico.
*Director general GRADIVA-Rehabilitación en adicciones