Cultura

Pérez-Reverte: “Las revoluciones acaban siempre con un Daniel Ortega en su finca”

El escritor español regresa a escena con "Revolución", un relato de aventuras ambientado en México en tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa.

“Las revoluciones terminan siempre con un Daniel Ortega en su finca, lo que no significa que no haya que hacerlas”, aseguró este lunes el escritor español Arturo Pérez-Reverte, que dedica su última novela, “Revolución“, a la vivida en México en tiempos de Emiliano Zapata y Pancho Villa.

Tardó un año y medio en escribirla, pero que es “el resultado de toda una vida”, explicó el autor en la rueda de prensa de presentación de la obra en Madrid, que sale ahora a la venta en España y Latinoamérica y lo hará en Estados Unidos en español el próximo 8 de noviembre.

Con este libro vuelve a México, donde ambientó también “La reina del sur” (2002), un país que le parece “extraordinario” como escritor, según dijo el autor y miembro de la Real Academia Española, que recupera en esta obra los acontecimientos que sacudieron la república mexicana en el primer tercio del siglo XX.

En su labor como reportero de guerra durante más de 21 años vivió muchas revoluciones “y por lo general las pierden quienes las hacen”, indicó.

En su opinión, todas las revoluciones son violentas porque una pacífica es muy raro que salga adelante. “Pero una vez hechas, por lo general, quien sale a la calle, quien da la cara, quien pelea, vierte la sangre (…), cuando termina todo, entonces llega el otro, el que estaba detrás o el que no estaba y dice, apártate que ya me encargo yo de gestionar esto”.

“Y casi todas terminan en esto… Tengo esa melancolía de que las revoluciones terminan siempre con un Daniel Ortega en su finca. Y eso es muy triste”, recalcó el escritor.

Su novela está protagonizada por Martín Garret, un joven ingeniero de minas español, que se incorpora de manera casual al ejército de Pancho Villa e inicia un camino de madurez, un personaje al que Pérez-Reverte ha dado su “mirada” ante el mundo.

En este caso, la novela “recorre un poso de melancolía al ver tanta sangre y sufrimiento para que veamos lo que es México ahora: la injusticia sigue, el caciquismo sigue, la humillación, la tristeza sigue… El haber visto esas cosas hace que uno no se haga muchas ilusiones sobre las grandes palabras revolucionarias”, según el autor.

En esta novela, “el protagonista no es un revolucionario, él no cree en la revolución”, concluye.

No es una novela histórica, asegura, ya que sus libros, incluso los del capitán Alatriste, ambientados en el Siglo de Oro español, son siempre “falsamente” históricos, pues aprovecha la historia como una recreación y un pretexto para entender mejor el presente.

“Una novela actual me parece vulgar, porque el tiempo es vulgar”, dice el escritor en referencia a la actualidad.

En su última historia tienen un papel destacado tres mujeres, una joven de familia acaudalada, una periodista norteamericana y una guerrillera, explica Pérez-Reverte, quien cree que “la presencia de una mujer en la vida de un hombre le hace progresar muchísimo”. “Sin la presencia de la mujer, sin la mirada de la mujer, el hombre nunca da los pasos completos”, sostiene.

Se considera un escritor “honrado” porque no trata de congraciarse con el mundo que ve ahora, sino contar el que ha visto en sus cerca de 71 años y reconoce que tiene muy acusado “el sentido del desastre”.

Pérez-Reverte, con más de 20 millones de lectores en todo el mundo, está en la mitad de otra novela porque no tiene “agonía creativa”.

“Un novelista como yo es un cazador” que va por la vida recogiendo historias y “echándolas en el zurrón”, explicó Pérez-Reverte, para quien los escritores que dejan “de mirar” están muertos.

EFE.

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