Recibe a La Unión de Formosa. El equipo "milrayitas" pretende afianzar las buenas cosas del último domingo. Su adversario, hundido en la tabla, ganó más de la mitad de sus partidos como visitante.
Peñarol, que se sigue forjando como equipo a partir de la llegada de Luciano González, afrontará este jueves su tercer partido consecutivo en condición de local ante un rival irregular que puede resultar más peligroso de lo que aparenta.
El equipo marplatense recibe desde las 21 en el Polideportivo “Islas Malvinas” a La Unión de Formosa, último compromiso antes de emprender una peligrosa excursión por La Rioja y Santiago del Estero.
El conjunto orientado por Hernán Laginestra superó el último domingo ante Gimnasia las dudas que había generado en su primera presentación del año ante San Lorenzo.
Peñarol tuvo una noche muy iluminada con el aro, a favor -también hay que tenerlo en cuenta- de lo poco que defiende el conjunto patagónico. Pero funcionaron a pleno sus tres principales vías de gol (Thomas, González y Thornton) y el contraataque tuvo varios pasajes de contundencia.
En cambio, aunque tuvo un par de secuencias muy sólidas en ese apartado durante el último domingo, necesita defender más y mejor.
Kelby Kramer, muy reconocido por los hinchas ante Gimnasia por su esfuerzo, puede incrementar su importancia dentro de la estructura defensiva si es capaz de frenar sus impulsos y cometer menos faltas. Definitivamente, Peñarol defiende mejor si su pivote está en la cancha.
La posición en la tabla de La Unión de Formosa (decimoséptimo, con cinco triunfos y diez derrotas) podría sugerir la idea de un partido accesible.
Sin embargo, la campaña del equipo de José Luis Pisani es muy extraña. En Formosa, cayó en siete de sus ocho presentaciones. En cambio, en la ruta se impuso en cuatro de sus siete partidos y apenas sufrió dos derrotas holgadas ante los equipos santiagueños. Un antecedente que impone más respeto.