La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), a través de la Dirección General de Aduanas (DGA), gracias a dos canes, detectó 560 gramos de cocaína que estaban escondidos en un envío postal enviado desde Rosario a Nueva Zelanda.
Durante el mes de julio, se secuestraron unos 45 kilogramos de drogas en encomiendas internacionales. Uno de los guías de canes, junto a su perro Floyd, estaba realizando los controles cotidianos a los paquetes que se envían y se reciben del exterior y se encontraron con la sorpresa: mientras inspeccionaba encomiendas en el predio de una empresa de correos y, en una de ellas, encontró la cocaína.
El envío constaba de una caja de cartón que guardaba un libro infantil en su interior, que tenía pegadas, en cada una de sus tapas duras, dos bolsas recubiertas de aluminio que contenían la cocaína.
En tanto, en Monte Grande, un agente aduanero, acompañado por su perra Emma, detectó 87 pastillas de éxtasis en una encomienda que provenía de Holanda y se dirigía a Tucumán. En esta ocasión, la sustancia era transportada en un envoltorio plástico que venía camuflado en un sobre de papel blanco.
El mes pasado, la Aduana detectó 45,3 kilos de drogas en múltiples procedimientos realizados durante los controles de encomiendas internacionales.
En total, según se informó, hubo 13 envíos postales que contenían, en la mayoría de los casos, cocaína y marihuana; también, encontraron pastillas de éxtasis y metanfetaminas.
Las sustancias fueron detectadas por los canes de la Aduana y sus respectivos guías, tanto en la sede de encomiendas postales de Monte Grande como en una empresa de logística que se encarga de transportar paquetes y documentos.
Personal aduanero descubrió estas dosis de droga ocultas, generalmente, en sobres de papel, en cajas de cartón y en envoltorios de plástico transparente.