El productor, guionista, director -y ahora también voz oficial de Radio Nacional-, habla de la "construcción de lugar inaudito para la normalidad" que aborda, con el humor que lo caracteriza, en su libro "Historias del conurbano".
Por Claudia Roldós
Habitaciones que se multiplican e interconectan, vírgenes que conceden raros deseos, chinos que contratan argentinos para aprender de ellos, piqueteros piqueteados, señores de countries que no pueden transitar por un municipio si no son invitados por un habitante, pobladores originarios negociando y disputando con los colonizadores, enanos de jardín, comercios con los nombres más insólitos, un medidor de nivel de sentimiento peronista y mucho más. En Una historia del conurbano, el productor, guionista, director -y ahora también una de las voces oficiales de Radio Nacional- plantea algunos de los universos que conforman ese vasto -y por muchos desconocido- territorio llamado “conurbano”.
Con humor, recurriendo a la parodia y a todas las variantes que el género permite, pero siempre motivando a una reflexión. ¿Qué es centro y qué periferia? ¿Con respecto a qué? ¿Por qué hablar de “africanización” es equivocado y prejuicioso? ¿A qué se debe la creatividad? ¿Por qué hay más libertad o desfachatez?
“La creatividad y la transgresión aparecen por necesidad”, define Saborido en una charla con LA CAPITAL, en el marco de su participación en el ciclo Verano Planeta que, como todos los veranos entrevista a los autores más vendidos de dicha editorial.
Saborido se sumergió en el lenguaje de la escritura -más difícil que el auditivo o el visual, asegura-, pero que provoca el desafío de averiguar “si lo que escribo divierte, si hago imaginar lo que yo estoy imaginando. Eso requiere un público atento, con ganas”.
-En los cuentos hay historias muy diversas y puntuales, pero también algunos ejes transversales, como esa idea de centro-periferia. ¿Te lo planteaste así?
-Cuando empiezo a escribir aparecen estas ideas, aparece un tema y puedo escribir un cuento o el mismo cuento me da un tema que desarrollo en los pequeños ensayos que hay ahí dando vueltas. Las historias a veces empiezan por su lado conceptual y a veces aparecen como historia y después me doy cuenta de que tienen un lado conceptual. Generalmente pasa más al revés, pero cuando de pronto vi que había una línea, al tirar, aparecieron más historias con esa mirada. En el caso del centro donde se hegemoniza y el conurbano como esa zona periférica donde vivimos y hay un montón de cosas que las vamos a tener que ir a hacer a ese sol… Siempre hay un lugar hacia donde estamos mirando, que es no solo el que nos legitima sino el que nos dice qué es lo que tenemos que hacer, a dónde tributamos.
-¿Por qué creés que causa fascinación y a la vez tantas ideas diferentes lo que es el conurbano? ¿Alguna es correcta o ninguna?
-Lo de la fascinación me parece que es una especie de construcción de lugar inaudito para la normalidad, un lugar donde suceden cosas que en el centro no suceden. Un lugar que vive al margen de la ley. Hay una mezcla de supuesta aventura, por eso en algún momento alguien usa la palabra africanizar, como un territorio fascinante por salvaje, inaudito, pobre. Y luego la propia cultura. Cuando lo habitás vas a vivir lo mismo en que en todos lados, con más o menos violencia, con más o menos libertad, pero termina siendo fascinante para quien no es del conurbano y luego el que lo es continúa con el relato.
-Sigo el hilo de la africanización… ¿tanto en la expresión como en las reacciones, notaste prejuicios y desconocimiento?
-Es desconocimiento tanto sobre el conurbano como sobre Africa, porque ¿por qué africanizar tiene que remitir al empobrecimiento? ¿qué suponemos por ejemplo si decimos vamos a marplatizar Avellaneda? ¿un casino? ¿una Bristol? ¿la casa de Victoria Ocampo? ¿cuántas Mar del Plata hay? ¿qué significa? Entonces todos están de acuerdo que Africa es pobreza, de la misma manera que conurbano es inviabilidad o violencia.
-Es que las únicas noticias del conurbano tienen que ver con motochorros, robos, salideras, aunque como vos decís, es el territorio con más universidades…
-Exactamente. En el conurbano hay goces artísticos, tecnológicos, industriales, sociales, científicos, un montón de cosas buenísimas que pasan y de las cuales nunca te enterás porque no están en el centro.
-¿Hay un orgullo de ser del conurbano también?
-El que lo lleva con orgullo es porque se cansa de tener que dar explicaciones o poner excusas. Es como el orgullo gay, como cualquier otro orgullo. Es el decir ‘no vas a poder hacerme sentir menos porque soy esto’. Parte de que te hacen sentir menos cuando te dicen que vivís lejos, cuando te niegan la posibilidad de tomar un trabajo porque vivís ahí, o no te van a visitar porque es lejos, y te hace sentir que si vivís en ese lugar sos tan menos como ese lugar. Ahí aparece el orgullo, el que se planta y dice mi lugar es tan importante como cualquier otro lugar en el mundo. Donde hay una falencia aparece el orgullo. Y ese descrédito es otorgado por el centro.
-Lo relaciono con el otro eje que tratás: la creatividad y la estética para resolver cuestiones. Es divertido, pero agridulce, sí hay ingenio, pero parte de una necesidad…
-Lo que genera la creatividad son los problemas a resolver. Estaría bueno no tener que resolver problemas básicos. Si alguien pone la pelopincho en la vereda, es porque no tiene espacio con la habitabilidad tal para tenerla. ¿Y por qué no puede tener la pileta? Entonces aparece la creatividad o la transgresión por esa necesidad. Lo importante ahí es que se resolvió algo. Pueden gozar en el verano del agua.
-Y está el componente del derecho a hacerlo y también la libertad, porque esa resolución no se tolera en otros ámbitos.
-Alguna creatividad no es solo por la necesidad o por el goce, es por la propia desfachatez para decorar un jardín o elegir la forma del tanque o darle a la casa un aspecto de arquitectura evocativa de otro rasgo cultural. Es como decir ‘esto es lo que yo quiero marcar de mí, mi expresión de legado’, lo hace en su casa porque no tiene otro canal artístico para hacerlo. ‘Quiero crear fascinación en mi casa’. Quien hace una decoración quiere que eso guste.
-Y en lo que tiene que ver con la construcción, las ampliaciones, lo abordás en un cuento en un registro fantástico pero con un anclaje muy real de la necesidad de espacio, la habitabilidad…
-Y algunos eligen, precisamente, no solamente responder a una necesidad económica sino a un aprovechamiento, alguna eficiencia que vino de la necesidad. Y si tiene guita se hace un chalet americano arriba de una bulonera, aunque no pegue, para estar cerca del trabajo. Es la idea del aprovechamiento y la eficiencia.
-Si bien el libro tiene una estructura, en cada historia, dentro del humor jugás con distintos registros: ciencia ficción, realismo, lo histórico. ¿Para no aburrirte?
-Son los gustos. A veces abordar una parodia o un género y jugar con las reglas de ese género te permite ampliar cuestiones de la narración o del humor que podés hacer. Tiene que ver más con las parodias que con otra cosa.
Hay cierta lisergia rockera sesentista o setentista del uso del absurdo y la ciencia ficción la podés encuadrar. Lo mismo que alguna cuestión de novela histórica donde recurro a un lenguaje que me divierte que sea así. Es jugar con esto que son cuentos pero podrían ser guiones de sketches, una manera cómoda para escribir para mí. Quería proponer como mirada hacer planteos más ágiles, con diálogo, no escribir tanto yo sino que hablen los personajes. Que la forma de escritura tuviera que ver con la forma que hablan las personas que protagonizan más que yo. Yo no escribo como si fuera Pedro, si hay una primera persona es un personaje también.
-¿Es una forma de darles voz, protagonismo?
-Es una manera que a mí me resulta menos trabajosa y menos artificiosa, dejar que hable el personaje a ponerme yo a escribir. Porque escribir como si fuera Pedro me aburre. Me siento más cómodo haciendo hablar a un personaje y me da más posibilidades también. El personaje puede decir cualquier barbaridad, volar, equivocarse, sostener teorías.
-¿Por eso los ensayos finales de cada cuento, en boca de personajes, de otro punto de vista? ¿Cómo si fuera una charla de mate en casa o de café con amigos?
-El análisis parte de alguien a quien le faltan dos materias para recibirse, que es cuñado de un sociólogo, que puede errar, decir una barbaridad, le quita pretensión. Está bueno eso. De hecho en esa parte están traducidas un montón de conversaciones, precisamente de café, de familias, son cosas que han salido en conversaciones.
-¿Y las vas apuntando?
-A veces sí, a veces no. Es una metodología muy vaporosa, tiene algo de anarquía. Pero uno siempre está anotando cosas aunque sea mentalmente.
-Leí que no sabés si vas a continuar con más historias del conurbano, ¿de qué depende?
-Y, depende de si salen o no, es como el conurbano, viste, ¿va a haber más casas acá? por ahí sí. no lo se.