Volvió al triunfo con un claro 87-74 sobre Riachuelo. Inmejorable comienzo para la gestión de Hernán Laginestra. Hubo un reparto más natural de roles y el equipo ganó en orden. Giró alrededor de Thornton y le puso fin a una serie adversa de nueve derrotas consecutivas.
Por Sebastián Arana
No hay mal que dure cien años. El flamante entrenador Hernán Laginestra entró con el pie derecho y Peñarol, tras nueve caídas en fila, jugó un buen partido y le ganó claro por 87-74 a Riachuelo de La Rioja por la Liga Nacional de Básquet. Así, además, salió del último lugar de la tabla de posiciones.
Por más que sea prematuro hablar de cambios después de apenas un par de prácticas con el nuevo entrenador, los hinchas vieron a otro Peñarol. A un equipo más ordenado y lógico. El “Flaco” Menotti solía hablar del “inodoro en el baño”. Una frase que no quiere decir otra cosa que aplicar el sentido común para utilizar a los jugadores en sus lugares y funciones naturales.
Peñarol vivía una confusión total, pero esta vez tuvo las ideas claras. Además, mucho compromiso de todos y deseos de hacer las cosas bien para ganarse un lugar. Con eso dio una imagen muy diferente. Jugó para su jugador más capaz, Al Thornton. Gravitó alrededor suyo buena parte del partido y lo alimentó para que lidere la ofensiva. Claramente, Whitfield fue la segunda opción. Por su parte, Joaquín Valinotti bajó un cambio y no forzó situaciones. Él, como el resto, tomó los tiros que le brindó el partido.
Con esa receta, el equipo local dominó en el primer cuarto a un Riachuelo errático. Con un ataque más pensante y prolijo, llevó ventajas desde el vamos y eso le permitió jugar tranquilo. Apenas le costó controlar un poco a Stephen Maxwell. Pero el aporte del pivote fue insuficiente y los riojanos anotaron nada más que 14 puntos en ese segmento inicial.
A partir del segundo cuarto y hasta bien entrado el tercero, las cosas se pusieron más interesantes. Porque Riachuelo creció a partir del ingreso de Andrés Ibargüen, un pivote pesado, pero que juega muy bien. El colombiano nacionalizado estadounidense dominó la pintura, hizo puntos e hizo jugar. Del otro lado, sin embargo, Thornton tuvo el mismo plan y se armó un entretenido gol y gol.
La visita amagó varias veces acercarse, pero Peñarol, lúcido, frenó cada arremetida. Y, promediando el tercer cuarto, castigó un par de distracciones defensivas de los riojanos con dos triples consecutivos de Thornton y Whitfield (toda la defensa estaba dada vuelta reclamando un fallo arbitral) para comenzar a manejar una diferencia del orden de los diez puntos antes de ingresar al cuarto final.
En esa última recta, Thornton, que jugó casi todo el partido, acusó el esfuerzo e influyó menos. Sin embargo, sus compañeros, buscaron sin enloquecerse las oportunidades de buenos tiros para Whitfield o Valinotti. Con las que consiguieron y aprovecharon, les bastó para aplicarle el golpe final a un Riachuelo que sí forzó situaciones y no estuvo respaldado por los porcentajes. Peñarol, de este modo, volvió a la victoria. Con la vieja fórmula de poner el inodoro en el baño.
Síntesis
Peñarol 87
J. Valinotti 19, R. Whitfield 22, T. Monacchi 3, A. Thornton 22 y J. Everett 8 (FI); O. Sarmiento 3, J. Morales 4, F. Filippa 2, J. Ruiz 2 y N. Chiaraviglio 0. DT: Hernán Laginestra
Riachuelo 74
N. De los Santos 4, J. Maldonado 6, V. Forastier 5, A. Young 15 y S. Maxwell 7 (FI); A. Ibargüen 14, S. Arese 9, V. Fernández 10, K. Marcano 2 y F. Dalpino 2. DT: Sebastián González.
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.
Árbitros: Roberto Smith, Raúl Lorenzo y Cristian Salguero.
Parciales: 20-14, 43-37 y 68-60.